domingo, 28 de abril de 2013

EL CIERVO ESCONDIDO


Hace tiempo en un lugar.

Camellos en el desierto
Wu Guanzhong
(chino,  1919-2010)
Los cuentos son ficciones, pero que suelen tener algunas referencias concretas, que nos ayudan a entender su mensaje. El siguiente es un relato situado en Cheng, un pequeño territorio en el centro de China. El lugar tiene una larga historia, desde civilizaciones primitivas que se remontan a 6.000 años antes de Cristo. Situado en una de las provincias chinas de la famosa “ruta de la seda”, es un sitio continental influenciado por variadas culturas.

El cuento que citamos a continuación, está en uno de los libros más conocidos del taoísmo, que se llama Lie Tse, probablemente originado en maestros del siglo III a.C.

Muchos de estos relatos se encuentran diseminados en Occidente. Uno de los escritores modernos que nos acercó estas enseñanzas fue Lin Yutang.


El ciervo escondido.

Un leñador de Cheng se encontró en el campo con un ciervo asustado y lo mató. Para evitar que otros lo descubrieran, lo enterró en el bosque y lo tapó con hojas y ramas. Poco después olvidó el sitio donde lo había ocultado y creyó que todo había ocurrido en un sueño. Lo contó, como si fuera un sueño, a toda la gente. Entre los oyentes hubo uno que fue a buscar el ciervo escondido y lo encontró. Lo llevó a su casa y dijo a su mujer:
-Un leñador soñó que había matado un ciervo y olvidó dónde lo había escondido y ahora yo lo he encontrado. Ese hombre sí que es un soñador.
Zhuangzi sueña o es soñado

-Tú habrás soñado que viste un leñador que había matado un ciervo. ¿Realmente crees que hubo un leñador? Pero como aquí está el ciervo, tu sueño debe ser verdadero -dijo la mujer.

-Aun suponiendo que encontré el ciervo por un sueño -contestó el marido- ¿a qué preocuparse averiguando cuál de los dos soñó?

Aquella noche el leñador volvió a su casa, pensando todavía en el ciervo, y realmente soñó, y en el sueño soñó el lugar donde había ocultado el ciervo y también soñó quién lo había encontrado. Al alba fue a casa del otro y encontró el ciervo. Ambos discutieron y fueron ante un juez, para que resolviera el asunto. El juez le dijo al leñador:

-Realmente mataste un ciervo y creíste que era un sueño. Después soñaste realmente y creíste que era verdad. El otro encontró el ciervo y ahora te lo disputa, pero su mujer piensa que soñó que había encontrado un ciervo que otro había matado. Luego, nadie mató al ciervo. Pero como aquí está el ciervo, lo mejor es que se lo repartan.

El caso llegó a oídos del rey de Cheng y el rey de Cheng dijo:

-¿Y ese juez no estará soñando que reparte un ciervo?


El sueño en la vida.

Según las correspondientes investigaciones un hombre de 60 años habría soñado, durmiendo, un mínimo de cinco años. Si el sueño ocupa un tercio de vida, alrededor del 25 % del sueño está atravesado por sueños. Pero no solamente se sueña dormido, sino que debemos agregar el sueño despierto y las ensoñaciones, para alcanzar una parte impresionante de la vida.

Bazar (2000)
Zoran Yasem
El sueño es un algo que sucede y que escapa a nuestra voluntad y responsabilidad. Por eso, el que sueña, vive esa historia como si existiese realmente fuera de su imaginación. No la puede provocar, es solamente su testigo.

Para comunicarse con nuestra mirada conciente, el fenómeno de soñar utiliza el relato y los símbolos. Algunos lo interpretan como señales del estado de nuestro inconsciente y el modo de conocer nuestra alma en toda su plenitud. En los sueños residen los deseos no realizados o reprimidos como también las potencialidades de todo lo que somos capaces de hacer. Todo esto se manfiesta a nuestra mente en símbolos y relatos, algunos aparentemente de lo más absurdos.

Como en el cuento presentado, el sueño cumple funciones muy importantes para la vida humana. Hace surgir impulsos reprimidos durante el día para eliminarlos. Otras veces presenta problemas que se están ocultando, y en otras ocasiones encontramos soluciones representadas claramente. Su función selectiva alivia la vida consciente.

Quizás la función más importante del sueño sea la de establecer un equilibrio compensador en el psiquismo de una persona. Lo que deseamos, lo que nos angustia, o aquello a lo que aspiramos, encuentran un contrapeso saludable en las imágenes que se presentan en el sueño. En toda circunstancia de la vida, el descanso nos da equilibrio y nuestro mundo onírico nos brinda su luz y, la mayoría de las veces, su solución.


La relidad del sueño.

Gracias a la tradición y a muchos estudiosos contemporáneos, hoy podemos entender que la realidad abarca, en cada persona, dos ámbitos: lo que vive despierta, en lo que se llama vigilia, y lo que vive durmiendo, en el sueño y en las ensoñaciones. Estos dos espacios de vida, que aparentemente están tan lejanos uno del otro, son muy cercanos y complementarios, de tal forma que constituyen la única realidad.

La experiencia común nos señala que muchas cosas que vivimos en nuestra vida, decisiones, situaciones, lecturas, imágenes, se manifiestan de distintas maneras cuando soñamos. Del mismo modo, esas situaciones que pasan por nuestra mente cuando soñamos, aún las más extravagantes o alteradas, nos resuelven situaciones de vigilia o nos abren a dimensiones que no alcanzaríamos solo con nuestra consciencia.

Ilusión.
Wu Guanzhong
(chino,  1919-2010)
La pregunta del rey de Cheng al final del cuento citado es iluminadora: “¿Y ese juez no estará soñando que reparte un ciervo?”. Si la realidad humana está construida desde dos ámbitos, no es banal la pregunta. El juez pudo haber resuelto el caso desde sus propios sueños, y no solamente desde la aplicación de leyes conocidas. Es muy poco probable que un código de algún reino contenga leyes referidas a situaciones que se dan en los sueños.

Aprovechemos la consideración del monarca y hagámonos preguntas sobre lo que experimentamos en nuestra realidad. Por ejemplo, el nombre del reino de Cheng, ¿no vendrá del algún sueño?. Aparece en el cuento, en la antigüedad muchos se refirieron a ese lugar, pero alguien le dio el nombre por primera vez, y estamos seguros que ese primero que lo nombró no encontró el nombre escrito en ningún lado.

Nuestra propia vida es como el territorio de Cheng, un entrecruzamiento. En el caso de aquel territorio, es un intercambio de culturas y religiones. En el caso de cada uno, es un intrincado cruce de decisiones y sueños propios, de antepasados y de contemporáneos. Somos un nudo de relaciones de vigilia y también de las soñadas.

Bamboo negro (2008)
Nina Kuo (norteamericana)




 

jueves, 4 de abril de 2013

UN JUICIO

El asesinato de Santa Ludmila
Anónimo, Crónica de Dalimil
(Checoslovaquia, 1310)

Los cuentos populares suelen ser alegorías, es decir, un relato que usa lenguaje figurado para expresar una idea compleja. Sucede que en el campo ético o religioso aparecen experiencias que son muy difíciles de explicar con una palabra o un razonamiento. Entonces se usa un relato, que con sencillez muestra algo que nos llevaría largas explicaciones. Esta forma de expresión es usada en todas las tradiciones.

El lenguaje figurado que usan las alegorías está compuesto por símbolos y metáforas. La idea que encierra el relato es aplicable a muchos campos, personales o sociales, según el interés del lector. Por eso hay alegorías que vienen de muy antiguo, y aún en nuestros días son utilizadas para distintas actividades. Ejemplos como el “Mito de la Caverna” de Platón (griego, 427-347 a.C.), o las obras de teatro de William Shakespare (inglés, 1564-1616) o Calderón de la Barca (español, 1600-1681) son muy conocidos.


El Juicio.
En la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y por eso desde el primer momento se procuró un chivo expiatorio para encubrir al culpable.

Recreación de una miniatura
Laura Alberich
(española)
El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasa o nula oportunidad de escapar al terrible veredicto ...la horca! El Juez también complotado cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo por ello dijo al acusado: "Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor vamos a dejar en manos de él tu destino, vamos a escribir en dos papeles separados las palabras culpable e inocente. Tú escogerás y será la mano del Dios la que decida tu destino."

Por supuesto el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda culpable y la pobre víctima aún sin conocer los detalles se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa.

No había escapatoria. El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Éste respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse abrió los ojos y con una extraña sonrisa tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca lo engulló rápidamente.

Sorprendidos e indignados los presentes le reprocharon airadamente: "Pero qué hizo? Y ahora? Cómo vamos a saber el veredicto?" "Es muy sencillo respondió el hombre. Es cuestión de leer el papel que queda y sabremos lo que decía el que me tragué".

Con rezongos y bronca mal disimulada debieron liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo.


Elementos importantes.

Al comienzo del cuento, y solamente allí, se menciona el motivo del juicio: el asesinato de una mujer. Como todo relato simbólico, no da ninguna situación geográfica, y menos nombres o algún dato que nos permita identificar la narración con algún hecho registrado. Apenas si se menciona la Edad Media, que poco ayuda en este sentido. El texto nos empuja a buscar el sentido de los componentes que se mencionan.

La mujer es una señal representante de lo femenino. Así rápidamente nos sumergimos en los dualismos presentes en la realidad, como es la noche y el día, lo alto y lo bajo, el cielo y la tierra y, en este caso, lo femenino y lo masculino. Estas dualidades se pueden aplicar a toda la realidad, y también a la realidad interior de cada hombre. La tradición sabe que cada ser humano es un universo en pequeño y por lo tanto, lo que observamos en el universo o en nuestro entorno pueden ser aplicadas a nuestro mundo interior, a nuestro ser, alma y cuerpo.

Sumisión al Rey René
(manuscrito francés, ca. 1469)
En el cuento se intenta encubrir el crimen acusando a un hombre de bien. El poder injusto está representado por una persona influyente y por un juez venal. Esta es una observación triste de la humanidad: el papel de las personas influyentes. Los que deberían mostrar conductas adecuadas por la responsabilidad de sus cargos, son los que realizan el crimen o lo encubren groseramente. En la alegoría representan las fuerzas oscuras de la sociedad, la malignidad que está presente en las civilizaciones.

Otro objeto que cobra relevancia en esta historia es el papel. Son dos escritos con la misma palabra: culpable. El papel es el símbolo de la fragilidad. Puede tener escrito una sentencia terrible, pero no es impedimento para que el acusado se coma uno. Deglutir el papel no le hace nada, y de esta manera salva su vida.

Finalmente, lo que genera toda la tensión del relato, las palabras de la sentencia: inocente o culpable. Entre las dos, la más importante es la primera, la que parece frágil porque ni siquiera se escribe.


La aplicación interior.

La tradición enseña que las alegorías se pueden aplicar a distintos ámbitos de lo humano: social, político, ético o religioso. También sugiere que antes de mirar los sentidos en el ámbito de interés, hay que aplicar el relato al propio interior, al corazón. “Zapatero, a tus zapatos”, dice el refrán.

Códice Manesse
(alemania,
 entre 1305 y 1315) 
Cada persona, vista en su interior, es un universo completo. La dualidad masculino y femenino están en su interior, como todas las dualidades. Una vez que superamos las referencias a la sexualidad, y entramos en el orden espiritual, lo masculino es el don y lo femenino la receptividad, en nuestras actitudes de vida. Todo ser humano, sea varón o mujer, tiene cosas para dar y recibir. De esta manera, lo masculino y lo femenino son aspectos de nuestra interioridad. También se suele decir que los aspectos racionales del ser son nuestro lado masculino, como los aspectos intuitivos son el costado femenino de nuestra personalidad. Se podrían encontrar otras analogías en nuestras características humanas.

Es importante entender, en la alegoría, que el asesinato de la mujer hace referencia al corazón humano, cuando se coarta la creatividad, la intuición, y de este modo se le quita a la persona su libertad. De muchas maneras, el lado oscuro de las civilizaciones han intentado someter al hombre para tener esclavos, para mandar a pelear con otros por intereses mezquinos. Una de las formas más contundentes para vencer al ser humano es la culpa. “Culpable” decían los dos papelitos que el juez venal había utilizado como trampa.

La solución del cuento, lo que hace sonreir con extrañeza al reo condenado a muerte, es comprender bien la propia inocencia. Lo que permite al hombre deglutir la sentencia de culpable, cambiarla para siempre, es la convicción de la propia inocencia. Algunos no saben cómo va a terminar la historia, otros pretender someter al acusado, y el reo, desde su profunda soledad, da un testimonio de inocencia.

La enseñanza primordial de la alegoría es que vivamos con inocencia. En el origen, la palabra “inocente” significa “el que no hace daño”. El inocente es el que tiene integrados todos los aspectos de su ser, los representados por lo masculino y por lo femenino. Inocente es el que da y recibe, el que armoniza razón con intuición y creatividad. Es el que deja de lado las culpas, los reproches del pasado, y vive con libertad su presente.


Interpenetración iridiscente N°5 Eucalipto
Giacomo Balla
(italiano, 1871-1958)