domingo, 23 de noviembre de 2014

LA EDUCACIÓN DE LA SERPIENTE




Serpientes cara a cara (susurrador de una serpiente)
Nicholas Roerich (ruso, 1874-1947)


No demasiado lejos de un camino había una temible serpiente que picaba de muerte a todos aquellos que pasaban cerca de ella.  Los habitantes fueron en delegación a ver a un sabio para quejarse de la ferocidad del animal, que no tenía la más mínima necesidad de todas aquellas muertes para sobrevivir.

El sabio fue a ver a la serpiente y consiguió que ésta lo escuchara.  El respetable hombre reprendió largamente al animal y le explicó que no había justificación posible para su conducta, en ninguno de los tres mundos, y que por consiguiente aquélla no era más que una lamentable muestra de esas fuerzas de destrucción que golpean y cubren de duelo la tierra. 

El sabio encontró palabras tan profundas, imágenes tan fuertes, que la serpiente quedó trastornada.  Su corazón vio la luz y juró que no volvería a matar inútilmente, que sería otra serpiente. 
Serpiente
Maria Primachenko
(ucraniana, 1908-1997)

Y mantuvo su palabra.

El terrorífico reptil se convirtió en una especie de gusano largo y lacio, delgado, desprovisto de toda energía, que ni osaba tragar un insecto.  La gente del pueblo se burlaba de su debilidad y decían, olvidado ya el pasado: “¿Para qué ser una serpiente?  ¿Para qué ese veneno y esos colmillos?”.  Y los niños le tiraban piedras y reían.

Al cabo de un tiempo de aquella vida de abstinencia, en el que la satisfacción del espíritu y la paz del corazón no conseguían contrarrestar la debilidad extrema del cuerpo y las heridas recibidas, la serpiente consiguió arrastrarse hasta la choza del sabio, a quien le contó su nueva situación.  

-  He hecho todo lo que me prescribiste –dijo la serpiente-.  He renunciado a mi vida criminal.  Pero tengo la impresión de que ya no soy yo, porque ya no suscito miedo en los corazones de la gente.  Como ya no me temen, me desprecian y me golpean.  Me siento desgraciada.  ¿Qué puedes decirme?

-  Lo que te puedo decir es muy simple –le contestó el venerable-.  Te prohibí matar sin razón y atacar a cualquiera.  Pero ¿te prohibí silbar?


Un símbolo actual

         El cuento es originario de India.  Tiene como protagonista a una serpiente, un símbolo que conserva vigencia en toda la humanidad.  Es imposible saber por qué ocurre esto, pero lo importante a tener en cuenta es que tiene muchos significados y, a veces, contrarios entre ellos. En algunos momentos es un típico símbolo del mal, y en otros representa un bien para el ser humano como, por ejemplo, en el signo de la medicina, un bastón rodeado de dos serpientes.

Noctua, Corvus, Hydra, Fili
Kiki Smith
(alemana, n. en 1954)
         La serpiente es una criatura fría, sin patas, ni pelos, ni plumas, por lo que se la pone al comienzo de la escala animal.  Esta dimensión animal culmina con el ser erguido, completo, que es el hombre.  Al estar en los polos extremos de la escala animal, se los puede percibir como opuestos.  Esta oposición “hombre-serpiente” encierra dos aspectos, por un lado la complementariedad y por otro, la abierta enemistad.  El cuento es una muestra de la búsqueda de un sabio equilibrio.

         La protagonista es un animal vertebrado.   En la interpretación más común, encarna la psique inferior, el psiquismo oscuro, lo raro, incomprensible, o misterioso.  Es eso que el ser humano tiene de tenebroso, inmanejable y que nos produce temor.  Es lo que no dominamos en nuestro interior, y que muchas veces nos sorprende causándonos miedo y vergüenza.  También, la serpiente se manifiesta como una fuerza inmensa, que da plenitud a los sentidos y nos acerca a los estados más elevados del ser humano.

Eurídice y su serpiente,
 dos bailarines de tango, y San Francisco
Florine Stettheimer 
(norteamericana, 1871-1944)
         En tradiciones orientales, como en la India, se enseña que la fuerza vital es como una serpiente que está en la base de nuestra columna vertebral.  Por ella, va subiendo y despertando los centros de nuestro ser, desde aquellos más pasionales de lo cotidiano e inmediato, hasta los más sublimes, que con fogosidad y fuerza nos unen al universo entero.  Si nos fijamos bien en el relato, vemos que el argumento del sabio abarca “los tres mundos”, que es el camino de la fuerza vital.

          Desde hace siglos, al símbolo de la serpiente se lo ha condenado a significar solamente el mal, lo despreciable, lo que debe ocultarse.  Pero el sabio le ha enseñado a que conserve su silbido.  De esta manera, en nuestro tiempo hemos dejado de burlarnos de lo desconocido, y a la vez no tememos en exceso.  Debemos dejar que la serpiente vaya activando nuestra vinculación con lo que está a nuestra altura, con lo que está por debajo, y con lo que está por arriba.  Como dijo Jesús: “sean astutos como serpientes y sencillos como palomas” (Evangelio según San Mateo, capìtulo 10, versículo 16).


El hombre-gato verde y las serpientes voladoras
Twins Seven Seven
(nigeriano, 1944-2011)