Dientes de león Barbara Regina Dietzsch (alemana, 1706-1783) |
Un
hombre que se sentía muy orgulloso del césped de su jardín se encontró un buen
día con que en dicho césped crecía una gran cantidad de dientes de león. Y
aunque trató por todos los medios de librarse de ellos, no pudo impedir que se convirtieran
en una auténtica plaga.
Al
fin escribió al Ministerio de Agricultura, refiriendo todos los intentos que
había hecho, y concluía la carta preguntando:
-
“¿Qué puedo hacer?”
Al
poco tiempo llegó la respuesta:
-
“Le sugerimos que aprenda a amarlos”.
El
reino vegetal
El
ministerio de agricultura da un sabio consejo a nuestro protagonista. El amor
que propone no es una mera resignación ante la planta conocida como diente de
león, sino que es encontrar el tesoro maravilloso que se esconde en el vegetal.
Para que haya verdadero amor tiene que fundamentarse en el conocimiento.
La
planta diente de león es también conocida con el nombre de amargón, radicheta,
panadero. En América Central también se las llama achicoria, botón de oro o
lechuguilla. Estos son algunos de sus nombres en nuestro idioma. Su nombre
científico es taraxacum officinale,
en el que el primer nombre significa yo
remuevo, por su uso como laxante, y el segundo porque se vende en las
herboristerías.
En
el siglo XV un cirujano comparó sus hojas recortadas en forma de dientes agudos
y curvos como los de un león. Tiene flores de un color amarillo dorado y el
fruto es un pequeño núcleo que cuelga de un vilano, es decir, expansiones
formadas por pelos flexibles mediante los cuales la planta se propaga, a
grandes distancias, transportadas por el viento. Cada flor produce una esfera
conformada por varios vilanos que al soplarlos suavemente se dispersan por el
aire. En algunas regiones se los llama panaderos.
La
recomendación del Ministerio de Agricultura tiene que ver con las virtudes de
esta planta. Los jardineros la suelen llamar maleza, porque es muy invasiva,
pero los estudiosos no dejan de ubicarla entre las buenezas. Es una planta depurativa, indicada para purificar el
organismo humano de elementos tóxicos. Sus hojas son comestibles. Las abejas
visitan su flor porque indefectiblemente entrega muy buena cantidad de néctar y
polen, por lo que es una de las principales especies de flora de interés
apícola.
Soplando un panadero Edward Atkinson Hornel (escocés, 1864-1933) |
Amar
la planta diente de león también implica conocer parte de su significado. Ya en
la mitología griega se contaba que esta planta debía ser masticada por los
navegantes que pretendían pasar, en la barca de Caronte, el impenetrable río que separa el infierno de la Tierra.
También se dice que la diosa Hécate, honró a Teseo con una ensalada de verduras
a base de diente de león después de haber matado al minotauro.
Qué
bueno sería que todos los ministerios de agricultura nos enseñaran a amar las
plantas pues en todos lados ellas representan el ciclo de la vida: fertilidad,
muerte y renacimiento. Muchas plantas son consideradas sagradas, algunas debido
a sus propiedades medicinales y otras porque sus hábitos de crecimiento o su
apariencia sugieren algún vínculo con los dioses o con el género humano. De
este modo encontraríamos sentido de vida en el reino vegetal, una obra
maravillosa de la creación.
Creación del sol, luna y plantas Michelangelo Buonarroti (italiano, 1425-1564) |