domingo, 17 de diciembre de 2017

LA PARTIDA DE AJEDREZ


Gran Tablero de Ajedrez
Paul Klee
(suizo,1879-1940)


Un joven, preso de la amargura, acudió a un monasterio en Japón y le expuso a un anciano maestro:

- "Querría alcanzar la iluminación, pero soy incapaz de soportar los años de retiro y meditación. ¿Existe un camino rápido para alguien como yo?"

- "¿Te has concentrado a fondo en algo durante tu vida?", preguntó el maestro.
- "Sólo en el ajedrez, pues mi familia es rica y nunca trabajé de verdad."

El maestro llamó a un monje. Trajeron un tablero de ajedrez y una espada afilada.
- "Ahora vas a jugar una partida muy especial de ajedrez. Si pierdes te cortaré la cabeza con esta espada; y si por el contrario ganas, se la cortaré a tu adversario."

Empezó la partida. El joven sentía las gotas de sudor recorrer su espalda, pues estaba jugando la partida de su vida. El tablero se convirtió en el mundo entero. Se identificó con él y formó parte de él. Empezó perdiendo, pero su adversario cometió un desliz. Aprovechó la ocasión para lanzar un fuerte ataque, que cambió su suerte. Entonces miró de reojo al monje.

Vio su rostro inteligente y sincero, marcado por años de esfuerzo. Evocó su propia vida, ociosa y banal. De repente se sintió tocado por la piedad. Así que cometió un error voluntario y luego otro. Iba a perder.

Viéndolo, el maestro arrojó el tablero al suelo y las piezas se mezclaron.

- "No hay vencedor ni vencido. No caerá ninguna cabeza."

Se volvió hacia el joven y añadió:

- "Dos cosas son necesarias: la concentración y la piedad. Hoy has aprendido las dos."


La vida en juego

         El juego de ajedrez es originario de la India. Fue transmitido a Occidente en el medioevo por los persas y los árabes. Esto está atestiguado, entre otras cosas, por la expresión de jaque mate, que deriva del persa shâh, que significa rey, y el árabe mât, que significa ha muerto. En el Renacimiento se modificaron algunas reglas, tratando de hacerlo más ágil y más matemático, y dejando en segundo plano el sentido estratégico del juego.
Retrato de los jugadores de ajedrez
Marcel Duchamp
(francés, 1887-1968)

         El tablero, que es un gran cuadrado dividido en cuadrados menores, ocho por lado, indica que es de origen sacerdotal, pues en la antigüedad esta casta se ocupó de las observaciones del cielo, del movimiento de los planetas, y volcó sus conocimientos en estructuras simples capaces de manifestar la grandeza de lo observado. Los hindúes contaron ocho planetas, cinco que se captan a simple vista, luego el sol y la luna, y finalmente Râhu, conocido entonces como el astro oscuro de los eclipses. Cada uno de ellos sigue una de las ocho direcciones del espacio: norte, sur, este, oeste y las intermedias.

         Las casillas blancas y negras revelan el significado cíclico del tablero, y es el equivalente rectangular al símbolo del extremo oriente, ying-yang, que está en la base de la enseñanza del cuento citado. El joven amargado se enfrenta a la imagen del mundo en su dualismo fundamental. Este principio dual se vuelve dramático en la instrucción del maestro: uno de los dos jugadores va a perder la cabeza.
Teoría de ajedrez
Vasili Vasílievich Kandinski
(ruso, 1866-1944)

         Las piezas del juego encierran también enseñanzas para nuestro interior. El rey es el corazón o el espíritu y las demás figuras son como las diversas facultades del alma. Los movimientos de cada pieza indican sus posibilidades cósmicas dentro del tablero: está el movimiento axial de las torres o carros de combate, el movimiento diagonal de los alfiles o elefantes, que siguen un solo color, y el movimiento complejo de los caballos. La marcha axial, que corta a través de los colores, es lógica y viril, mientras que la marcha diagonal corresponde a una continuidad existencial y, por lo tanto, femenina. El salto de los caballos corresponde a la intuición. La reina originalmente era un consejero del rey, y se movía como éste, de a una casilla por vez en cualquier dirección. Así va nuestro corazón y su consciencia.


         Imposible resumir los significados ocultos en este juego y sus innumerables variantes. Al joven, el juego le mostró las dos actitudes fundamentales para recorrer la vida con serenidad y entrega: concentración y piedad. Como enseñan los hindúes, nuestro camino entre el nacimiento y la muerte puede simbolizarse en un juego. De la misma manera se expresa Jesús, invitándonos a la atención y a la compasión para alcanzar la felicidad.

La partida de ajedrez
Maria Helena Vieira da Silva
(portuguesa, 1908-1992)



domingo, 3 de diciembre de 2017

LA LUNA NO SE PUEDE ROBAR

Alguien que es valioso
Shiba Kōkan
(japonés, 1747–1818) 

Ryokan, un maestro zen, vivía de la forma más sencilla posible en una pequeña choza al pie de una montaña. Cierto día, por la tarde, estando él ausente, un ladrón se introdujo en el interior de la cabaña, solo para descubrir que no había allí nada que pudiese ser robado.

Ryokan, que regresaba entonces, se encontró, con el ladrón en su casa.

- «Debes haber hecho un largo viaje para venir a visitarme», le dijo, «y no sería justo que volvieras con las manos vacías. Por favor, acepta mis ropas como un regalo».
El ladrón estaba perplejo, pero al fin tomó las ropas y se marchó.

Ryokan se sentó en el suelo, desnudo, contemplando la luna a través de la ventana.
- «Pobre hermano», se decía. «Ojalá pudiese haberle dado esta maravillosa luna».


La verdad desnuda
Puntos nº 19
Kenzo Okada
(japonés, 1902-1982)

         El protagonista del cuento probablemente sea el monje zen Daigu Ryokan (japonés, 1758-1831), conocido por su caligrafía y por su poesía. Fue un tonto errante, pues Daigu significa tonto. No tenía vergüenza de jugar con los niños. Vivió en un choza solitaria del bosque, con una pared llena de poemas escritos en su letra maravillosa, con forma como patas de araña, muy apreciada por los calígrafos japoneses.

         El estilo de su poesía es conocido como waka, que literalmente significa poema japonés. Encierra varias formas y carece de rima, incluso de rima accidental que era considerada un error. De Ryokan se conocen alrededor de cuatrocientos poemas simples, bellos y directos. Al describirse a sí mismo, dice:


Las nubes son mis mejores vecinos.
Abajo, un torrente de aguas cristalinas donde refresco el cuerpo y la mente;
Arriba, imponentes pinos y robles que me proveen de sombra y de leña.
Libre, tan libre, día tras día.
¡No quiero partir nunca de aquí!

         El maestro decide quedar desnudo para favorecer al delincuente que ha pretendido robar su vestidura y, de paso, agradecerle la ayuda. Porque el estado de desnudez es la condición con la que nacemos en el mundo y en la cual morimos, como bien dice la sentencia popular.
La Luna
Nicolas de Stael
(rusofrancés, 1914-1955)

         El origen del verbo desnudar pasa por el latín, viniendo del griego gymnós, que significa desnudo, de donde procede la palabra gimnasia, porque en la Grecia antigua los atletas entrenaban y competían desnudos. En Occidente, el sentido de privación y de vergüenza por estar sin ropas, tiene como mito original un relato de la Biblia.

         En el libro del Génesis, en el capítulo dos, se cuenta que Adán y Eva vivían en el jardín de Dios desnudos. Si seguimos imaginativamente este relato, nos daremos cuenta que Dios también estaba desnudo, y que nunca sintió vergüenza de esta condición. En cambio la mujer y el varón, luego de desobedecer la orden del Creador, empezaron a cubrir sus cuerpos. Las vestiduras surgen para tapar el desorden interior, el del corazón, no el exterior, que no fue alterado por la acción divina. Los vestidos son señales de penitencia y de pérdida de inocencia.

         Gracias al ladrón, el maestro muestra toda su inocencia, reconquistada con una vida entregada y libre a la vez. El mismo Ryokan lo dice así:

Como el pequeño arroyo
que labra su camino
a través de las grietas cubiertas de musgo
yo, también, en silencio
me vuelvo claro y transparente.

         El ladrón se resigna a su prisión y se va. Se aleja con la cárcel que significan las ropas recibidas, pues lo llevan a la penitencia de sentirse avergonzado y culpable. Se pierde el regalo más hermoso que hubiese querido darle el maestro: la luna que tiene como uno de sus significados, la fiesta.

Formas circulares, Luna nº 3
Robert Delaunay
(francés, 1885 - 1941)





domingo, 19 de noviembre de 2017

LA MANCHA DE TINTA

 
Las cuatro estaciones, los cuatro elementos y los humores humanos.
Isidoro de Sevilla
(español,556-636)

Una vez un maestro estaba dando clase a sus alumnos. Aquella mañana quería ofrecerles una lección distinta a las que vienen en los libros. Después de pensar un poco ideó la siguiente enseñanza:


Hizo una mancha de tinta china en un folio blanco de papel. Reclamó la atención de los alumnos y alumnas y les preguntó:

- “¿Qué ven?”

- “Una mancha negra”, respondieron a coro.

- “Se han fijado todos en la mancha negra que es pequeña”, replicó el maestro, “y nadie ha visto el gran folio blanco que es mucho mayor.”


Figura y fondo
Diario
Bice Lazzari
(italiano, 1900-1981)

         El maestro ayuda a comprender que no hay figura sin fondo, que son dos aspectos complementarios en el objeto que muestra a sus alumnos. La pregunta es muy clara: “¿qué ven?” Es una pregunta que nos puede ser de mucha utilidad para muchas cosas de nuestra vida, pero especialmente para la acción más importante y gozosa de la vida: contemplar.

         Cuando miramos cualquier figura, siempre estamos viendo su fondo. En el cuento, para que la mancha sea lo que es, es necesario que esté sobre un folio, que es blanco. De esta manera, se brinda el máximo de oposición de valores, siendo la tinta negra y el papel blanco. El fondo es importante, porque puede resaltar la figura o diluirla. Si se colocase la misma mancha en un fondo azul oscuro, sería apenas perceptible y su presencia perdería fuerza.

         La lección del maestro es esencial para saber ver el arte. La figura, sea un dibujo o una forma cualquiera, estará determinada por aquello sobre lo que está puesta. Puede ser una pared, una columna, una tela pintada, una madera, una piedra, una chapa metálica, y muchísimos otros soportes. Cada uno de estos fondos le dará a la forma un cierto sentido, de acuerdo al color, la textura, las líneas y los detalles que tenga.
El alma y la realidad
Galliano Mazzon
(italiano, 1896-1978)

         En la realidad, al contemplar cualquier objeto, su fondo influye sobre nuestra mirada. No es lo mismo mirar un jarrón, bien acomodado sobre el aparador de una casa, que ver el mismo objeto apoyado en un basural. La figura y su entorno cambian de sentido en las dos situaciones. Alcanza con mirar a nuestro alrededor para descubrir el infinito juego de forma y fondo que compone toda existencia. Luego podemos aplicarlo a cualquier situación en el universo, desde lo más pequeño hasta la inmensidad del cosmos.

         Consideremos ahora al ser humano, una figura sumamente compleja. ¿Cuál será el fondo que mejor resalte su forma? Una mancha, como en el cuento, es una hechura complicada: no tiene límites definidos, por lo que las manchas tienen una infinidad de siluetas distintas. En esto se parece al hombre.

         En el relato, esa mancha compleja está en un soporte muy simple, razón por la cual los alumnos no se fijan demasiado. El papel es blanco, el máximo contraste con la mancha. Siguiendo la analogía, para que se resalte la figura del hombre hace falta algo bien simple que contraste con tanta complejidad. El fondo que resalta plenamente la figura del ser humano es el Misterio.

Ante situaciones incomprensibles es común decir: “lo que pasa es que el hombre es un misterio”. Tan complejo y valioso es cada individuo que no cabe otro fondo más que el resume todo lo que no sabemos y que nunca descubriremos totalmente. Como les pasa a los alumnos en el cuento, no lo tenemos en cuenta porque es simple y obvio. Ante cada situación de vida recordemos que estamos nosotros, con nuestras complejidades, y nuestro fondo permanente: el Misterio.


La idea de movimiento flotante
Johannes Molzahn
(alemán, 1892-1965)




domingo, 5 de noviembre de 2017

LA HISTORIA DEL BURRO

 
Hombre y burro
Emil Nolde
(alemán, 1867-1956)
Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal lloró fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de buscar algo que hacer. Finalmente, el campesino decidió que el burro ya estaba viejo y el pozo ya estaba seco y necesitaba ser tapado de todas formas; que realmente no valía la pena sacar al burro del pozo.

Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Cada uno agarró una pala y empezaron a tirarle tierra al pozo. El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró horriblemente. Luego, para sorpresa de todos, se aquieto después de unas cuantas paladas de tierra.

El campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio. Con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble: se sacudía la tierra y daba un paso encima de ella. Muy pronto todo el mundo vio sorprendido como el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando.


Un animal del camino
El burro podrido
Salvador Dalí
(español, 1904-1989)

         Los antiguos egipcios, al igual que muchas tradiciones de distintos tiempos, creían que el alma, luego de la muerte, iniciaba un viaje. Una de las entidades más peligrosas que podían encontrar era un asno rojo, por lo que en un país de Europa ha quedado el dicho popular: malvado como un asno rojo. También algunos estudiosos modernos han relacionado la Bestia escarlata del libro Apocalipsis, en su capítulo diecisiete, con un burro.

         El campesino del cuento que decide enterrar vivo al viejo animal, no es considerado cruel en algunas culturas que tienen al asno como emblema de la oscuridad, o incluso señal de las tendencias satánicas. En el Renacimiento se han pintado estados horribles del alma con los rasgos del burro: el desaliento espiritual del hombre de fe, la depresión moral, la pereza, la delectación morosa, la estupidez, la incompetencia, la testarudez, una obediencia un poco tonta. Esto explica la colaboración espontánea que prestan los vecinos para enterrar a semejante bestia.

         Cuando las personas no poseen sabiduría en determinadas temáticas, se les ponen orejas de burro. El origen de este signo está en una narración griega sobre un mitológico rey Midas, a quien le fue otorgada la sorprendente capacidad de transformar cualquier cosa en oro con solo tocarla. Un día, caminando por su reino, se encuentra obligado a hacer de juez en una competencia musical entre Pan, símbolo de la seducción de los placeres, y el dios Apolo, símbolo de la armonía de la razón. Midas elige a Pan, y Apolo queda enojado, por lo que condena al rey a llevar orejas de burro, que lo arrastran por la necedad, la tontería y la vanidad, hasta que le causan la muerte, según algunas versiones. Como pasa muchas veces, se juzga sin saber o se abre la boca sin conocimientos adecuados, y se merece entonces este atributo del asno. A lo mejor Pan realmente era el mejor, pero hay que saberlo con certeza para decirlo.

         Pero, como todos los símbolos, el asno tiene significados luminosos. Por eso, en el cuento, sale triunfante del pozo. De la misma manera, los ascetas del desierto, hombres entregados a la fe y que fueron valiosos para la fundación de nuestra civilización, eran simbolizados por el asno silvestre. La quijada del animal es considerada de extrema dureza: con ella Sansón pudo derrotar a mil enemigos.
La huída a Egipto en burra
(Liturgia de las Horas, Duque de Berry)
Hermanos Limburgers
(París, siglo XV)

         En la Biblia, la burra es símbolo de paz, pobreza, humildad, paciencia y coraje. Balaam, un personaje del Antiguo Testamento, es advertido por una borrica de la presencia de un ángel en el camino. Y recordamos también dos escenas de la vida de Jesús que están marcadas por una borrica: cuando José pone a María sobre una de ellas, llevando a Jesús en brazos, para huir de la persecución de Herodes hacia Egipto. La otra situación es muchos años después, cumplida una larga misión de amor, Jesús hace su entrada triunfal en Jerusalén sobre una burra.


         El símbolo del burro nos permite unir distintas tradiciones. Representa consideraciones primitivas, como el caso del campesino. Cuando ya no lo quiere más trata de taparlo y olvidarlo en el fondo del pozo, que representa el fondo oscuro de la consciencia, en donde ocultamos lo que ya no nos sirve y pretendemos hacer oídos sordos a sus lamentos. Pero el símbolo del burro se saca la tierra de encima y recorre casi todas las civilizaciones: egipcia, griega, judía, cristiana, y muchas más que no hemos citado. Los símbolos están presentes, aunque muchas veces no les prestamos atención, y nos llevan a una auténtica comunión humana en la cultura. De la consideración respetuosa de los símbolos puede renacer una vida rica en sabiduría.

Paisaje con burro rojo
Chaim Soutine
(bielorruso, 1894 - 1943)



domingo, 22 de octubre de 2017

SUEÑOS

 
Todo el mundo es un escenario
Ding Yanyong
(chino, 1902-1978)

El jefe del clan Yin, en el estado de Chou, poseía una gran hacienda y sus siervos trabajan sin descanso de sol a sol. Había entre estos uno ya viejo, cuyos músculos estaban agotados de tanto esfuerzo, pero el jefe del clan seguía encargándole las labores más duras. El anciano se quejaba mientras se enfrentaba diariamente a sus tareas. Por la noche dormía como un tronco, insensibilizado a causa de la fatiga, el espíritu muy decaído. Y todas las noches soñaba que era el rey del lugar, que mandaba a todo el pueblo y que se encargaba de todos los asuntos de estado. En el palacio andaba de fiesta en fiesta sin preocupación alguna, y todos sus deseos se veían satisfechos. Su gozo no conocía límites, pero por la mañana despertaba y volvía al trabajo.

A los que querían consolarle de la rudeza de su labor, el anciano les decía:

-El hombre vive cien años, la mitad son días y la otra mitad son noches. De día soy un criado vulgar y las tribulaciones de mi vida son como son. Pero de noche soy señor de hombres y no hay satisfacción mayor. ¿De qué he de quejarme?

El ánimo del jefe del clan estaba ocupado en asuntos mundanos; toda su atención la absorbía la propiedad. Agotados el cuerpo y el intelecto, también el quedaba insensibilizado a causa de la fatiga cuando se echaba a dormir.

Pero noche tras noche soñaba que era un criado que no paraba de trabajar. Se le trataba mal, se le despreciaba, recibía bastonazos y aguantaba todo cuanto se le venía encima. Hablaba entre dientes y se quejaba en el sueño y solo se tranquilizaba con el alba.

El jefe del clan planteó el problema a un amigo, que le dijo:

-Tu situación económica te da más riqueza y honores que a nadie. El sueño en que eres un criado no es más que el ciclo de la comodidad y la tribulación; tal ha sido desde siempre la ley de la fortuna humana. ¿Cómo iban a ser iguales tus sueños y tu vigilia?

El jefe del clan reflexionó a propósito de la observación del amigo y dulcificó las faenas de los siervos. Redujo también sus preocupaciones y de este modo obtuvo un poco de consuelo en sus sueños.


Ley de la fortuna humana
 
Circuitos de corriente
Vladimír Vašíček
(checo, 1919-2003)
 El amigo del rey es el que da el sentido del cuento señalándonos que la vida humana está marcada por el ciclo de la comodidad y la tribulación. Describe la percepción generalizada de que luego de algo bueno viene algo malo, como también que después de una prueba de sufrimiento se sigue una etapa de consuelo, debido a que nuestra experiencia de la realidad está marcada por la dualidad, como dice el anciano trabajador del cuento: la mitad de la vida son días y la otra mitad noches. También vemos que la humanidad está dividida en varones y mujeres, que hay temporadas de frío y otros tiempos de calor, que los astros principales son el sol que ilumina y la luna que refleja la luz. Agrio o dulce, blando o duro, lejos o cerca, y las infinitas dualidades en las que habitamos, se oponen y se complementan. Si hay norte, su opuesto y complementario es el sur, como lo es la tierra firme con respecto al agua.

Leopoldo Marechal (argentino, 1900-1970), en su Poema Del Amor Navegante, expresó cómo la dualidad está presente en el amor, y allí genera el nacimiento de la tribulación. En el final del soneto dice así:

¡Oh amor sin remo, en la Unidad gozosa!
¡Oh círculo apretado de la rosa!
Con el número Dos nace la pena.

En la civilización  romana había una antigua diosa, llamada Fortuna. Inicialmente su culto estaba relacionado al ámbito familiar, porque se la consideraba cuidadora de niños. Luego fue evolucionando hasta equipararse a una diosa griega más antigua todavía, llamada Tyké, a quien se le atribuía las facultades del destino, la prosperidad y la suerte de las comunidades. De aquí nació que la diosa Fortuna fuese regente de lo benévolo y nefasto en la vida, de la desdicha y de la felicidad, aunque actualmente su nombre se asocie más a lo propicio.
 
La noche transfigurada
Li Chevalier
(china, n. en 1961)
         El cuento muestra la dualidad, que se representa como una rueda en la mano de la diosa Fortuna, indicando que a veces estamos arriba y bien, y otras veces nos toca estar abajo, en tribulación.

         El sufrimiento del anciano obrero del cuento tiene su plena compensación en la otra mitad de su vida, en los sueños. Allí está en la parte alta de la rueda de la Fortuna, gozando de una plenitud que los que querían consolarlo no podían imaginar. No era justo que sufriera tanto, pero encontraba un espacio de alivio. Distinta era la situación del jefe del clan Yin, pues era el responsable de sus posesiones y del gobierno de su hacienda. Cuando estaba despierto, gozaba de su poder y eludía su verdadera responsabilidad, que era cuidar de los miembros de la tribu. Se acostaba también agotado, pero soñaba con la humillación, contraria a la soberbia con la que vivía sus asuntos mundanos.

         El ciclo de fortuna humana tiene un final. Lo explicitan los maestros y poetas, diciendo que vamos hacia el Amor, que es la unión de todos los contrarios, la rotura de la rueda del destino. Aunque la vida humana está sumergida en la dualidad, hay una forma de adelantar bastante el final que nos espera, dulcificando la vida de los demás.

         Es la situación en la que se encuentra el anciano cuando está despierto, y al fijarnos en la palabra que define su estado de vigilia, nos encontramos que en su origen también tiene algunas enseñanzas relacionadas al relato. 

         La palabra tribulación está relacionada con el término latino tribulum, que designa el instrumento con el que se hace la trilla, es decir, la separación de la paja y la espiga luego de haber segado el cereal. También hay relación con el verbo latino triturare, con el mismo sentido en castellano, de donde nació el sustantivo triticum, y de allí trigo, un cereal que es trillado y triturado para hacerlo alimento humano.


Sueños celestiales
Jahar Dasgupta
(indio, n. en 1942)



domingo, 8 de octubre de 2017

LO QUE EL MIEDO PUEDE HACER

Ni esperanza ni miedo
Frederic Lord Leighton
(inglés, 1830 - 1896)

En una tierra en cruda guerra, había un Rey que causaba espanto.  Siempre que capturaba prisioneros, no los mataba. Los llevaba a una gran sala, oscura y de fuertes muros de piedra, en la que había un grupo de arqueros de su ejército.

Sobre uno de los lados, de esa terrorífica sala de la muerte, estaban reunidos los arqueros, y sobre la otra pared, había, cerrada con una tranca, una puerta de pesadas y atormentadoras hojas. Sobre la misma se veían figuras de calaveras cubiertas de sangre junto a otras aterradoras imágenes.

En esta sala, el Rey, les ordenaba a los prisioneros formar un círculo y dirigiéndoles la palabra les decía:
“Ustedes podrán elegir entre morir en forma rápida y segura, flechados por mis arqueros o pasar por aquella pesada puerta la que por mí mismo será trancada, una vez que hayan pasado.”

Todos escogían ser muertos en forma rápida, por los arqueros del Rey.

Al finalizar la guerra, un soldado que por mucho tiempo había servido al Rey, dirigiéndose a su soberano, le dijo:
“Señor, ¿le puedo hacer una pregunta?”
“Señor, ¿qué cosa hay detrás de tan asustadora y temida puerta?”

-“¡Vaya y vea por usted mismo!”,  le respondió el Rey.

El valiente soldado, entonces, abre temerosamente la puerta y a medida que lo hace, los rayos del sol van entrando y aclarando el ambiente. Finalmente descubre, absolutamente incrédulo y sorprendido que la terrorífica puerta se abría sobre un camino que conducía a la libertad.

El soldado, sin poder salir de su asombro, apenas puede escuchar la voz de su Rey que le dice:
-“Yo les daba a ellos la alternativa de elegir, que escogieran qué hacer con respecto a sus vidas. ¡Pero ellos preferían morir antes de arriesgarse a abrir esa pesada puerta!”


La vida es insegura
El jardín de la muerte
Hugo Simberg
(finlandés , 1873 - 1917)

         La palabra miedo tiene un origen oscuro, es exclusiva del castellano y del dominio portugués y gallego, en los que se dice medo. Las demás lenguas romances recurren a la voz latina pavor, de donde tenemos, por ejemplo, el italiano paura. En este caso, su origen es la raíz indoeuropea peu, que significa cortar, golpear, de donde viene también, curiosamente, la palabra pavimento, que tanto se usa en calles y caminos.

         Se considera al miedo como un  estado emocional que surge en respuesta a una señal de eventual peligro. Esta definición es muy piadosa, pues está claro el carácter peyorativo del término miedoso, sinónimo de cobarde que es el que, al igual que un lobo o un perro asustado, pone la cola entre las patas.

         La vida humana está atravesada de miedos, que provienen de nuestro interior. La palabra latina es medu, cuya primera sílaba me estaría refiriendo este estado emocional a una exagerada presencia del ego que nos lleva a distintas situaciones. El miedo se da desde la infancia, cuando tememos defraudar a nuestros padres, o cuando nos produce pánico la soledad y la oscuridad. Hay miedos de distinta intensidad que nos acompañan toda la vida: a la oscuridad, a enamorarse, a la muerte, a los cambios, a perder el trabajo, al rendimiento académico, a los políticos, a las autoridades, a equivocarse, y muchísimos más. En las religiones, tan potente como la dualidad amor-odio es la pareja fascinación-temor.
Puertas Norte
Bautisterio de Florencia
Lorenzo Ghiberti,
(italiano, 1378 - 1455)

         El miedo normalmente nace de una comparación con el pasado. Es fruto de recuerdos, cosas que ya pasaron y que ya no tienen peso en el presente. Es como las flechas de los arqueros del cuento, que una vez lanzadas producen la muerte segura. Esas cosas que ya pasaron pudieron ser magníficas en su momento, pero ahora no están e impiden la libertad.

La vida cambia, los logros son temporarios. Cada día entramos en la gigantesca sala de nuestro corazón, donde nos espera el temible rey con sus arqueros, que no solamente es el pasado sino también nuestras proyecciones del futuro. ¿Qué será de mí en unos años? ¿Quién cuidará a los que quiero? ¿Seré reconocido por mis aportes a la familia y a la sociedad? ¿No seré una molestia para los demás? Estas son unas pocas preguntas de la infinidad que nos hacemos los seres humanos sobre el porvenir. Amenazas que se pueden concretar, para las cuales la única respuesta es la libertad en el presente, y no el miedo permanente.


El camino humano es inseguro y no hay momento en la vida en el cual no tengamos que elegir entre la muerte segura y abrir las puertas, amenazantes y pesadas, de la libertad. El que abre la puerta en el cuento es un soldado valiente, que se atreve a interrogar al rey. Se dice que valiente es el que mantiene fuertemente su línea territorial, intelectual y religiosa. Esto es la libertad: ir a fondo con lo que somos, pensamos y creemos, en medio de la más profunda inseguridad.


La puerta rosa
Georges Valmier
(francés, 1885 - 1937)





domingo, 24 de septiembre de 2017

LA FÁBULA DE LOS GEMELOS

 
Gemelos
Marianne von Werefkin
(rusa,1860-1938)

Un hombre que tenía dos hijos de signo opuesto, uno muy optimista y el otro muy pesimista, siguió el consejo de un amigo de dar a cada uno, por su décimo octavo cumpleaños, un obsequio muy distinto: algo fabuloso para el pesimista y algo horrible para el optimista. Tal vez así se equilibrarían los estados de ánimo, opinaba el amigo.
Llegado el día, el padre hizo salir a los chicos a ver los dos regalos que estaban tapados en la calle por sendas sábanas.

El pesimista descubrió una potente moto japonesa y empezó a gritar y llorar a su padre: “¡Tú lo que quieres es que me mate!”

El optimista destapó un enorme excremento y empezó a bailar, loco de alegría.

- “¿Qué celebras, idiota?”, le preguntó su hermano.

A lo que el optimista contestó: “Si aquí hay este excremento es que enseguida viene mi caballo”.


El vaso a la mitad

         El padre del cuento no encuentra una solución para aplacar a sus hijos mellizos. Siempre que hay un vaso cuyo contenido está a la mitad, algunos dirán que está medio lleno, y otros exclamarán decepcionados que está medio vacío. Es difícil que el optimismo o el pesimismo sean unánimes.
Heráclito y Demócrito
Bramante
(italiano, c. 1443/1444-1514)

         Es lo mismo que sucede en nuestros propios corazones. Tenemos días en que todo va bien, y de las situaciones oscuras nos animamos a sacar beneficios. Pero también ocurre que caemos en negatividades tan grandes, que nos convertimos en modelo de pesimistas. Los más disciplinados logran matizar los extremos, pero nadie está permanentemente en una sola posición pues esta dualidad, como muchas otras, es típica de la naturaleza humana. La vida es fluctuación y este no permanecer en un estado forma parte de nuestra calidad, si sabemos ver.

         Desde la antigüedad griega se ha presentado al pesimismo y al optimismo a través de la oposición de Heráclito, el filósofo que llora, y Demócrito, el filósofo que ríe. Con estas características el tema se hizo famoso en la literatura y en el arte, desde el Renacimiento hasta entrado el siglo XX. Un ejemplo es el poeta peruano Clemente Althaus (1835-1881), que en un texto titulado con el nombre de los dos filósofos, y dedicado a una tal Amalia, dice:

Preguntarme te plugo, amiga mía,
cuál es el que mi verso más alaba:
Demócrito que todo lo reía,
o Heráclito que todo lo lloraba.

         Heráclito (efesio, 540 aC-470 a.C.) fue apodado el oscuro, porque su estilo era de carácter enigmático. Veía el universo formado por contrarios en perpetua oposición, de lo cual surge el constante cambio o devenir de los hombres y las cosas. Planteó un principio normativo, como una síntesis, que algunas interpretaciones lo identifican con el fuego, elemento cósmico primordial.
Áreas de altos espíritus
Paul Klee
(suizo, 1879-1940)


         Demócrito (griego, 460 aC-370 a.C.), fundó la teoría atomista. Concebía el universo hecho de innumerables corpúsculos o átomos sustancialmente idénticos, indivisibles, eternos e indestructibles, que se encuentran en movimiento en el vacío infinito, y se diferencian entre sí en cuanto a sus dimensiones, su forma y su posición.


          Aunque se los presente antagónicos, estos filósofos no tenían posturas tan opuestas. Cuando hablan de la ética, Heráclito invitaba a la sabiduría que consiste en entender cómo se conduce el mundo, y ese entendimiento sería la base de la moderación y el autoconocimiento.  Demócrito decía que la aspiración natural de todo individuo es a la tranquilidad de espíritu. Es un equilibrio interno que se consigue mediante el control de las pasiones por el saber y la prudencia.

         El poeta Clemente Althaus termina la poesía mencionada, con estos versos:

Y solo aprobará mi poesía
al que, siempre guardando el justo modo,
algunas veces llore y otras ría,
que hay lugar en la vida para todo.
Ni toda es farsa que a reír convida
nuestra vida, ni lúgubre tragedia;
si damos a la risa media viva,
damos también al llanto la otra media.


         Frente a la recomendación de cultivar el pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad que algunos postulan, es mejor tener la experiencia de la libertad, en el sentido de aceptar que sólo vivimos cuando arriesgamos siempre de nuevo esta vida y dejamos que la vida viva.

Pesimismo y Optimismo
Giacomo Balla
(italiano, 1871 - 1958)