jueves, 29 de diciembre de 2011

Predicciones 2012

El año nos envuelve como una gigantesca rueda.  Así como el anillo significa el compromiso de amor con otra persona, así el círculo del año significa el vínculo que tenemos con el tiempo. 

Los ciclos parecen repetirse.  Sin embargo, tenemos la experiencia de que nunca se reiteran.  Tienen una estructura parecida, pero su destino es siempre renovado.  Así como es distinto un egipcio que vivió en siglo X a.C. comparado con otro egipcio que haya vivido en el siglo XX d.C., del mismo modo nuestra vida será distinta en el 2012, comparada con la que veníamos experimentando hasta el 2011. 


Protegernos.

Las tradiciones nos recomiendan que nos encomendemos a la Divina Madre, ante los caminos que se nos revelan en nuestro destino.  Ella estará con su manto protector para que caminemos con confianza, entusiasmo y sin miedos por los senderos que se manifestarán día a día. 

Necesitamos de una fortaleza especial para transitar el año.  No tenemos mapa, los caminos no están diseñados.  Así dice el poeta Antonio Machado (español, 1875-1939):

“Caminante son tus huellas
El camino nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.”

Denario con el busto
de Anna Perenna
82-81 a.C.
El nombre que la Divina Madre asume en este caso es de Anna Perenna. La leyenda que envuelve este nombre nos cuenta que en tiempos antiguos, habiéndose perdido por culpa de algunos que la querían vencer, se hunde en el río. Al tiempo, se da a conocer a los hombres habitando en el cauce del río, esa agua que fluye.  Nos recuerda la enseñanza del filósofo Heráclito (griego, 540-470 a.C.): “Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña”. La Divina Madre enseña que el ciclo anual es parecido, pero nunca igual.


Anna Perenna es uno de los nombres de la Divina Madre.  Cada persona ha sido dotada de la suficiente sensibilidad espiritual para encontrar el aspecto personal de su manifestación, el nombre propio mediante el cual invocarla.


Cómo interpretar el 2012.

Todo lo que ocurra durante el año 2012 tendrá un carácter marcadamente individual. Por eso es imposible describir en un breve texto lo que le sucederá a cada uno. Lo que se puede afirmar en general es que todos nos veremos afectados por los lineamientos de lo que ocurrirá, nadie puede sustraerse.  Y si pretendemos ir en contra de la corriente, nos arrastrará.

Se recomienda estar atentos.  Día a día revisar lo que va sucediendo y atisbar, a través de los símbolos de la realidad, lo que el destino le tiene preparado. Desde los tiempos primitivos, el ser humano se ha dedicado a esta contemplación de lo que pasa en su vida, buscando en la naturaleza las señales reveladoras. 
Drago
Xul Solar (argentino, 1887-1963)

Los primeros meses del año, hasta el 21 de marzo, es un tiempo oportuno para centrarse en lo humano.  Nos viene bien que haya vacaciones para la mayoría de la población.  Es el tiempo de las actividades espirituales de interrelación.  Lo mejor es dedicarse a la conversación abierta, al intercambio.  También es un tiempo propicio para el juego recreativo.  Pueden ser deportes, juegos de salón, juegos de mesa, tanto en el interior como al aire libre. 

En esta etapa del año habrá una gran valorización de la vida humana.  Pero hay que tener cuidado con los poderes oscuros, porque se van a aprovechar de la vulnerabilidad de este tiempo.  El optimismo de los primeros meses del 2012 estará amenazado por los que no respetan la dignidad de las personas y tratarán de sembrar inquietud para este lapso.  La recomendación es distraerse sin descuidarse.

Otra señal favorable en el comienzo del 2012 vendrá a través de los sueños, en los cuales vamos a resolver algunas cuestiones que no podemos enfrentar cuando estamos despiertos.  Por eso es bueno llevar un ritmo de actividades más tranquilo, para poder dedicar tiempo a dormir y a soñar.


Los meses siguientes.

En torno al 21 de marzo se producirá un profundo cambio de las relaciones con la realidad.  Lo exterior a nosotros, lo que no está en la intimidad de la vida familiar o de amigos, hará su irrupción y dominará durante seis meses la vida de las personas.  Es un exterior favorable, por eso a este tiempo se lo denomina la Puerta de los Dioses, entendiendo a éstos como benefactores y orientadores de la existencia.

Esta es la etapa del aprendizaje y de la labor.  Para poder atravesarla hará falta concentración en las actividades elegidas para la vida, y colaboración conciente con los seres vivos.  Será importante vigilar para tener espacios de silencio e introspección, pues habrá mucho estímulo para que salgamos de nosotros mismos y quedemos extrañados en una actividad externa y mecánica, costumbrista y sin rumbo.

Las características de esta etapa serán el esfuerzo por la búsqueda, la compasión y el peligro del delirio. 

La percepción de que nos falta algo, por ausencia o por no haber llegado a la plenitud, nos empuja a una constante búsqueda, para la cual estos meses son los más propicios.  Para favorecer esa búsqueda es valioso tener compasión, en el sentido de reconocerla en los demás y en el centro de la propia vida.  Implica paciencia, saber alentar a los demás en el momento oportuno, no dejarse vencer por la tensión que produce esta acción.
Purgatorio (detalle)
Modesto Bernardo (mexicano, n. en 1963)

El peligro es el delirio, entendido como la pérdida del rumbo y del sentido.  También es dejar de hacer camino, quedarse en el agobio que nos ha producido nuestro itinerario.  Si bien un remedio es la atención para cuidar los espacios de introspección y de silencio, lo indispensable es la compasión, entendiendo que esta actitud es compartir el mismo desafío: la elaboración del camino personal.


La otra puerta.

En el mes de septiembre, para la primavera, volverá a abrirse la Puerta de los Hombres.  Las características serán parecidas a las que se han mencionado para los primeros meses del año.  Su momento culminante será en torno al 21 de diciembre,  y junto a la profunda manifestación que se producirá en Nochebuena.

Es importante insistir en la interrelación como la característica que más será favorecida en esos finales del 2012.  La vinculación profunda y conciente entre los seres humanos será la señal de la presencia de una nueva época que intentará quedarse por mucho tiempo, bajo la protección de la Divina Madre. 

El desafío vendrá por el lado de los poderes de todo tipo que existen en nuestro mundo.  Ellos saben que la humanidad, cuando vive en un clima de más interrelación, tiende a descuidarse y a entregarse a un optimismo que puede ser falso.  Entonces intentarán aprovecharse para someter a la gente a sus planes, mediante acciones seductoras, edulcoradas y divertidas.  Si se ha prestado atención a la compasión durante el año, será muy fácil superar este gran obstáculo mediante la fortaleza comunitaria.

Una poesía de Ida Vitale (uruguaya, nacida en 1924) esboza la inmensidad de lo que nos espera en 2012.

Llamada viva

Ponerse al margen
asistir a un pan
cantar un himno

menoscabarse en vano
abrogar voluntades
refrendar cataclismos
Ida Vitale

acompañar la soledad
no negarse a las quimeras
remansarse en el tomado

ir de lo ceñido a lo vasto
desde lo opaco a la centella
de comisión al sueño libre

ofrecerse a lo parco del día
si morir una hora tras otra
volver a comenzar cada noche

volar de lo distinto a lo idéntico
admirar miradores y sótanos
infligirse penarse concernirse

estar en busca de alma diferida
preparar un milagro entre la sombra
y llamar vida a lo que sabe a muerte.

De "Reducción del infinito" 2002.


El año bisiesto.

El año 2012 es bisiesto, tiene 366 días, uno más que los corrientes.  Parece que este agregado corrige un error del cosmos, como un cuarto de día que sobra cada año, y que se vive en el bisiesto agregando el 29 de febrero.  Aparenta una falla en el tiempo.

Pero el significado es distinto.  Es una advertencia perfecta y sutil.  Nos habla de una eternidad que rompe la circularidad del tiempo y que está presente en cada momento de cada año, como una sobra que se manifestará claramente el 29 de febrero cada cuatro años.  Nos ayuda a entender que nadie se baña dos veces en el mismo río.  Sacude la monotonía de algo que se repite para que estemos atento a la novedad del destino de cada uno. 

En el 2012 estaremos sumergidos en el tiempo, atravesando dos puertas: la de los hombres y la de los Dioses.  O también podemos decir, caminando en el borde entre la eternidad y el tiempo.  



Meditación
Odilon Redon (francés, 1840-1916)


martes, 20 de diciembre de 2011

¡Que la inocencia te valga!

¿Qué te pasó, Adán?

Cuando pensamos en la inocencia perdida, nos acordamos de Adán, de su extravío y de su responsabilidad ante toda la humanidad. Después de aquella situación, nuestra vida parece instalada en la desconfianza y sin rumbo.

Es cierto que todavía reconocemos algo de esa inocencia en los niños, pero de una manera velada y transitoria.  Esto nos alivia, porque la inocencia es peligrosa, nos vuelve vulnerables, y esta condición hace que los niños queden expuestos a ser víctimas de cualquiera.  A pesar de todo, extrañamos la inocencia.

Dicen que Adán estaba muy bien el paraíso.  Se encontraba con Dios cuando quería, como amigos en el jardín. Vivía en paz con su mujer, admiraba la naturaleza y los días transcurrían tranquilos. 
El jardín de las delicias (detalle)
Jerónimo Bosch
(holandés, 1450-1516)

Un día se dio cuenta de algo que cambió su vida para siempre.  Hasta ese día, Adán conocía las cosas, las admiraba y les ponía nombre.  Si le faltaba algo, preguntaba y en seguida lo atendían.  Nadie le ocultaba nada.  En el paraíso había cosas sencillas y otras inmensas.  Adán no tenía miedo a nada, aunque siempre obraba con prudencia.  Entonces, ¿qué pasó?

Los textos sagrados cuentan los acontecimientos que ya hemos oído muchas veces.  El resultado de los mismos fue que Adán se dio cuenta de que era conocedor.  No solamente conocía las cosas, sino que tuvo conciencia que él era el que conocía a las cosas.  Sabía mucho, y al verse tan conocedor, se creyó importante. 

“Conocer que él era conocedor” lo hizo especial, distinto del resto de los seres.  Y esta conciencia de su conocimiento provocó que empezara a determinar “la verdad”, el “debería ser”, lo “mejor o peor”, lo “permitido o prohibido”.  Empezó a juzgar la realidad, a volverse un hombre de juicio.  Y sabemos, por propia experiencia, que un hombre demasiado juicioso, serio, ha perdido la alegría de la libertad.

La pérdida de la inocencia no está en saber, en conocer.  Tampoco está en saber mucho ni en aprender.  El drama está cuando creemos que nuestro saber es absoluto, que sabemos todo.  Y también el problema es grave cuando juzgamos absolutamente la realidad, decimos qué es lo bueno y qué es lo malo, y que estamos del lado de los buenos.


No se puede volver.

Ya no hay manera de recuperar la inocencia perdida.  Estamos sumergidos en el mundo de los conocedores.  Muchas veces nos pasa que entramos en discusiones sobre “quién tiene razón”.  Andamos buscando, días enteros, que es lo mejor o lo peor para nuestra vida, y para la de los demás.  Una parte de nuestra agenda diaria se determina a través de lo que está “permitido o prohibido”, sea en la vida cotidiana y más aún en la vida en sociedad.
La creación y la expulsion del Paraíso
Giovanni di Paolo
(Italiano, 1403-1482)

Si la vida humana fuese nada más que conocer y juzgar no estaría tan mal.  La dificultad está en que ese conocimiento y juicio nos lleva a hacer daño.  La violencia está arraigada en ese “saber que sé”, en ese ponerme en el centro de la escena.  La palabra “inocente” significa “el que no hace daño”.

Cuando se define una verdad de forma absoluta, cuando se divide a los seres humanos entre buenos y malos, cuando el único criterio de la acción es lo permitido o lo prohibido, entonces se instala la violencia, tanto física como psicológica.

Acá es cuando queremos volver al paraíso, pero no se puede.  Nos enojamos con Adán, pero él es solamente el hombre primordial, el hombre totalmente hombre, lo que significa que él es el símbolo de todos. No es que Adán hizo algo y luego todos los hombres pagan los platos rotos, sino que él hizo lo que nosotros hacemos.  Como un espejo, refleja lo que hacemos.

No se puede recuperar la inocencia perdida. Pero, ¿no habrá otra?


Esperanza de lo invisible.

Hay algunos que nos dicen que si obramos de tal o cual manera vamos a llegar a un nuevo paraíso.  No nos alcanza.  Esperar tiempo significa que muchos de los que hoy están vivos no lo van a experimentar.  Patear las cosas al futuro, pensando que todo va a ser cada vez mejor, es un pensamiento muy piadoso y consolador, pero no convence a nadie.

Busquemos hoy en lo invisible.  Nuestra realidad tiene siempre dos caras, lo que vemos y lo que no vemos.  Y en aquello que no vemos, hoy mismo, está ese lugar de la otra inocencia.

A lo invisible se lo reconoce con la aceptación de la condición humana como es ahora.  No se puede volver al paraíso a buscar la primera inocencia, ya está perdida.  Además, gracias a Dios, hay dos ángeles en la puerta que no nos van a dejar a entrar.
Adán
Hans Baldung Grien
(Alemán, 1484-1545)

Aceptar la condición humana como es ahora, es asombrarse.  Es mirar al sol como si fuese la primera vez, al amigo como la primera vez, es mirar las cosas de otra manera.  Es conocer espontáneamente, pero no juzgar ni calificar.

Si tenemos que juzgar, es intentar ser justo en el juicio, sabiendo que nuestra sentencia es precaria y provisoria.  Es aceptar que nuestras creencias y nuestras ideas no son definitivas ni absolutas, que siempre hay mucho más.  Tener fe es confiar que lo que nos mueve a hacer nuestras cosas es la felicidad.

La nueva inocencia está ya disponible.  No es fácil, pero ahí está, al alcance de la mano. 
Viene de lo invisible.  No hay que hacer nada.  Nace en nosotros desde un lugar invisible.  Tenemos que cuidarla en nuestro interior.  Este cuidado es la “no violencia”, una actividad inmensa.


El ejemplo del cantor.

Es una narración tomada del Matnawi, un libro con las enseñanzas de Yalal ad-Din Muhammad Rumi (persa, 1207-1273).  Nos acerca a la realidad invisible del presente.  Como muchos cuentos, la enseñanza está en las últimas palabras.  En el texto, las actitudes del protagonista tal vez se parezcan a las nuestras.

EL VIEJO MUSICO

En tiempos del califa Omar, había un viejo músico que amenizaba las reuniones de hombres de buen gusto. Con su hermosa voz, incluso al ruiseñor embriagaba. 

Pero pasaba el tiempo y el halcón de su alma se transformaba en mosquito. Su espalda se curvaba como la pared de una cántara. Su voz, que en otros tiempos acariciaba las almas, empezaba a arañarlas y a aburrir a todo el mundo. ¿Hay en esta tierra alguna mujer hermosa que no haya sufrido al deteriorarse su belleza?¿Hay algún techo que no haya terminado por venirse abajo?

Así cayó nuestro hombre en la penuria y hasta el pan llegó a faltarle. Un día, dijo:

"¡Oh, Señor! Me has concedido una larga vida y me has colmado de tus favores. Durante setenta años, no he dejado de rebelarme contra ti, pero tú siempre me has ofrecido con qué subsistir. Hoy, ya no gano nada y soy huésped tuyo. Por tanto, cantaré y lloraré por ti."

Tomó el camino del cementerio. Allí tocó el laúd y cantó, vertiendo amargas lágrimas. Luego, el sueño se apoderó de él y, tomando su instrumento como almohada, se durmió. Su cuerpo quedó liberado de las vicisitudes de este mundo. Era tan feliz en su sueño que se decía:

"¡Ah! ¡Si pudiera quedarme aquí eternamente!"

Pues bien, en aquel mismo instante, el sueño se apoderó también de Omar, el califa del Islam, que se dijo:

"No es desde luego hora de dormir, pero acaso haya una razón para esto."

Entonces, una voz de lo Desconocido se dirigió a él y le dijo:

"¡Oh, Omar! ¡Ve a socorrer a uno de mis servidores! Ese pobre está en este momento en el cementerio. Ve a darle setecientos dinares. Y dile que recobre el reposo del corazón. Ruégale que acepte esta suma y que vuelva a verte cuando se haya agotado."

Al despertar, Omar puso la suma indicada en una bolsa y se trasladó al cementerio. Al no encontrar allí sino a un anciano dormido, se dijo:

"Dios me ha hablado de un hombre puro, de un elegido. No puede ser este viejo músico."

Y, como un león cazando, dio varias veces la vuelta al cementerio. Viendo que no había nadie, aparte el anciano, se dijo:

"Hay corazones iluminados en los más olvidados rincones."

Se acercó al músico y tosió para despertarlo.

El músico, al ver ante él al califa del Islam, quedó atemorizado y se puso a temblar pero Omar le dijo:

"¡Oh, anciano! No tengas miedo. Te traigo una buena noticia de parte de Dios. Él te ha considerado digno de sus favores. Aquí hay algún dinero. Gástalo y vuelve a verme."

A estas palabras, el anciano se puso a llorar y, tirando su instrumento al suelo, lo rompió diciendo:

"¡Tú eras el velo entre Dios y yo!"

Omar le dijo:

"Son tus lágrimas las que te han despertado. Es bueno recordar el pasado. Pero para ti, en adelante, el pasado y el futuro son velos. Tú te has arrepentido de tu pasado y debes ahora arrepentirte de tu arrepentimiento."

El viejo jardinero
Paul Cézanne (francés, 1839-1906)

viernes, 9 de diciembre de 2011

La piedra llamativa

El poeta Carlos Drummond de Andrade (brasileño, 1902-1987), siendo muy joven, publicó un poema en una revista de su país, que provocó burlas y adhesiones, una controversia que duró mucho tiempo y que se convirtió en una acción fundacional de la literatura de ese país.  Este es uno de los más importantes escritores de Brasil.

Carlos Drummond de Andrade
Drummond de Andrade se había recibido de farmacéutico, pero se dedicó al periodismo y ocupó cargos públicos gran parte de su vida. Autor de una amplia obra literaria que abarcó también el cuento, la crónica y la novela, publicó en 1930 su primer trabajo poético bajo el nombre de "Alguma poesia", seguido entre otros de  "Sentimento do Mundo" en 1940, "Dopo A rosa do povo"  en 1945, y "Viola de Bolso" en 1955. Posteriormente exploró el verso experimental y la sátira con "Boitempo" en 1968, y su propia biografía en 1985.

Su poesía es muy cercana al lenguaje de la gente, que fue una de sus preocupaciones mayores.  Tenía un gran conocimiento de su lengua, lo que le daba la posibilidad de usar imágenes muy profundas y que todos entendían.

En el año 1928 publica "No meio do camino".  El texto es muy simple, en el cual se pone de manifiesto una capacidad que tenemos todos los seres humanos: la atención.  Se transcribe la versión final del autor, años después de la primera publicación.


En mitad del camino había una piedra...

En mitad del camino había una piedra
había una piedra en la mitad del camino
había una piedra
en la mitad del camino había una piedra.

Nunca olvidaré la ocasión
nunca tanto tiempo como mis ojos cansados permanezcan abiertos.

Nunca olvidaré que en la mitad del camino
había una piedra
había una piedra en la mitad del camino
en la mitad del camino había una piedra.

(Versión de Rafael Díaz Borbón)


                Fue calificado como: bufonada, poema chistoso, poema futurista, marca indeleble de una fase de locura de la poesía brasileña, el poema más característico de nuestra época prosaica y tan agitada, mensaje tan simple e impresionante, poema formidable y estupendo, el poema que todos nosotros quisiéramos haber escrito, la mejor cosa del mundo, etc.

            El autor, tiempo después, dijo que intentó dar la sensación de monotonía y chatura, empezando por las palabras.  Junto a esta intención explícita, se encuentra la de llamar la atención sobre una cosa simple en un lugar cotidiano: una piedra en medio del camino.  Es la provocación a prestar atención, a no perderse en razonamientos ni ensoñaciones.  


Estados mentales de la vida diaria.

            Para la actividad cotidiana usamos la concentración, una herramienta que se enseña en el hogar y es el principal objeto de la educación. Combina análisis, introspección, deducción, inducción y demás componentes del pensamiento. Es una herencia cultural importante y sin ella, lo que denominamos “convivencia civilizada” sería imposible.

Niños con trompos
Cándido Portinari
(brasileño, 1903-1962)
            Esta herramienta es la que usamos en el trabajo, y es la que provoca la mayor tensión, capaz de llevarnos al extremo del estrés.  Por eso, cuando dejamos nuestra labor diaria, sentimos un gran cansancio y buscamos el estado mental alternativo: la distensión.

            Para esta nueva situación mental usamos recursos que están afuera de nosotros.  Sea en medios de comunicación, en la práctica de algún deporte, o en actividades placenteras, tratamos de salir del campo de atracción de la concentración. No es fácil hacerlo, pues la concentración se cuela en conversaciones o en pensamientos, y nos da la sensación de estar atrapados en nuestra actividad principal.

            Concentración y distensión son dos aspectos que nos vienen del exterior, sea como educación o como entretenimiento.  Pero hay un recurso que está en nuestro interior, que se presenta desde nuestro nacimiento: la atención.

            Es como un estado de alerta en el cual nos movemos sin vacilar, sabiendo exactamente lo que tenemos que hacer, sin ninguna clase de formulación mental.  Se parece a la intuición de los niños, que desconfían de un adulto, por ejemplo, porque perciben una mala cualidad, aunque no saben expresarlo. 

            La atención nos lleva a esa situación de libertad, sin condicionamientos de concentración ni de dispersión, a la captación de la plenitud, sin pensarlo.  La atención atraviesa los otros dos estados mentales, y nos ayuda para que no quedemos atrapados en la adicción al trabajo o en el consumismo del entretenimiento.


Sin mucha explicación.

            La enseñanza tradicional nos muestra que todos tenemos la potencia de la atención, pero explica muy poco de cómo alcanzarla.  En realidad, no hay nada que conquistar, pues la atención ya está en nosotros.  Más que adquirirla, lo que hay que evitar es que la tape el exceso de concentración o de dispersión.

Un día un hombre del pueblo se acercó a Ikkyu, un maestro, pidiéndole consejo:

-Maestro –le dijo-, ¿podría indicarme qué debo hacer para llegar a la máxima sabiduría?

Ikkyu, usando el bastón, escribió sobre la arena: “Atención”.

- ¡Pero eso ya lo hago!- exclamó el hombre -¿Qué más puedo hacer?

Entonces Ikkyu escribió: “Atención. Atención.”

- Maestro –replicó el aldeano-, no veo demasiada profundidad en su enseñanza.

Ikkyu, imperturbable, escribió a continuación: “Atención. Atención. Atención.”

Ya irritado, el hombre exigió:

- ¿Se puede saber, después de todo, qué significa “atención”?

Ikkyu respondió amablemente:
Flautista
Cándido Portinari
(brasileño, 1903-1962)

- Atención quiere decir atención.


            La atención es una tensión constante hacia la realidad completa, aún en sus mínimos detalles.  A diferencia de la concentración y la distracción, no obra sobre una parte de la realidad, la que nos interesa por trabajo o estudio, o la que nos divierte en el descanso, sino que nos mantiene en alerta ante la existencia y sus manifestaciones, y nos hace ver el universo en una cosa, un mundo en una piedra.

            Los que se burlaban del citado poema de Drummond de Andrade decían que a partir de allí cualquier cosa podía ser objeto de poesía, como por ejemplo, una cáscara de banana tirada en medio del camino.  Tenían razón, no en su burla, sino en el horizonte infinito que la auténtica atención abre al hombre.  Es camino de sabiduría.


Fábula campera.

Godofredo Daireaux (1839-1916) fue un francés que se estableció en Argentina.  Desarrolló una obra literaria, tomando valores de la tierra que lo recibió.  Entre sus libros está “Fabulas Argentinas”, de las cuales tomamos la siguiente. 

Se trata de “El perro fiel”.  Es un buen ejemplo de atención, que nos hace obrar con precisión, sin ningún razonamiento.

Godofredo Daireaux
Un perro llevaba en una canasta, para la casa de su amo, un buen pedazo de carne.
Por el camino encontró a su pariente el cimarrón, quien entabló con él conversación amistosa. No comía todos los días el pobre, y de buena gana hubiera mascado un poco de lo que llevaba el perro. Hacía mil indirectas; ofrecía sus servicios para cualquiera oportunidad; proponía ciertos cambiazos muy ventajosos, según él, enumerando con énfasis las varias reses que decía tener guardadas.

-Dame la canasta -decía al perro-; te la voy a llevar hasta casa, y allí verás cosa buena. Podrás elegir a tu gusto la presa que más te parezca debe ser del agrado de tu amo, a quien tanto deseo conocer, y así se la ofreces de mi parte.

El perro, sin desprender los dientes, medio le contestó que no tenía tiempo, que dispensara, y para evitar compromisos, se apretó el gorro.

Algo más lejos, dio con un puma flaco, hecho feroz por el hambre.

El perro, en otra ocasión hubiera disparado; pero el deber lo hizo valiente. Puso en el suelo la canasta, enseñó los colmillos y esperó el ataque. El puma se abalanzó más a la canasta que al enemigo, pero antes que la pudiera agarrar, el perro lo cazó de la garganta y lo sacudió de tal modo que se volvió el otro para los montes, sin pedir el vuelto.

Trotando, seguía el perro con la canasta, cuando se vio rodeado, sin saber cómo, por cuatro zorros. Se paró; se pararon ellos. Volvió a caminar; se volvieron a mover: pero como se le venían acercando mucho, y que si soltaba la canasta un solo rato, para castigar a alguno de ellos, los otros aprovecharían la bolada, optó por quedarse al pie de un árbol, y esperar con paciencia que le vinieran a ayudar. Pasaban las horas; los zorros no se atrevían a atacarlo, pero, pacientes, espiaban un descuido del fiel guardián. Ni pestañeó siquiera, y cuando lo atormentó el hambre, no se quiso acordar de lo que llevaba, pues era ajeno.

Al fin, vino el amo, inquieto, buscándolo. Dispararon los zorros; el perro fue acariciado como bueno.

Pues había sabido tener, para conservar, más astucia que el astuto para adquirir, más fuerza que el fuerte, más paciencia que el paciente.


Profeta
Cándido Portinari
(brasileño, 1903-1962)