Autorretrato con un amigo Rafael Sanzio (italiano, 1483-1520) |
Dos
amigos emprendieron una excursión. Al llegar la noche, se echaron a dormir uno
al lado del otro. Uno de ellos soñó que habían tomado un barco y habían
naufragado en una isla.
Al
despertar, comenzó a preguntarle a su compañero si recordaba la travesía, el
barco y la isla. Se quedó atónito cuando el amigo le explicó que él no había
tenido el mismo sueño.
No
podía creerlo. Pero... ¡si era un sueño increíble! Se negaba a aceptar que el
amigo no recordara la travesía, el barco y la isla.
El
sueño de la comunión
El sueño Henri Rousseau (francés, 1855-1910) |
El mundo de los sueños
ha fascinado al ser humano desde siempre. Muchos se sumergen en sus
profundidades y tratan de encontrar los significados ocultos. El sueño tiene
dos características: es particular y peculiar. Es inconsciente como es
consciente. No tiene ni final ni comienzo. Puede tener color, pero no tiene
olor. Habla muchas veces de una tensión no resuelta o a veces anticipa el logro
de un deseo. Puede ser un signo visible que aliente a la persona a la acción
como el signo de la propia inhabilidad para actuar. Es una profecía y también
una fantasía.
En el Antiguo Egipto se
registraron miles de libros de sueño. Un ejemplo es el papiro Chester Beatty,
de 1.300 años antes de Cristo, y algunos suponen más. El papiro ilustra los
sueños de las mujeres sobre juegos, bebidas, serpientes, evidencia legal,
animales, y muchas más cosas. Con estas señales se interpretaban los
acontecimientos y las circunstancias sean de un grupo como de los individuos.
Otro ejemplo de civilización con vinculación a los sueños es el judaísmo. Dios,
el Único, es la Fuente de divina revelación a través del sueño. Para esto el Señor
usa los sueños de algunos miembros de su pueblo como también los sueños del
faraón o de otros gobernantes paganos.
Las visiones indican
mensajes del destino y también aseguran la inmortalidad del alma del hombre. El
sueño cobra importancia para los seres humanos porque traspasa los límites de
la vida terrenal.
Sus contenidos son
clasificados, en primera instancia como divinos, los que deben ser
interpretados y obedecidos, u ordinarios. Estos últimos pueden ser buenos, si
provienen de entidades benéficas, o malos si vienen de entes considerados
maléficos. Los ministros de todas las religiones tienen la ardua tarea ritual
de purificar a las personas de sus malos sueños y alentarlas cuando perciban
sueños de Gracia.
Son tan poderosos los
sueños benéficos que inmediatamente queremos que lo más cercanos se vean
involucrados en la visión, cómo le sucede al protagonista de este cuento. Ha
soñado claramente con una utopía, con los símbolos de la navegación, del
naufragio y del refugio final en una isla. Recordemos que al paraíso bíblico se
lo describe como rodeado de aguas, por lo que muchas veces los visionarios
hablan de una isla en donde se encuentra la felicidad plena. Y en todas las
tradiciones, las aguas son el símbolo de la inmensidad de la vida en potencia,
las que podemos navegar pero en las que no podemos vivir sumergidos. Son para
transitarlas, sabiendo que vamos irremediablemente a naufragar, para poder
alcanzar la tierra de salvación, la orilla de la vida eterna.
El sueño de la
humanidad es poder llegar a la otra orilla, a ese lugar de paz de felicidad y
de una plenitud que no alcanzamos a vislumbrar. A ese lugar queremos llevar a
nuestro amigo, a nuestros seres queridos. No es un tema solamente de
comunicación, de hablar, de decir lo que hemos visto en nuestros sueños.
Queremos compartirlo, queremos entrar en comunión. El cristianismo nos habla de
un final en Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, en perfecta Unidad. Una
fe que muestra lo que está en el centro de todas las religiones, partiendo
desde las más primitivas: la comunión entre los hombres.
Amistad Mikalojus Ciurlionis (lituano, 1875-1911) |