Filósofo con espejo José de Ribera (español, 1591-1652) |
—
¡Qué horror! —exclamó—. ¡No me extraña que lo hayan tirado!
Tiró
el espejo y prosiguió su camino.
Luz de luna
Félix Vallotton
(suizo,1865-1925)
La
verdadera imagen
El
espejo acompaña la vida del ser humano desde los tiempos primitivos. Los
primeros espejos son casi todos de metal: oro, plata, bronce, latón, cobre,
acero. En algunos casos son de obsidiana, que es un vidrio natural de origen
volcánico de color negro o verde muy oscuro.
El
uso ordinario del espejo es para el aseo personal, pero la experiencia con este
objeto es muy amplia. Se lo ha usado para la magia, para la adivinación y ha
tenido múltiples usos en las religiones. Se aprecia al espejo por su valor
simbólico.
Se
dice del espejo que es el símbolo de la imaginación o de la conciencia, ya que
tiene la capacidad de reproducir los reflejos del mundo visible en su realidad
formal. Algunos lo han relacionado con el pensamiento, pues es en el vehículo
mental donde se produce la autocontemplación y reflejo del Universo. Estas referencias
vinculan simbólicamente al espejo con el agua reflejante, sea la del remanso de
un arroyo o la superficie quieta de un inmenso lago. En el mismo sentido, la
función del espejo es esencial en el mito de Narciso.
Espejo del sol
Manuel Rivera
(español, 1927-1995)
Además
de relacionarse con el agua, también lo hace principalmente con la luna,
precisamente por su condición reflejante y pasiva, pues recibe las imágenes
como la luna la luz solar. Los mejores espejos son los que se realizan con
plata, metal consagrado a la luna. Los antiguos creían que la plata era
producida por los propios rayos de la luna. Así el espejo y la plata aparecen
relacionados con todas las diosas lunares, ya que forman parte de sus atributos
y emblemas.
El
cuento habla de un hombre de horrible
fealdad, calificación producto de la cultura, no de la realidad completa.
El hombre que atraviesa el desierto es una descripción muy ajustada de nuestra
condición terrenal, de nuestra contingencia. En nuestra vida hay muchos espejos
culturales, la mayoría de los cuales deforman nuestra verdadera imagen.
Nuestra
alma es un espejo de la Belleza incorruptible. Es una participación, y no
solamente un reflejo: así el alma participa de la belleza en la medida en que
se vuelve hacia ella. Con este criterio asumamos lo que muestre la belleza en
el hombre y dejemos en el camino los espejos que deforman.
Pintura Amadeo de Souza-Cardoso (portugués, 1887-1918) |