Noticias de la porcelana.
Vasija con flores Jan Brueghel el Viejo (flamenco, 1568-1625) |
Los objetos de porcelana tienen origen
chino. El material fue descubierto alrededor del siglo II d.C. en
Oriente. La noticia fue llevada a Occidente recién el siglo XIII
por Marco Polo (veneciano, 1254-1324), quien hizo un viaje de 24 años
recorriendo, entre otras cosas, la famosa Ruta de la Seda. “El
libro del millón” es el texto que consigna sus experiencias
orientales. Allí cuenta de este material, duro y blanco como la
concha de un molusco, el cauri, que en italiano se denomina porcella.
Como se pensó erróneamente que el material venía del molusco, se
lo llamó porcelana.
Los objetos de porcelana se hacen con
una compleja pasta elaborada principalmente con caolinita y cuarzo.
Una vez moldeado el recipiente deseado, se lo cocina durante 12 horas
a más de 1.400 °C. Este proceso fue descubierto en Occidente
recién en el siglo XVIII, por un químico inglés. Debido a las
nobles propiedades de la porcelana tales como la dureza, la
durabilidad, la blancura, su alta resistencia al paso de la
electricidad, y su alta elasticidad, es que hoy en día es usada en
artículos de cocina, baldosas, y objetos de arte. También es usada
como aislante eléctrico.
Estas indicaciones nos permiten
apreciar con mayor profundidad, lo que se plantea en el siguiente
cuento de origen chino.
El problema.
El Gran Maestro y el Guardián se
dividían la administración de un Monasterio.
Cierto día, el Guardián murió y
fue preciso substituirlo.
El Gran Maestro reunió a todos los
discípulos para escoger quién tendría el honor de trabajar
directamente a su lado.
Paisaje Zhu Ruoji "Shitao" (chino, 1642-1707) |
- Voy a presentarles un problema, -
dijo el Gran Maestro - y aquél que lo resuelva primero, será el
nuevo guardián del Templo.
Terminado su corto discurso, colocó
un banquillo en el centro de la sala; encima estaba un florero de
porcelana seguramente carísimo, con una rosa roja que lo decoraba.
- Éste es el problema; - dijo el
Gran Maestro - resuélvanlo.
Los discípulos contemplaron
perplejos el "problema", por lo que veían los diseños
sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de
la flor.
¿Qué representaba aquello? ¿Qué
hacer? ¿Cuál sería el enigma?
Pasó el tiempo sin que nadie
atinase a hacer nada salvo contemplar el "problema", hasta
que uno de los discípulos se levantó, miró al Maestro y a los
alumnos, caminó resolutamente hasta el florero y lo tiró al suelo,
destruyéndolo.
- ¡Al fin alguien que lo hizo! -
exclamó el Gran Maestro - ¡Empezaba a dudar de la formación que
les hemos dado en todos estos años!. Usted es el nuevo guardián.
Al volver a su lugar el alumno, el
Gran Maestro explicó:
- Yo fui bien claro: dije que
ustedes estaban delante de un "problema". No importa cuán
bello y fascinante sea un problema, tiene que ser eliminado.
“Un problema es un problema; puede
ser un florero de porcelana muy caro, un camino que precisa ser
abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae
bienestar... Solo existe una manera de lidiar con un problema:
atacándolo de frente”.
Esquema del
problema
Naturaleza muerta Giorgio Morandi (italiano, 1890-1964) |
La
palabra problema de nuestro idioma proviene del griego, pasando luego
por el latín. En la lengua original, se conforma con dos partes. La
primera es pro,
indicando lo que va delante. La segunda proviene del verbo bállein,
que significa arrojar, echar. Por lo tanto, el sentido original es
“lo que ha sido arrojado adelante”, o también “lo que obstruye
el camino”.
El problema es una situación ante la cual no podemos quedarnos
indiferentes, sino que debemos tomar una actitud. Los pensadores
clásicos hablaban de tres reacciones posibles ante el problema. La
primera es dar marcha atrás, y desandar el camino. El obstáculo
queda y nosotros retrocedemos, renunciando al itinerario que
llevábamos.
La segunda posibilidad es esquivar el problema en lugar de
encararlo. Buscamos una ruta alternativa, lo rodeamos. Lo cierto es
que el obstáculo también permanece, y nuestra renuncia al camino o
al medio de transporte no varía en nada su presencia.
La tercera es enfrentar el obstáculo y buscar la forma de removerlo
del camino, de tal modo que la ruta quede despejada para poder
proseguir. Encarar el problema es enfrentarlo, analizarlo y buscar
la manera de eliminarlo. Esta actitud significa encontrar la
pregunta que nos conduzca a una respuesta, con la cual esperamos
encontrar una solución. El final de esta tercera actitud, entonces,
es la “solución”, que habla de disolver, resolver, en
definitiva, remover el obstáculo y no cambiar el itinerario.
Un problema, entonces, es un determinado asunto o una cuestión que
requiere de una solución. En el cuento se nos presenta a los
aspirantes a guardianes del Templo en situación de perplejidad, sin
encontrar la pregunta que el Maestro les plantea con el jarrón.
Pero hay uno que entiende bien lo que es un problema, y lo resuelve
con la actitud adecuada.
Aparecen problemas en los distintos órdenes de la vida. Por
ejemplo, los de nivel social, que se relacionan con planteos como:
“mañana tenemos que pagar una deuda y no nos alcanza el dinero”,
o “tengo que hacer la tarea para no tener problemas con la
maestra”. A veces, esta palabra hace referencia a disgusto o
preocupación: “El hijo de Laura y Miguel no para de darles
problemas”. En estos casos humanos, como en aquellos más
filosóficos y también los científicos, la actitud estará en
encontrar la pregunta correspondiente, para dar la respuesta
adecuada.
Un ejemplo
legendario.
Mestrio
Plutarco (griego, ca. 46-120 d.C) fue un historiador, biógrafo y
ensayista. Tiene una obra llamada “Vidas Paralelas” en la cual
presenta treinta dos comparaciones de personajes famosos. Algunos
pocos han llegado a nuestro tiempo, otros se han perdido, y en
general hay bastantes lagunas en el texto. Entre las comparaciones
que conocemos figura la de Alejandro Magno (griego, 356 - 323 a.C.)
con Julio César (romano, 100 - 44 a.C.). La intención del
historiador no es tanto la fidelidad de los datos, como presentar la
influencia del carácter en las realizaciones de los personajes
comparados.
Vasija con flores Friedrich Stowasser (austríaco, 1928-2000) |
En este contexto, cuenta una anécdota famosa de Alejandro Magno.
Una de las versiones dice que en sus campañas de conquista,
Alejandro llega a la Península de Anatolia, en la actual Turquía,
luego de vencer a los persas. La capital de esta región se llamaba
Gordion. Luego de tomarla, el Conquistador asienta en la ciudad su
cuartel general.
Cuenta Plutarco que en
aquella ciudad existía una creencia que llamó poderosamente la
atención de Alejandro. Había, en el lugar sagrado, un carro de oro
que estaba atado con una corteza de árbol trenzada, de tal modo que
nadie era capaz de desatar aquel nudo. La creencia decía que aquel
que fuera capaz de soltar aquel nudo sería el Rey de toda Asia.
Alejandro Magno aceptó
el desafío. Lo rodearon todos sus lugartenientes y los grandes
hombres de la ciudad. Pero después de un rato, y con las manos muy
doloridas, no conseguía soltar el nudo. Cuenta Plutarco que
entonces “desesperado, tomó su espada y lo cortó de un tajo”.
Y así, entendiendo bien la pregunta, llegó a invadir la India y a
ser considerado Rey de Asia.
Tanto el cuento chino,
como el relato de Plutarco, nos enseñan a lidiar con los problemas,
con los obstáculos que se interponen en nuestro camino. Nos
aconsejan enfrentar el obstáculo y resolverlo, quitarlo del
itinerario, buscando la pregunta para hallar la respuesta adecuada.
La anunciación de buenas noticias Friedrich Stowasser (austríaco, 1928-2000) |