Azerbaiyán es el país más grande en la región del Cáucaso, localizado entre Asia occidental y Europa oriental. Limita al este con el mar Caspio, al norte con Rusia, al noroeste con Georgia, al oeste con Armenia y al sur con Irán. El nombre, en persa, significa “el protector del fuego sagrado” o también “la tierra del fuego sagrado”.
Nezami Ganyavi (tapiz; sin datos). |
Se nutrió en fuentes literarias árabes, persas y griegas. La recopilación de sus cinco poemas épicos se llama Khamsa. Uno de esos poemas es el romance de Leyla y Majnun, una historia de origen árabe. El poema consta de 4600 dísticos.
El poema cuenta que el poeta Qays se enamora de Leyla, pero el padre de ella impide que se casen. Debido a la prohibición de todo contacto con la joven, el poeta se obsesiona y comienza a proclamar su amor por Leyla en público. La obsesión se vuelve tan severa que ve todo a través de la imagen de la amada, de ahí su apodo Majnun, que significa “el poseso” o “el loco”. Al darse cuenta de que no pueden obtener la unión, incluso cuando otras personas interceden por él, abandona la sociedad y vaga desnudo por el desierto entre las bestias. Su única actividad es componer poesía nacida de la nostalgia por Leyla.
Mientras tanto Leyla está casada contra su voluntad, pero guarda su virginidad al resistir los avances de su marido. Organizan una reunión secreta con Majnun, se encuentran, pero no tienen contacto físico. En su lugar, recitan poesía el uno al otro a la distancia.
El esposo de Leyla muere finalmente, lo que elimina los obstáculos legales para una unión lícita. Sin embargo Majnun está tan arrebatado por la imagen ideal de Leyla que deambula enloquecido por el desierto. Leyla se muere de pena y es enterrada con su vestido de novia. Al oír esta noticia, Majnun corre a la tumba donde muere al instante. Se los entierra uno al lado del otro, y su tumba se convierte en un lugar de peregrinación.
Se dice que este poema inspiró la tragedia de William Shakespeare titulada “Romeo y Julieta”, una de las obras más populares de este autor.
A continuación leemos un cuento antiguo, también basado en la historia persa de los amantes.
El cuento.
Por todo Oriente se contaba de boca en boca la apasionada historia de amor de Leyla y Majnun. Los recitadores de cuentos la transmitían de ciudad en ciudad y todos insistían, utilizando numerosas metáforas, en la belleza ya legendaria de la joven, cuya pérdida había conducido a Majnun a la locura y a la vida errante.
Leyla y Majnun Autor desconcido (persa, siglo XVI) |
Al escuchar tantas alabanzas, el califa quiso conocer a Leyla, que era una persona viva, de verdad. La llamó a Bagdad y la joven acudió. El califa la hizo sentarse ante él.
Durante una hora, sin moverse, la estuvo mirando.
A continuación, tomó una taza de té, cambió de postura y la miró durante una hora más.
Transcurrido ese tiempo, se levantó, dio algunos pasos y volvió a sentarse enfrente de Leyla, que no decía ni palabra.
Al cabo de esa tercera hora, el califa le dijo:
-Pero ¿cómo es posible que se cuenten sobre ti todas esas maravillas? Te miro, te veo y no entiendo lo que dicen de ti.
-Me miras -le dijo Leyla-, pero no tienes los ojos de Majnun.
Ver y Mirar.
Los sentidos nos sirven para relacionarnos con nuestro entorno. Tradicionalmente son: vista, olfato, gusto, tacto, oído. Se dice que nada hay en el pensamiento que no haya pasado antes por los sentidos.
Leyla y Majnun Muzaffar Ali (persa, 1540-1576) |
Para entender mejor la diferencia entre los verbos que se aplican a la percepción visual se puede recurrir a la etimología de las palabras usadas. El caso del verbo ver se origina en la expresión latina videre y conserva su significado. En cambio mirar, viene de la raíz mir-, de donde surgieron las expresiones miror, miraris,miratus sum, que significan maravillarse, asombrarse, mirar con admiración. Son verbos cuya acción cae más en el sujeto que en el objeto. La admiración está más determinada por el sujeto que mira, que por el objeto admirado. Esto es lo que le contesta Leyla al califa, al final del cuento.
Aprovechemos la oportunidad para ver que la raíz mir- está en la palabra latina miraculum, que en castellano es “milagro”. En inglés, la palabra mirror, como en catalán mirall, que significan “espejo” nos ponen en la pista de que estos objetos se inventaron para admirarse. Los antiguos inventaron el espejo para ayudarnos a querernos, a admirarnos a nosotros mismos.
Es evidente que ver y mirar, según estas explicaciones, no son sinónimos. En pocas palabras, puede decirse que ver alude más a una determinada capacidad, y mirar a cierto acto consciente y deliberado. Vemos todo lo que miramos pero no miramos todo lo que vemos. En el cuento, el califa de Bagdad ve a Leyla, pero en realidad no la mira. La diferencia está en el amor.
Ver más allá.
Cuando leemos el cuento, vemos que se trata de un relato de amor. Cuando vemos el poema de dónde surgió el cuento, así como la época de su autor y la interpretación de algunos lectores, entonces alcanzamos una nueva mirada. El poema es de amor, y también abarca una dimensión trascendente, es decir, la relación con la Vida, la Belleza, la Justicia, y todo lo que intentamos simbolizar con la palabra Dios.
Retrato de Mujer sentada Mirza Gadim Iravani (Azerbaiyan, 1825-1875) |
Recordemos que Majnun es un sobrenombre, es el “poseído” por el amor a Leyla, que deja todo para escribir poemas a su amada. Así pasa con aquellos que son poseídos por la Belleza, entonces se convierten en artistas entregados a su quehacer y búsqueda. Del mismo modo podemos pensar en los arrebatados por la Justicia, que se transforman en constructores de la sociedad y del bien común.
Los seres humanos estamos poseídos por la Vida y por eso buscamos generar convivencia, sea con nuestra familia, con nuestros amigos, o con los que casualmente se cruzan en nuestra vida, mediante el intercambio, la conversación y el afecto.
Pensando en los arrebatos místicos que llenan de sentido a la humanidad, recordamos un poema de Rumi (persa, 1207-1273), en el Masnavi:
Una doncella dijo a su amante:
“Tú que has visitado muchas ciudades;
¿Cuál de esas ciudades te parece más encantadora?”
Él respondió, “La ciudad en la que mora mi amor.
Mi reina ilumina cualquier rincón,
aunque fuera el ojo de una aguja, en una ancha llanura;
donde su cara brilla como una luna,
aunque fuera el fondo de un pozo, es el Paraíso.
Contigo, amor mío, el mismo infierno sería el cielo,
contigo una prisión sería un jardín de rosas.
Contigo el infierno sería una mansión de deleite,
¡sin tí los lirios y las rosas serían como llamas de fuego!”.
Improvisación sobre miniatura Javad Mirjavadov (Azerbaiyán, 1923-1992) |