Señora del Río Xiang Fu Baoshi (chino, 1904-1965) |
La montaña Jefú queda a poca
distancia de nuestra aldea. Allí, cerca de un pequeño lago, existe un templo
conocido como el de la Madre Wang. Nadie sabe en qué época vivió la Madre Wang,
pero los viejos cuentan que era una mujer que fabricaba y vendía aguardiente.
Un monje taoísta tenía la costumbre de ir a beber a crédito en su casa. La
tabernera no parecía prestarle mayor atención a esa demora en el pago: el monje
se presentaba y ella lo servía de inmediato.
El Arahat en las montañas Shi Rongqiang (chino, n. en 1973) |
Un día el taoísta le dijo a la
Madre Wang:
-He bebido tu aguardiente, y como
no tengo con qué pagártelo, voy a cavar un pozo.
Cuando terminó el pozo se dieron
cuenta de que contenía un buen aguardiente.
-Es para pagar mi deuda -dijo el
monje, y se fue.
Desde aquel día la mujer no tuvo
necesidad de hacer aguardiente. Servía a sus clientes el licor que sacaba del
pozo, mucho mejor que el que anteriormente fabricaba con cereal fermentado. Su
clientela aumentó enormemente. En tres años hizo una gran fortuna de decenas de
miles de onzas de plata.
De improviso, un día volvió el
monje. La mujer le agradeció efusivamente.
-¿Es bueno el aguardiente? -le
preguntó el monje.
-Sí, el aguardiente es bueno
-admitió-. ¡Lástima que como no fabrico el aguardiente, ya no tengo cáscaras de
cereal para alimentar a mis cerdos!
Riéndose, el taoísta tomó el pincel
y escribió en el muro de la casa:
La profundidad del cielo no es
nada,
el corazón humano es infinitamente
más hondo.
El agua del pozo se vende por
aguardiente,
pero la mujer se lamenta de no
tener cáscaras para sus cerdos.
Terminado su cuarteto, el monje se
fue, y del pozo sólo salió agua.
En el borde del pozo
El monje que asiste a la taberna es
taoísta. El Tao es una manera de ver la realidad, que surgió en oriente,
anterior a los chinos y su historia, pero a la que dio forma y sentido. Tiene características que lo asemejan a una
religión, pero no como la entendemos en Occidente. Por otro lado, se puede decir que es una
doctrina filosófica, aunque no encerrada en una forma determinada, sino que es
soporte de sistemas filosóficos diferentes.
Paisaje salpicado de color Zhang Daqian (chino,1899-1983) |
Uno de los aspectos en el que se fija
el Tao es en la alternancia, como el día sigue a la noche, como las estaciones
del año se suceden armónicamente. Pero
no busca la síntesis de la alternancia, sino que la admira tal como es. Así como un niño acaricia a su mascota, así
también el taoísta recorre la superficie de los cambios, los valora y siente el
placer de su contacto. El cuento muestra
al monje seguidor de esta enseñanza, que no se enoja con los cambios de la
Madre Wang, la vendedora de aguardiente.
Por el contrario, está muy atento a ellos, y se ríe sinceramente, lo que
da lugar a la frase que escribe en la pared. Finalmente, sigue los cambios, y transforma el
aguardiente en agua.
Otoño tardío Hong Ling (chino, n. en 1955) |
En la historia narrada arriba hay un
centro: el corazón humano.
Simbólicamente está asimilado al pozo, y ambos quedan relacionados con
la profundidad del cielo. Pero el que se
destaca sobre todo es el corazón. En la
antigua China, él se eleva hasta el principio de la luz. La luz del espíritu, la de la intuición
intelectual, de la revelación, brilla en la caverna del corazón.
El corazón es el centro vital del ser
humano, en cuanto asegura la circulación de la sangre. A la vez ocupa un lugar central en la vida
espiritual: piensa, decide, esboza proyectos, afirma sus acciones.
El corazón es el primer órgano que se
forma y el último en morir, de donde “amar de todo corazón” significa hasta el
último suspiro. Por eso escribe el monje
que la profundidad del cielo no es nada comparada con la hondura del corazón.
Abrazo Zao Wou Ki (chino, 1921-2013) |