El librero
Giuseppe Arcimboldo
(italiano, 1527-1593) |
Así
enseñaba un maestro.
Si
les doy un libro vacío, diciendo: “No pueden todavía aprovecharse de él”, tal
vez piensen: “Nos está insultando.”
Pero
si distribuyo un libro lleno de contenido y comprensible, todos los lectores
tomarán sus superficialidades para estimularse, exclamando: “¡Qué magnífico y
qué profundo!” La gente seguirá estas cosas externas cuando me vaya, haciendo
de ellas una fuente de estímulo y debate. En ellas encontrarán enseñanzas
didácticas, poesía, ejercicios o historias.
Si
no doy ningún libro, o doy uno pequeño, los eruditos académicos se mofarán y
arruinarán los espíritus de los
estudiantes potenciales y vulnerables con otros libros, todavía más de lo que
ya lo hacen. Los estudiantes desconcertados se vuelven destructivos, imaginando
soluciones e intentando, después, imponérselas a los demás.
Si
distribuyo un voluminoso libro, algunas personas imaginarán que es pretencioso.
El libro
Marin Gherasim
(rumano, nacido en 1937) |
Todas estas suposiciones están ahí, han de notar, porque conviene a la gente
tenerlas, no porque exista la mínima posibilidad de que sean verdad.
Si
distribuyo un libro críptico, la gente imaginará que contiene extraños
secretos. O quizá se vuelva innecesariamente astuta intentando descifrarlo. Y
cuanto más se dicen estas cosas, más dice la gente de manera petulante o
desdeñosa: “No nos entiendes. Nosotros no nos comportamos de esa manera. La
falta de entendimiento es tuya.”
Pero
si digo todas estas cosas y las consideran a todas ellas, incluso por un
tiempo, dando a cada afirmación igual atención, estaré contento.
Reflexión
de un conocedor
La anterior reflexión
es el análisis de una acción: entregar un libro. El que está pensando esto puede ser un
maestro o un ser sobrenatural. Lo piensa
con cuidado, pues el libro es uno de los objetos más significativos en la
humanidad moderna.
Niño leyendo un libro
Paritosh Sen
(indio, 1918-2008) |
Muchos
pueblos indoeuropeos antiguos, prohibían el uso de la escritura para la
transmisión del conocimiento histórico y acumulativo del grupo. Este saber era considerado sagrado, y
preservaban su condición de tal recurriendo a estrictas tradiciones orales y
complejos sistemas de enseñanza. Por esta
razón, la etimología de la palabra “libro” viene de lenguas más modernas, y de
palabras que indican la corteza interior de los árboles, que efectivamente se
usaba para escribir.
Nuestro
tiempo está caracterizado como una cultura del libro. La preparación para oficios y profesiones se
hace a través de la lectura, como también la convivencia social está marcada
por el hecho de leer. La influencia del
libro sobre la población en general empezó en el siglo XIII d.C. Antes de este siglo había libros, pero eran
accesibles a muy pocos. Con la invención
de la imprenta, se generalizó su uso con mucha rapidez, y en poco tiempo más se
inició una alfabetización general, transformándose la lectura y la escritura en
algo indispensable para la dignidad humana.
El libro
Juan Gris
(español, 1887-1927) |
El
libro es el símbolo de la ciencia y la sabiduría. Si está “cerrado” es porque contiene
secretos, accesibles solamente a los que están adecuadamente preparados. El libro “abierto” es el que ofrece su
contenido al que lo escruta. Así el
corazón se compara con un libro: abierto, ofrece sus pensamientos y
sentimientos; cerrado, los oculta. En el
relato citado, el maestro es como un libro abierto.
Las
tradiciones religiosas antiguas terminaron por poner por escrito su saber, como
por ejemplo, la Biblia. Hay otros libros
sagrados menos conocidos o que ya no existen, como es el caso del Libro de los
Muertos egipcio, o los Libros Sibilinos de la civilización romana.
Si nos
elevamos un poco, el “libro” es el símbolo del Universo, al que llaman el Liber Mundi. Las letras de este libro,
dicen los antiguos, están escritas con la misma tinta en la tabla eterna por la
pluma divina. Al contenido se lo llama
“secreto de los secretos” y las letras tomaron el nombre de “letras
trascendentes”. Luego de estar escrito,
por un soplo divino, ese Liber Mundi
dio lugar al mundo manifestado.
Para
nuestra cultura, el libro es importante.
Como dice un proverbio hindú: “Un libro abierto es un cerebro que habla;
cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un
corazón que llora.”
Libro del Tiempo
Lygia Pape (brasileña, 1927-2004)
|