domingo, 9 de noviembre de 2014

EL COOLI DE CALCUTA


Vida
Rabi Narayan Gupta
(indio, n. en 1975)
  

 
Un buscador occidental llegó a Calcuta. En su país había recibido noticias de un elevado maestro espiritual llamado Baba Gitananda. Después de un agotador viaje en tren de Delhi a Calcuta, en cuanto abandonó la abigarrada estación de la ciudad, se dirigió a un cooli para preguntarle sobre Baba Gitananda. El cooli nunca había oído hablar de este hombre.

El occidental preguntó a otros coolíes, pero tampoco habían escuchado nunca ese nombre. Por fortuna, y finalmente, un cooli, al ser inquirido, le contestó:
  --Sí, señor, conozco al maestro espiritual por el que preguntas.
 
El extranjero contempló al cooli.
Era un hombre muy sencillo, de edad avanzada y aspecto de pordiosero.
  --¿Estás seguro de que conoces a Baba Gitananda? -preguntó, insistiendo.
  --Sí, lo conozco bien -repuso el cooli.
  --Entonces, llévame hasta él.

El buscador occidental se acomodó en el carrito y el cooli comenzó a tirar del mismo. Mientras era transportado por las atestadas calles de la ciudad, el extranjero se decía para sus adentros: “Este pobre hombre no tiene aspecto de conocer a ningún maestro espiritual y mucho menos a Baba Gitananda. Ya veremos dónde termina por llevarme”.

Después de un largo trayecto, el cooli se detuvo en una callejuela tan estrecha por la que apenas podía casi pasar el carrito. Jadeante por el esfuerzo y con voz entrecortada, dijo:
  --Señor, voy a mirar dentro de la casa. Entra en unos instantes.

Sin título
Akkitham Narayanan
(indio, n. en 1939)
El occidental estaba realmente sorprendido. ¿Le habría conducido hasta allí para robarle o, aún peor, incluso para que tal vez le golpearan o quitaran la vida? Era en verdad una callejuela inmunda. ¿Cómo iba a vivir allí Baba Gitananda ni ningún mentor espiritual? Vaciló e incluso pensó en huir. Pero, recurriendo a todo su coraje, se decidió a bajar del carrito y entrar en la casa por la que había penetrado el cooli. Tenía miedo, pero trataba de sobreponerse. Atravesó un pasillo que desembocaba en una sala que estaba en semipenumbra y donde olía a sándalo. Al fondo de la misma, vio la silueta de un hombre en meditación profunda. Lentamente se fue aproximando al yogui, sentado en posición de loto sobre una piel de antílope y en actitud de meditación.

¡Cuál no sería su sorpresa al comprobar que aquel hombre era el cooli que le había conducido hasta allí!  A pesar de la escasa luz de la estancia, el occidental pudo ver los ojos amorosos y calmos del cooli, y contemplar el lento movimiento de sus labios al decir:
  --Yo soy Baba Gitananda. Aquí me tienes, amigo mío.


No son tres partes

         El término “cooli” se le aplicaba a la población nativa de Asia, especialmente del sur de China o de la India, que trabajaban en emprendimientos coloniales europeos.  Suplieron la mano de obra cuando se prohibió la esclavitud en el siglo XIX, con condiciones tan lamentables como la de los esclavos.  Este apodo también se aplicó a los trabajadores más bajos de la India.  Llegó a ser como un insulto racial.
Jornada I
Jagdish Swaminathan 
(indio, 1928-1994)

         En el “cooli” del cuento se vislumbran los tres aspectos inseparables del ser humano: cuerpo, alma, espíritu.  Son principios, polos, que están en todo hombre.  Cada ser humano es cuerpo, es alma y es espíritu al mismo tiempo e inseparablemente.  Los artefactos tienen partes, no el hombre.

         Se usa la analogía del círculo para entender mejor la triple dimensión humana.  Un círculo tiene tres aspectos inseparables: el centro, la circunferencia y la superficie circular.  Para que sea un círculo no puede faltar ninguno de estos elementos geométricos, los cuales están relacionados y dependen de los otros.  La circunferencia es una línea cuyos puntos están a igual distancia del centro.  La superficie circular está limitada por la circunferencia e incluye al centro.  El centro es un punto inmaterial, pero sin la circunferencia y la superficie circular no sería identificable. 

Sin título
Nand Katyal
(pakistaní, n. en 1935)
         La superficie circular es lo que se ve, lo que manifiesta al círculo, y lo podemos relacionar con el cuerpo.  Lo que rodea al círculo es la circunferencia, y a ella referimos la conciencia, el alma del hombre.  Es lo que envuelve la vida humana.  Finalmente está el centro, que fácilmente lo identificamos con el espíritu en el hombre.   Nuestro espíritu es lo que constituye nuestro ser, toda nuestra vida está relacionada con el centro.  Como en la figura geométrica, estos tres polos son inseparables y constantemente dependientes entre sí.  Tal es la unidad del ser humano, cuya vida siempre es cuerpo, alma y espíritu, en cada tiempo y ocasión.  Esto se aplica al más activo como al más pasivo, al más sano como el más enfermo, al más simpático como al más antipático.

         El buscador occidental del cuento se ve sorprendido por el descubrimiento de que su transportador era un gran maestro.  La sorpresa lo puede llevar a la admiración del “cooli” activo, gentil y elevado maestro al mismo tiempo.  Pero su descubrimiento quedaría incompleto si no se diese cuenta que él es igual al “cooli”, que su ser único e irrepetible, es la unidad de cuerpo, alma y espíritu.

         El cuento nos conduce a conocernos a nosotros mismos.

Gravitación en las relaciones
Jayanta Maity
(bengalí, n. en 1976)