Adoración de
los Magos
Jheronimus
Bosch (El Bosco)
(neerlandés,
1450-1516))
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El siguiente texto está tomado de “Viajes de Marco Polo”,
traducido por María de Cardona y Suzanne Dobelmann, publicado en la Biblioteca Virtual
Miguel de Cervantes; selecciones de los capítulos XXXI y XXXII.
Caravana de Marco Polo Atlas Catalán (1375) Abraham Cresques (mallorquí, +1387) |
Un poco
más lejos, y a tres días de viaje, se halla un alcázar llamado Cala
Atapereistan, lo que en español significa: «Castillo de los adoradores del
fuego». Y esto es la verdad, pues estos hombres adoran el fuego. Os diré por
qué lo adoran: Las gentes de ese castillo cuentan que en la Antigüedad tres Reyes
de esta región fueron a adorar a un profeta que acababa de nacer y llevarle
tres presentes: el oro, el incienso y la mirra, para saber si ese profeta era
Dios, rey terrestre o médico, pues dijeron que si tomaba el oro, era rey
terrenal; si el incienso, era un Dios; si la mirra, entonces era un médico.
Cuando llegaron al sitio en donde había nacido el niño, el más joven de los
Reyes se destacó de la caravana y fue solo a ver al niño y vio que era
semejante a él, pues tenía su edad y estaba hecho como él, y esto lo llenó de
asombro. Luego fue el segundo de los Reyes, que era de la misma edad, y
contestó lo mismo. Y creció al punto su sorpresa. Por fin, fue el tercero, que era
el más anciano, y le sucedió lo que a los otros dos. Y quedáronse pensativos...
Cuando se reunieron se contaron uno a otro lo que habían visto y se
maravillaron de ello.
Entonces
decidieron ir los tres a un tiempo, encontrando al niño del tamaño y edad que
le correspondía (pues no tenía más que trece días). Ante él se postraron
ofreciéndole oro, incienso y mirra. El niño cogió las tres cosas y, en cambio,
les entregó un cofrecillo cerrado. Los Reyes Magos volvieron después de esto a
sus respectivos países.
Cuando
hubieron cabalgado algunas jornadas, se dijeron que querían ver lo que el niño
les habla dado. Abriendo el cofrecillo, se encontraron que contenía una piedra.
Sorprendidos, preguntáronse qué significaría aquello, pues habiendo el niño
cogido las tres ofrendas, comprendieron los Reyes que el niño era Dios, Rey
terrestre y Médico, y debía de tener aquello un sentido oculto, y, en efecto,
el niño dio a los tres Reyes la piedra, significándoles que fueran firmes y
constantes en su fe. Los tres Reyes tomaron la piedra y la echaron a un pozo,
ignorando aún su significado, y cuando la piedra cayó al pozo, un fuego
ardiente bajó del cielo y penetró en el pozo.
Cuando tal vieron los Reyes,
quedaron estupefactos y se arrepintieron de haber tirado la piedra, pues era un
talismán. Cogieron del fuego que salía del pozo para llevarlo a sus respectivos
países y ponerlo en un magnífico y rico templo. Y desde entonces está ardiendo
y le adoran como si fuera un dios. Y los sacrificios y holocaustos que hacen
son con ese fuego sagrado. Jamás toman de otro fuego que no sea de este
maravilloso, caminando leguas y leguas para conseguirlo, cuando se les acaba,
por la razón que ya os dije. Y son numerosos los que adoran el fuego en esta
región. Todo esto le contaron a mi señor Marco Polo, y también de que los tres
Reyes Magos el uno era de Sava, el otro de Ava y el tercero de Cashan.
El
fuego que alumbra.
Marco Polo
(veneciano, 1254-1324) fue un mercader, que se hizo famoso por el relato de su
viaje a Lejano Oriente, dando a conocer en la Europa Medieval
las tierras de Asia central y China. En
su tiempo existía la conocida Ruta de la Seda , por la que Occidente conseguía este
producto y especias de Oriente. El
padre y un tío de Marco Polo habían
llegado así ante el mismo Kublai Kan (mongol, 1215-1294), emperador en
China.
Los sabios magos Pavel Filonov (ruso, 1883-1941) |
En 1271, Marco
Polo tiene 17 años, y comienza con su padre y su tío un viaje por Oriente, que
le llevará 24 años. Cuando conoce a
Kublai Kan, éste lo acoge en la corte como consejero. Así viaja por toda China, y cuenta que llegó
a gobernar una provincia en nombre del Kan.
La última misión que recibe del emperador, acompañar a una princesa, le
permite volver a su ciudad natal.
Años después
del regreso, Marco Polo es encarcelado durante varios meses. Allí conoce a Rustichello de Pisa, un escritor
que se encargará de elaborar un libro con todos los recuerdos y testimonios de
su compañero de prisión. El texto es
conocido como “El Libro de las Maravillas” o simplemente “Los Viajes de Marco
Polo”.
En ese relato
está la visita que hace el viajero a la ciudad de donde eran los Magos que
visitaron al Niño Dios recién nacido en Belén de Judea, guiados por una
estrella. Es poco conocido el hecho de
que el Niño les haya regalado una piedra a los que le habían llevado oro,
incienso y mirra.
Pintura de fuego Yves Klein (francés, 1928-1962) |
En el sentido
simbólico del nombre Belén, hay una transformación del nombre “Beith-el” (Casa de Dios), representada
por una piedra, en “Beith-lehem”
(casa de pan), que es la conversión de la piedra en pan. El regalo que se llevan los reyes también
sufrirá una transformación cuando lo arrojen con desidia en un pozo.
De la piedra
despreciada surge el fuego. Éste es uno
de los más profundos símbolos de Dios.
La estrella es un fuego en el firmamento que guía
y orienta; el sol, el astro del fuego, es el que ilumina y calienta toda la
tierra. Recordemos que a Jesús, cuando
es anunciado en el Templo, se lo llama “la visita del Sol naciente”. El fuego es el que transforma todas las cosas
en Él mismo, como Dios nos lleva a su seno.
Luego de casi
25 años de un viaje fantástico, Marco Polo también trae el recuerdo de esos
Magos que encontraron el sentido de sus vidas en la contemplación del Recién
Nacido y en los dones recibidos.
Llama Jackson Pollock (norteamericano, 1912-1956) |