Trabajo a la mañana temprano
William H.
Johnson
(estadounidense,
1901-1970)
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Para Nasrudín la vida es un absurdo
coherente con el que hay que conformarse.
Así, cuando aún era joven, su padre
le dijo un día:
– Tendrás que levantarte temprano,
hijo mío.
– ¿Y por qué, padre?
Soshun
Togyu Okumura
(japonés, 1889-1990) |
– Porque es una costumbre muy
buena. Un día que me levanté al alba encontré un saco de oro en el camino.
– ¿Quizá lo habían perdido la noche
anterior?
– No, no – dijo el padre -. No
estaba allí la noche anterior. Si no, lo habría visto al volver a casa.
– Entonces – dijo Nasrudín -, el
hombre que había perdido su oro se había levantado todavía más temprano que tú.
¿Ves cómo levantarse pronto no es bueno para todo el mundo?
La danza del tiempo
El
relato parece una confrontación de refranes.
En nuestro idioma podemos rescatar dos, que estarían en pugna. Por un lado, “A quien madruga, Dios le ayuda”,
y por otro lado está el famoso “No por mucho madrugar amanece más temprano”.
Temprano
James Bishop
(norteamericano, n. en 1927) |
Los
refranes son característicos de la tradición oral que era la encargada de
transmitir la sabiduría de una generación a otra. No había otra manera, pues el registro
escrito es tardío dentro de la historia de la humanidad, y además, por su
dificultad abarcaba poco de la vida humana cotidiana.
Un
refrán es una sentencia breve, mediante la cual se puede explicar una acción o
brindar un consejo. Es anónimo, y su uso
es compartido por una comunidad. Los
frutos del refranero es la promoción de la reflexión, la transmisión de enseñanzas,
o simplemente sirven como ejemplos para la vida diaria. La recolección de varios refranes de una
comunidad refleja su cultura de una manera sencilla y a la vez con mucha
profundidad.
El
padre de Nasrudín ilustra claramente el refrán “A quien madruga, Dios le ayuda”. La intención del enseñante es que hay que
esforzarse, y ser diligente para tener éxito en lo que se pretende alcanzar, o
en el trabajo. Hay refranes “sinónimos”,
como el que dice: “Ayúdate y te ayudaré”.
También hay otro, que se usa mucho en nuestro tiempo: “A Dios rogando y
con el mazo dando”.
Los
refranes son ingeniosos, y con mucha gracia, como el enunciado: “Más ayuda la
mañana que prima ni hermana”. También
hacen observaciones de la naturaleza, como el que reza: “Quien madruga, halla
el pájaro en el nido, y quien se duerme, hállalo vacío”, que es un sinónimo
parcial de lo que el padre enseña en el cuento.
Domingo a la mañana temprano
Edward
Hopper
(norteamericano, 1882-1967) |
La
respuesta del hijo se vincula a otro: “No por mucho madrugar amanece más
temprano”. La enseñanza es clara e
indica que no alcanza con ser diligente, y tampoco conviene precipitarse en el
trabajo para apresurar el logro de algo, porque los acontecimientos deben
seguir su curso natural.
Un
ejemplo, que funciona como “sinónimo”, es el que dice: “Una cosa es correr y
otra llegar”. Es común que las
comunidades tomen un refrán y lo reformulen, tratando de producir un efecto
cómico. Por ejemplo, el que sentencia: “No por mucho madrugar, la cola será más
corta”.
En
este cuento, la enseñanza de fondo, que abarca los dos lados de la contienda,
es invitarnos a participar de la armonía del tiempo. Las cosas se suceden y se alternan. Una cosa es el amanecer y otra es el
anochecer, como otra es el día y otra la noche.
La sabiduría estará en saber vibrar al mismo ritmo del cosmos, de la
naturaleza y de la cultura en la que nos toca vivir.
Armonía en azul y verde
Natalia Goncharova
(rusa, 1881-1962) |