domingo, 22 de noviembre de 2015

¿HAY QUE LEVANTARSE TEMPRANO?


Trabajo a la mañana temprano
William H. Johnson
(estadounidense, 1901-1970)



Para Nasrudín la vida es un absurdo coherente con el que hay que conformarse.
Así, cuando aún era joven, su padre le dijo un día:

– Tendrás que levantarte temprano, hijo mío.

– ¿Y por qué, padre?
Soshun
Togyu Okumura
(japonés, 1889-1990)

– Porque es una costumbre muy buena. Un día que me levanté al alba encontré un saco de oro en el camino.

– ¿Quizá lo habían perdido la noche anterior?

– No, no – dijo el padre -. No estaba allí la noche anterior. Si no, lo habría visto al volver a casa.

– Entonces – dijo Nasrudín -, el hombre que había perdido su oro se había levantado todavía más temprano que tú. ¿Ves cómo levantarse pronto no es bueno para todo el mundo?


La danza del tiempo

         El relato parece una confrontación de refranes.  En nuestro idioma podemos rescatar dos, que estarían en pugna.  Por un lado, “A quien madruga, Dios le ayuda”, y por otro lado está el famoso “No por mucho madrugar amanece más temprano”.

Temprano
James Bishop
(norteamericano, n. en 1927)
         Los refranes son característicos de la tradición oral que era la encargada de transmitir la sabiduría de una generación a otra.  No había otra manera, pues el registro escrito es tardío dentro de la historia de la humanidad, y además, por su dificultad abarcaba poco de la vida humana cotidiana.  

         Un refrán es una sentencia breve, mediante la cual se puede explicar una acción o brindar un consejo.  Es anónimo, y su uso es compartido por una comunidad.  Los frutos del refranero es la promoción de la reflexión, la transmisión de enseñanzas, o simplemente sirven como ejemplos para la vida diaria.  La recolección de varios refranes de una comunidad refleja su cultura de una manera sencilla y a la vez con mucha profundidad.

         El padre de Nasrudín ilustra claramente el refrán “A quien madruga, Dios le ayuda”.  La intención del enseñante es que hay que esforzarse, y ser diligente para tener éxito en lo que se pretende alcanzar, o en el trabajo.  Hay refranes “sinónimos”, como el que dice: “Ayúdate y te ayudaré”.  También hay otro, que se usa mucho en nuestro tiempo: “A Dios rogando y con el mazo dando”.

         Los refranes son ingeniosos, y con mucha gracia, como el enunciado: “Más ayuda la mañana que prima ni hermana”.  También hacen observaciones de la naturaleza, como el que reza: “Quien madruga, halla el pájaro en el nido, y quien se duerme, hállalo vacío”, que es un sinónimo parcial de lo que el padre enseña en el cuento.

Domingo a la mañana temprano
Edward Hopper
(norteamericano, 1882-1967)
         La respuesta del hijo se vincula a otro: “No por mucho madrugar amanece más temprano”.  La enseñanza es clara e indica que no alcanza con ser diligente, y tampoco conviene precipitarse en el trabajo para apresurar el logro de algo, porque los acontecimientos deben seguir su curso natural.

         Un ejemplo, que funciona como “sinónimo”, es el que dice: “Una cosa es correr y otra llegar”.  Es común que las comunidades tomen un refrán y lo reformulen, tratando de producir un efecto cómico. Por ejemplo, el que sentencia: “No por mucho madrugar, la cola será más corta”.

         En este cuento, la enseñanza de fondo, que abarca los dos lados de la contienda, es invitarnos a participar de la armonía del tiempo.  Las cosas se suceden y se alternan.  Una cosa es el amanecer y otra es el anochecer, como otra es el día y otra la noche.  La sabiduría estará en saber vibrar al mismo ritmo del cosmos, de la naturaleza y de la cultura en la que nos toca vivir. 


Armonía en azul y verde
Natalia Goncharova
(rusa, 1881-1962)