Mendigo
Theo van Doesburg
(neerlandés, 1883-1931) |
Un
pobre fue a llamar a la puerta de Rabí Schmelke. Éste, al no encontrar dinero,
le dio un anillo. Cuando se enteró, su
mujer le hizo miles de reproches. ¿Cómo
había podido darle a un mendigo un anillo que llevaba engastada una piedra
preciosa?
Rabí
Schmelke envió de inmediato a alguien en busca del pobre. Cuando le vio le dijo:
-Acabo
de saber algo que desconocía, que el anillo que te he dado es de gran
valor. Sobre todo ten cuidado en no
revenderlo por un bocado de pan.
La
pobreza en la tradición
El
anillo en un símbolo de compromiso, de estar atado. Dado que en el relato, tiene una piedra
preciosa, el regalo dado al pobre implica no solamente un valor monetario, sino
también un sentido espiritual. Abundan
los ejemplos, como el anillo que recibe la novia cuando formaliza la intención
de casamiento, o el anillo que porta un Obispo que habla de su entrañable
relación con la Iglesia.
Anillos
Sarah Morris
(norteamericana, n. en 1967)
|
Cuando
el Rabí busca al pobre para advertirle sobre la importancia de lo recibido,
muestra un auténtico sentido de amor al prójimo. No solamente responde a la
necesidad de su beneficiario, sino también lo instruye sobre el significado de
lo entregado, sabiendo que el pobre tiene la misma capacidad que él para
entender de valores espirituales.
Todas
las tradiciones de la humanidad hablan de atender al pobre. Éste puede ser de la propia comunidad o un
extraño, hay que ayudarlo. Por lo
general van mucho más allá de un reparto equilibrado de bienes materiales, pues
las tradiciones consideran al ser humano mucho más que un mero consumidor. Están marcadas por la evidente grandeza de
todo hombre, en su doble condición de fruto de la tierra y bendición del cielo.
Se
diferencian dos tipos de pobreza. La que inevitablemente ha de producirse en
toda sociedad como consecuencia de las vicisitudes de la vida misma del
individuo y la sociedad. “Pues no dejará de haber menesteroso en el seno de la
tierra”, enseña el bíblico Deuteronomio (15,11), ante lo cual hallamos el
imperativo: “por ello Yo (Dios) te ordeno diciendo: habrás de abrir tu mano a
tu hermano, al pobre y al menesteroso, que se hallan en tu tierra”.
El que
es pudiente debe extender una mano de ayuda plena al necesitado, a fin de que
no sólo pueda salir de su aprieto económico, sino que tenga la posibilidad de
volver a vivir según corresponde a su dignidad.
San Eligio como orfebre
muestra anillo
Petrus Christus
(belga, 1410-1475)
|
El
segundo tipo de pobreza es el que surge de la expoliación de los débiles de la
sociedad por parte de aquellos que sustentan alguna forma de poder. No se trata meramente del incumplimiento de
las normas de caridad, de desentenderse de los necesitados, sino de quitarles
lo poco que poseen para acopiar bienes sin límite alguno, por el mero hecho
posesivo que conlleva a sentirse poderoso, un sugestivo engaño. Una catástrofe humana es la existencia de
criaturas humanas sumidas por otras al ultraje.
Las
tradiciones espirituales consideran que el hombre fue creado a imagen y
semejanza de Dios, para recordarle que al agraviar de alguna forma a su
prójimo, es como si estuviese agraviando al Creador. Sus enseñanzas son la antropología de Dios,
más que la teología del hombre.
Desde
la Sabiduría, atendiendo a los pobres, las sociedades deben honrar la
existencia de cada uno de sus habitantes. Así se permite el enaltecimiento de
lo espiritual y sublime, entendido por cada uno a su modo, y expresado mediante
la equidad, la justicia y un genuino sentimiento fraternal, por todos.
Anagogía
Victor Brauner
(rumano, 1903-1966) |