domingo, 22 de mayo de 2016

EL JUEZ Y LOS DOS LITIGANTES

La verdad fue revelada
Egon Schiele
(austríaco, 1890-1918)



Había dos litigantes irritados, Ahmed y Lakhdar, que se presentaron ante un cadí, magistrado encargado de impartir justicia.

Lakhdar tomó la palabra y dijo, señalando a Ahmed con el dedo:
-Mi amigo Ahmed me ha traicionado. Se ha comportado de forma abyecta. Ha ido a mi casa en mi ausencia, me ha robado el dinero, me ha robado el asno, ha violado a mi mujer y ha golpeado a mi hijo hasta hacerle sangrar. ¡Cadí, tienes que hacer justicia!

El cadí le dijo: -Tienes razón.

Entonces Ahmed dio un paso al frente y dijo con  tono vigoroso:
-¡Falso! ¡No ha ocurrido así! Es cierto, he ido a  casa de Lakhdar, pero aquél era mi asno, ¡él me lo había pedido prestado y no me lo quería devolver! ¡Aquel dinero era mío y quería recuperarlo! ¡Yo no he violado a su mujer, fue ella quien se me echó encima, porque siempre está falta de amor! ¡Y al querer desembarazarme de ella, su hijo ha empezado a golpearme! ¡Me he defendido como he podido y he salido de allí con las manos vacías! ¡Es a mí, cadí, a quien tienes que hacer  justicia!

El cadí, que escuchaba atentamente, le dijo: -Tienes razón.

Entonces el primer ayudante del cadí, que estaba en pie detrás de él, se inclinó y dijo a media voz:
-¡Pero, cadí, estos dos hombres te han contado cosas completamente contradictorias y tú les has dicho a los dos que tienen razón! ¡Eso no es posible! 

Y el cadí le dijo a su ayudante:
-Tienes razón.


"El corazón tiene razones que la razón desconoce."

         Este es un cuento que encontramos en casi todas partes, tanto en los viejos relatos de Oriente como en la tradición islámica. La versión presentada está tomada de esta última tradición, evidente en los nombres que usa como en la mención del juez como cadí.  Salvo estas notas, el relato es idéntico en todas las versiones.
Como quiera es lo mismo
Ramon Oviedo
(dominicano, n. en 1924)

         La cita que abre la reflexión es muy conocida, citada con mucha frecuencia en el siglo XX, en distintos ámbitos.  Fue escrita por Blaise Pascal (francés, 1623-1662), que fue matemático, físico, inventor, filósofo y escritor.  Está en su libro “Pensamientos”, que son apuntes para una obra, Apología del Cristianismo, la cual no pudo completar.

         Pascal inició su actividad filosófica luego de una experiencia mística que tuvo una noche en 1654, luego de un presunto accidente en un carro.  A partir de entonces produjo escritos de gran valor literario y filosófico.  En “Pensamientos” encontramos otras citas que aclaran su intención.

         Una muy explícita dice: “Conocemos la verdad, no solamente por la razón, sino también por el corazón; de esta segunda manera es como conocemos los primeros principios, y es inútil que el razonamiento, que no tiene parte en ello, trate de combatirlos”.  Esto no significa, en ningún  sentido, negar la razón.  Por eso aclara: “Hay dos excesos: excluir la razón, no admitir más que la razón”.

         La palabra “razón” viene del latín “ratio, rationis” y ésta a su vez de “reor, reris, reri” que significa “creer, pensar”.  Así vemos que en el origen de la palabra, el corazón y la razón estaban unidos. También encontramos dos usos más para la palabra “ratio”.  Significaba “calcular”, y por eso en matemática designa al cociente entre dos cifras.  El otro uso fue para dividir animales en clases.  Por eso algunos piensan que la palabra “raza” podría venir de “ratio”.
Racionalidad negra
Albert Oehlen
(alemán, n. en 1954)

         Según el uso común de la palabra “razón”, tiene como diez significados.  El principal hace referencia a la facultad del ser humano, que le es propia, para conocer y pensar.  Con ella, el hombre puede formar ideas, juicios y representaciones de la realidad en la mente.  Es en este ámbito en donde se une a la intuición y a los sentimientos.  Es en la mente en donde la razón tiene su grandeza y su límite.

         El cadí del cuento da la razón a todos, es decir, reconoce o acepta que lo que piensa o dice otra persona es cierto.  Va al fondo de los hechos que relatan los litigantes, descubriendo que en sus mentes tienen razón.  De la misma manera responde a su discípulo, porque es razonable.  El cadí también tiene razón.

         Queda abierta la pregunta sobre la verdad, ese misterio que está por encima de toda razón y que buscamos de todo corazón.  La verdad que nos trasciende y que permanece en medio de nosotros, iluminando la vida del universo con su presencia y suave compañía.



Abstracto
Basuki Abdullah
(indonesio, 1915-1993)