domingo, 13 de agosto de 2017

LA ANCIANA Y SU GALLO

Gallo
Gao Jianfu
(chino, 1879-1951)

La anciana que vivía en una granja observó que su gallo cantaba siempre a la misma hora, minutos antes de comenzar el día; pensó entonces que era el canto de su gallo el que producía la salida del sol.

Los vecinos molestos por el canto, protestaron. La anciana decidió entonces irse a vivir a otro pueblo llevándose el gallo.

La primera madrugada en su nuevo hogar fue igual que siempre: el gallo cantó y el sol comenzó a elevarse sobre el horizonte. Poco a poco la claridad invadió el lugar.

La mujer pensó:

- "Lo lamento por la gente del otro pueblo a quienes dejé a oscuras para siempre".

Le extrañó que nunca la hubieran llamado para que regresara.


Nada es permanente

         El cuento está cargado de símbolos. Dos están resaltados por el título del cuento, pero en su interior hay muchos más, como son el amanecer, la granja, los vecinos, la luz y la oscuridad, el horizonte, la hora, el hogar, y otros que van surgiendo en lo que se relata y en su trasfondo. Esta es la riqueza de los relatos, de donde podemos sacar muchas enseñanzas y orientaciones.
Retrato de una anciana
Guido Reni
(italiano, 1575-1642)

         Conviene tener en cuenta que los símbolos tienen muchos significados y casi siempre ambiguos, pues aparecen sentidos positivos y negativos. Tomemos el caso del gallo. Para culturas muy antiguas, este animal representa las cinco virtudes principales: las virtudes civiles, por su cresta que indica autoridad y su urbanidad, como un orientador de la comunidad de pertenencia; representa a la vez las virtudes militares, puesto que porta espolones, un arma de guerra. El gallo es símbolo de la valentía, en tierras en donde se aprecian las riñas de esta clase; a la vez se lo reconoce como símbolo de la bondad, porque comparte su alimento con las gallinas; indica también la confianza, por la seguridad con la que anuncia el alba.

         Pero en otras culturas el gallo es un símbolo excepcionalmente nefasto: es un veneno, junto al puerco y a la serpiente. Es el deseo desbocado, el apego, la codicia y la sed de posesión. En Europa en ocasiones se lo toma como imagen de la cólera, la explosión desmesurada del deseo y la violencia.

         El cuento resalta un aspecto del gallo muy elogiado en todas las tradiciones: es el animal que anuncia el alba, por lo tanto un símbolo solar. En la tradición cristiana, es un emblema de Cristo, como lo son el cordero y el águila. Pero él pone de relieve el aspecto solar del Señor: luz y resurrección. Se lo coloca en la cima de los templos como una veleta, para evocar la supremacía de lo espiritual en la vida humana. Nos recuerda que nuestro camino es hacia el amanecer, y su canto nos dice que ya comienza la iluminación, que no es otra cosa que nuestra salvación disipando las últimas tinieblas de la noche en nuestras almas.
Presente antiguo
Linda Saccoccio
(norteamericana, contemporánea)

         Esta riqueza posee la anciana con su gallo. Por eso en su ingenuidad intuye que al irse de una vecindad la deja desprovista de amanecer. La mujer se extraña que no la llamen después, y esta es la enseñanza que tiene que asimilar. Viendo su nuevo entorno y recordando sus pasados vecinos aprenderá, si presta atención, que todo en la vida pasa, que vivir es cambiar. Ocupamos un lugar significativo en un grupo humano, pero eso se termina, y lo nuevo también pasará, nada es permanente.

         La anciana es invitada a observar en profundidad su presente, de la misma manera que vemos cómo en cada amanecer se ilumina nuestra vida. El presente de la mujer es nuestro presente más profundo, pues en él se va produciendo constantemente el aumento de la luz, de la misma manera que cada madrugada lentamente se alumbra nuestra existencia. El gallo es símbolo del tiempo, cantando cada salida del sol hasta que nuestra alma quede iluminada para siempre.     



Iluminación
René Magritte
(belga, 1898-1967)