domingo, 10 de septiembre de 2017

LA FALACIA DE LA COMPARACIÓN

Señales cósmicas
Alan Davie
(escocés, 1920-2014)
El mulá Nasrudín iba vestido con una túnica harapienta y sucia. El gobernante lo increpó:

- "¿Cómo te atreves a presentarte ante mí en ese estado de suciedad? ¿Es que no te da vergüenza?"

- "Siempre estoy relativamente limpio", contestó Nasrudín. "En mi alforja guardo otra túnica y me la pondré cuando la que visto ahora esté más sucia que ésta."

- "Pero ¿cuándo las lavas?"

- "Nunca. Cada vez que la túnica que estoy usando está más sucia que la que llevo en mi alforja, me la cambio. ¡Siempre estoy relativamente limpio!"


El sentido de limpiar

         Nasrudín es un personaje mítico de la tradición popular sufí, una especie de antihéroe, cuyas historias sirven para ilustrar enseñanzas y hacer reflexionar a quien las lee u oye. Representa distintos papeles: agricultor, padre, juez, comerciante, sabio o tonto. Se lo reconoce siempre como mulá, que es un término de Medio Oriente para maestro.
Queja ante el sultán
Sultan Muhammad
(turco, 1475-1550)

         En este cuento, Nasrudín nos pone ante una comparación entre dos túnicas, una que tiene en uso y otra guardada en su alforja. Tanto en la acción como en los elementos mencionados, nos encontramos ante distintos significados del relato.

         La comparación entre las túnicas es la acción relevante de la historia. Constantemente las personas nos pasamos comparando opciones entre dos o más elementos, cuestiones y seres de todo tipo. Cuando estamos frente a un objeto desconocido es inevitable que tendamos a relacionarlo con otro, ya conocido por nosotros, haciendo un ejercicio comparativo en el que el intelecto desarrolla una gran actividad. La educación usa de la comparación y la analogía para llevar a los educandos a la comprensión y el conocimiento de la realidad, porque son las formas básicas de la humanidad para relacionarse con la existencia.

         En la literatura, a esta figura también se la llama símil, que es establecer una comparación entre cosas determinadas, para trasladar las características simbólicas o físicas de una a otra. La frase: sus ojos como dos esmeraldas brillaban en la noche, es un símil que traza un paralelo entre los ojos de color verde y las piedras preciosas. También se usa mucho en la vida cotidiana, como en los siguientes ejemplos:
Ten cuidado si sales de noche que la calle está oscura como boca de lobo.
Fabio está alto y flaco como un poste de luz.

Contraste de formas
Fernand Léger
(francés, 1881 - 1955)
         El cuento nos recuerda que las comparaciones pueden ser falaces, cuando empleamos argumentos con el fin de engañar, distraer o descalificar al interlocutor. Ocurre también cuando hay una mala construcción de la comparación. Hay tantas falacias que cualquier intento de clasificación resulta inútil. Desde que Aristóteles (griego, 384-322 a.C.) redactara sus “Refutaciones sofísticas”, no hay dos planteos que tengan el mismo ordenamiento.

         Para evitar los engaños en las comparaciones, tan necesarias por otro lado para la existencia y el aprendizaje, es bueno vivir con atención el presente, evitando compararlo con un pasado que ya no está, o con un futuro que todavía no ha llegado. La túnica que Nasrudín tiene en la alforja es del pasado, está sucia. Y si en el futuro se la pone, seguirá sucia, aunque parezca más limpia que la que tiene en el presente, lo cual es muy relativo. Mejor, que resuelva el presente.

         Hay otros aspectos de la vida en los cuales conviene no comparar. Por ejemplo, en la relación con otros, como cuando cotejamos nuestra dicha o la tristeza con las del vecino. En estas situaciones conviene entender que todo cambia, que la existencia es un constante devenir, y lo valioso es sumergirse en el presente propio, contemplando aunque sea sin comprender, donde la comparación será una insignificante falacia.


Ventanas sobre la ciudad
Robert Delaunay
(francés, 1885 - 1941)