Ni esperanza ni miedo
Frederic
Lord Leighton
(inglés, 1830 - 1896) |
En
una tierra en cruda guerra, había un Rey que causaba espanto. Siempre que capturaba prisioneros, no los
mataba. Los llevaba a una gran sala, oscura y de fuertes muros de piedra, en la
que había un grupo de arqueros de su ejército.
Sobre
uno de los lados, de esa terrorífica sala de la muerte, estaban reunidos los
arqueros, y sobre la otra pared, había, cerrada con una tranca, una puerta de
pesadas y atormentadoras hojas. Sobre la misma se veían figuras de calaveras
cubiertas de sangre junto a otras aterradoras imágenes.
En
esta sala, el Rey, les ordenaba a los prisioneros formar un círculo y
dirigiéndoles la palabra les decía:
“Ustedes
podrán elegir entre morir en forma rápida y segura, flechados por mis arqueros
o pasar por aquella pesada puerta la que por mí mismo será trancada, una vez
que hayan pasado.”
Todos
escogían ser muertos en forma rápida, por los arqueros del Rey.
Al
finalizar la guerra, un soldado que por mucho tiempo había servido al Rey,
dirigiéndose a su soberano, le dijo:
“Señor,
¿le puedo hacer una pregunta?”
“Señor,
¿qué cosa hay detrás de tan asustadora y temida puerta?”
-“¡Vaya
y vea por usted mismo!”, le respondió el
Rey.
El
valiente soldado, entonces, abre temerosamente la puerta y a medida que lo
hace, los rayos del sol van entrando y aclarando el ambiente. Finalmente
descubre, absolutamente incrédulo y sorprendido que la terrorífica puerta se
abría sobre un camino que conducía a la libertad.
El
soldado, sin poder salir de su asombro, apenas puede escuchar la voz de su Rey
que le dice:
-“Yo
les daba a ellos la alternativa de elegir, que escogieran qué hacer con
respecto a sus vidas. ¡Pero ellos preferían morir antes de arriesgarse a abrir
esa pesada puerta!”
La
vida es insegura
El jardín de la muerte
Hugo Simberg
(finlandés , 1873 - 1917) |
La
palabra miedo tiene un origen oscuro, es exclusiva del castellano y del dominio
portugués y gallego, en los que se dice medo.
Las demás lenguas romances recurren a la voz latina pavor, de donde tenemos, por ejemplo, el italiano paura. En este caso, su origen es la
raíz indoeuropea peu, que significa
cortar, golpear, de donde viene también, curiosamente, la palabra pavimento, que tanto se usa en calles y
caminos.
Se
considera al miedo como un estado
emocional que surge en respuesta a una señal de eventual peligro. Esta
definición es muy piadosa, pues está claro el carácter peyorativo del término miedoso,
sinónimo de cobarde que es el que, al igual que un lobo o un perro asustado,
pone la cola entre las patas.
La
vida humana está atravesada de miedos, que provienen de nuestro interior. La
palabra latina es medu, cuya primera
sílaba me estaría refiriendo este
estado emocional a una exagerada presencia del ego que nos lleva a distintas situaciones. El miedo se da desde la
infancia, cuando tememos defraudar a nuestros padres, o cuando nos produce
pánico la soledad y la oscuridad. Hay miedos de distinta intensidad que nos
acompañan toda la vida: a la oscuridad, a enamorarse, a la muerte, a los
cambios, a perder el trabajo, al rendimiento académico, a los políticos, a las
autoridades, a equivocarse, y muchísimos más. En las religiones, tan potente
como la dualidad amor-odio es la pareja fascinación-temor.
Puertas Norte
Bautisterio de Florencia
Lorenzo
Ghiberti,
(italiano, 1378 - 1455) |
El
miedo normalmente nace de una comparación con el pasado. Es fruto de recuerdos,
cosas que ya pasaron y que ya no tienen peso en el presente. Es como las
flechas de los arqueros del cuento, que una vez lanzadas producen la muerte
segura. Esas cosas que ya pasaron pudieron ser magníficas en su momento, pero
ahora no están e impiden la libertad.
La vida cambia, los
logros son temporarios. Cada día entramos en la gigantesca sala de nuestro
corazón, donde nos espera el temible rey con sus arqueros, que no solamente es
el pasado sino también nuestras proyecciones del futuro. ¿Qué será de mí en
unos años? ¿Quién cuidará a los que quiero? ¿Seré reconocido por mis aportes a
la familia y a la sociedad? ¿No seré una molestia para los demás? Estas son unas
pocas preguntas de la infinidad que nos hacemos los seres humanos sobre el
porvenir. Amenazas que se pueden concretar, para las cuales la única respuesta
es la libertad en el presente, y no el miedo permanente.
El camino humano es
inseguro y no hay momento en la vida en el cual no tengamos que elegir entre la
muerte segura y abrir las puertas, amenazantes y pesadas, de la libertad. El
que abre la puerta en el cuento es un soldado valiente, que se atreve a
interrogar al rey. Se dice que valiente es el que mantiene fuertemente su línea
territorial, intelectual y religiosa. Esto es la libertad: ir a fondo con lo
que somos, pensamos y creemos, en medio de la más profunda inseguridad.
La puerta rosa
Georges
Valmier
(francés, 1885 - 1937) |