domingo, 8 de octubre de 2017

LO QUE EL MIEDO PUEDE HACER

Ni esperanza ni miedo
Frederic Lord Leighton
(inglés, 1830 - 1896)

En una tierra en cruda guerra, había un Rey que causaba espanto.  Siempre que capturaba prisioneros, no los mataba. Los llevaba a una gran sala, oscura y de fuertes muros de piedra, en la que había un grupo de arqueros de su ejército.

Sobre uno de los lados, de esa terrorífica sala de la muerte, estaban reunidos los arqueros, y sobre la otra pared, había, cerrada con una tranca, una puerta de pesadas y atormentadoras hojas. Sobre la misma se veían figuras de calaveras cubiertas de sangre junto a otras aterradoras imágenes.

En esta sala, el Rey, les ordenaba a los prisioneros formar un círculo y dirigiéndoles la palabra les decía:
“Ustedes podrán elegir entre morir en forma rápida y segura, flechados por mis arqueros o pasar por aquella pesada puerta la que por mí mismo será trancada, una vez que hayan pasado.”

Todos escogían ser muertos en forma rápida, por los arqueros del Rey.

Al finalizar la guerra, un soldado que por mucho tiempo había servido al Rey, dirigiéndose a su soberano, le dijo:
“Señor, ¿le puedo hacer una pregunta?”
“Señor, ¿qué cosa hay detrás de tan asustadora y temida puerta?”

-“¡Vaya y vea por usted mismo!”,  le respondió el Rey.

El valiente soldado, entonces, abre temerosamente la puerta y a medida que lo hace, los rayos del sol van entrando y aclarando el ambiente. Finalmente descubre, absolutamente incrédulo y sorprendido que la terrorífica puerta se abría sobre un camino que conducía a la libertad.

El soldado, sin poder salir de su asombro, apenas puede escuchar la voz de su Rey que le dice:
-“Yo les daba a ellos la alternativa de elegir, que escogieran qué hacer con respecto a sus vidas. ¡Pero ellos preferían morir antes de arriesgarse a abrir esa pesada puerta!”


La vida es insegura
El jardín de la muerte
Hugo Simberg
(finlandés , 1873 - 1917)

         La palabra miedo tiene un origen oscuro, es exclusiva del castellano y del dominio portugués y gallego, en los que se dice medo. Las demás lenguas romances recurren a la voz latina pavor, de donde tenemos, por ejemplo, el italiano paura. En este caso, su origen es la raíz indoeuropea peu, que significa cortar, golpear, de donde viene también, curiosamente, la palabra pavimento, que tanto se usa en calles y caminos.

         Se considera al miedo como un  estado emocional que surge en respuesta a una señal de eventual peligro. Esta definición es muy piadosa, pues está claro el carácter peyorativo del término miedoso, sinónimo de cobarde que es el que, al igual que un lobo o un perro asustado, pone la cola entre las patas.

         La vida humana está atravesada de miedos, que provienen de nuestro interior. La palabra latina es medu, cuya primera sílaba me estaría refiriendo este estado emocional a una exagerada presencia del ego que nos lleva a distintas situaciones. El miedo se da desde la infancia, cuando tememos defraudar a nuestros padres, o cuando nos produce pánico la soledad y la oscuridad. Hay miedos de distinta intensidad que nos acompañan toda la vida: a la oscuridad, a enamorarse, a la muerte, a los cambios, a perder el trabajo, al rendimiento académico, a los políticos, a las autoridades, a equivocarse, y muchísimos más. En las religiones, tan potente como la dualidad amor-odio es la pareja fascinación-temor.
Puertas Norte
Bautisterio de Florencia
Lorenzo Ghiberti,
(italiano, 1378 - 1455)

         El miedo normalmente nace de una comparación con el pasado. Es fruto de recuerdos, cosas que ya pasaron y que ya no tienen peso en el presente. Es como las flechas de los arqueros del cuento, que una vez lanzadas producen la muerte segura. Esas cosas que ya pasaron pudieron ser magníficas en su momento, pero ahora no están e impiden la libertad.

La vida cambia, los logros son temporarios. Cada día entramos en la gigantesca sala de nuestro corazón, donde nos espera el temible rey con sus arqueros, que no solamente es el pasado sino también nuestras proyecciones del futuro. ¿Qué será de mí en unos años? ¿Quién cuidará a los que quiero? ¿Seré reconocido por mis aportes a la familia y a la sociedad? ¿No seré una molestia para los demás? Estas son unas pocas preguntas de la infinidad que nos hacemos los seres humanos sobre el porvenir. Amenazas que se pueden concretar, para las cuales la única respuesta es la libertad en el presente, y no el miedo permanente.


El camino humano es inseguro y no hay momento en la vida en el cual no tengamos que elegir entre la muerte segura y abrir las puertas, amenazantes y pesadas, de la libertad. El que abre la puerta en el cuento es un soldado valiente, que se atreve a interrogar al rey. Se dice que valiente es el que mantiene fuertemente su línea territorial, intelectual y religiosa. Esto es la libertad: ir a fondo con lo que somos, pensamos y creemos, en medio de la más profunda inseguridad.


La puerta rosa
Georges Valmier
(francés, 1885 - 1937)