domingo, 24 de junio de 2018

DEMASIADA PRISA

Paisaje urbano
Victor Zaretsky
(ucraniano, 1925-1990)


El Rabí de Berditshev, al ver a un hombre que andaba de prisa por la calle, sin mirar a derecha ni a izquierda, le preguntó:

—¿Adónde corres así?

—A ganarme el sustento— respondió el hombre.

—¿Cómo sabes con certeza —replicó el Rabí— que tu sustento galopa delante de ti y que has de perseguirlo a la carrera? ¿Quién sabe? Tal vez esté detrás de ti y sería más conveniente esperarlo en lugar de huir de él como lo haces.


Acción y quietud
Interpretación
Carlo Zvirinsky
(ucraniano, 1923-1997)


         El nombre de la ciudad  ucraniana Berditshev es una transliteración del ruso. Hasta hace unos años contaba con 88.000 habitantes, de los cuales solamente mil eran judíos. Pero en su larga historia de más de quinientos años, hubo épocas en donde los judíos eran mayoría. En 1867 alcanzaron a ser el 80 % de la población. Para aquellos años era un importante centro de jasidismo, tradición a la que seguramente pertenece el cuento.

         El movimiento jasídico surgió en Europa oriental, en Bielorrusia y en Ucrania, durante el siglo XVIII. Fue fundado por un místico judío que se lo llamaba Baal Shem Tov, que significa el Maestro del Divino Nombre. Había nacido en Ucrania en 1698, con el nombre de Israel ben Eliezer y murió en 1760. El movimiento se dirigió a aquellos a quienes nadie había hablado antes, de quienes nadie se había preocupado, a quienes nadie les había prestado atención, pobres en lo material y en lo espiritual, pero ricos en sentimientos. Lo que el Rabi Shem Tov decía era nuevo y refrescante, más comprensible y tranquilizador.

         Con una actitud de auténtica piedad y amor, el jasidismo enseña que una chispa del espíritu de Dios está dentro de todos los seres humanos y en todo lo creado. Se puede adorar a Dios en diferentes formas: con el trabajo, con una sonrisa que viene del corazón, con la oración y con el silencio, con las buenas acciones, y especialmente con el espíritu alegre. Enseña también, que comiendo y bebiendo se puede servir a Dios, y gozando de sus dádivas, uno puede elevarse hacia Él.
Paisaje con milagros
André Masson
(francés, 1897-1987)

         Con este trasfondo comprendemos que el término sustento que usa el rabino, puede tener varios sentidos. El primero refiere al alimento y las necesidades básicas de las personas y su familia. Correr para lograr el sustento diario es una imagen que manifiesta muy bien la situación del hombre del cuento comparable a la de la mayoría de los contemporáneos. Por muchos motivos complejos, la población en todo el mundo ha quedado sometida a tener que correr detrás de un sustento que cada vez se siente más lejano.

         El maestro propone modificar esta actitud de correr hacia delante para mostrar que hay otras cosas en la vida que dan sustento. Observando el origen del verbo sustentar, descubrimos que el significado es sujetar desde abajo, soportar, aguantar. El sustento no es algo que va por delante a toda carrera, sino que nos sostiene desde abajo, o como decimos comúnmente, nos respalda, como una entidad que nos soporta desde atrás y nos sujeta en la vida.

         Lo que viene detrás es para nosotros misterioso, pues miramos hacia adelante. Lo que nos sigue por atrás no lo podemos ver salvo que nos demos vuelta. Es desconocido, lo podemos sentir en sus efectos, confiando en su apoyo. Ya no tenemos que correr, buscar con ansiedad, porque nuestro sustento auténtico está por debajo de nosotros dándonos firmeza, y por detrás dándonos esperanza.

         El maestro enseña al hombre a percibir que el sustento depende del misterio que lo fortalece en la vida, que lo alienta en medio de las dificultades, que le abre el horizonte de serenidad y alegría que habita en la existencia. Quizás en algunos momentos de la vida el ser humano tenga que esforzarse para ganar el alimento diario, pero lo logrará si sabe reconocer el misterio que lo sostiene, lo que se consigue, paradojalmente, con una inmensa quietud.



Nº88 Azul
Ad Reinhardt
(estadounidense, 1913-1967)




domingo, 10 de junio de 2018

OBEDIENCIA

Seis caquis
Muqi Fachang
(chino, 1210? - 1269?)


A las lecciones del maestro Bankéi acudían no sólo estudiantes del Zen sino también personas de toda escuela y estamento. Él nunca citaba Enseñanzas y Preceptos ni se entregaba a disertaciones escolásticas, sino que sus palabras salían directamente de su corazón al corazón de sus oyentes.

Lo vasto de sus auditorios irritó a un sacerdote de la escuela Nichirén, porque los adherentes de ella habían desertado para oír hablar del Zen. El sacerdote, tan centrado en su propio yo, acudió al templo, decidido a sostener un debate con Bankéi.

- "¡Eh, maestro del Zen!", prorrumpió. "Espera un poco. Los que te respeten podrán hacer caso a lo que tú dices, pero un hombre como yo no te respeta. ¿Puedes lograr que te haga caso?"

- "Ven junto a mí y te mostraré.", dijo Bankéi

Orgullosamente, se abrió paso el sacerdote entre la multitud para acercarse al maestro. Bankéi sonrió.

- "Ven, ponte a mi izquierda."

El sacerdote obedeció.

- "No", dijo Bankéi, "hablaremos mejor si tú estás a mi derecha."

El sacerdote, orgullosamente, se pasó a la derecha.

- "Ya ves", observó Bankéi, "me estás haciendo caso, y pienso que eres una persona muy amable. Ahora, siéntate y escucha…"


Escucha interior

         El relato está situado en la tradición budista zen. El maestro Bankéi (japonés, 1622-1693) es uno de los grandes maestros zen, y aún en nuestros días es muy venerado, especialmente por sus conmovedoras enseñanzas. El zen nace en China, en el siglo VII, luego se dispersa hacia el sur a Vietnam y al este a Corea y Japón.  Es muy atractivo, pues se aparta del conocimiento teórico o intelectual y busca la experiencia de la sabiduría más allá del discurso racional.

Rostro
Henri Michaux
(belga, 1899-1984)
       
La escuela Nichirén, a la cual pertenecía el sacerdote de la controversia, está dentro del budismo y fue fundada por un monje con ese nombre, que vivió en Japón en el siglo XIII. Han influido mucho en la sociedad japonesa en diferentes momentos de la historia del país.



         El budismo, para la mirada occidental, es exótico y con muchos rasgos folklóricos, aunque últimamente se ha ido integrando más a nuestra forma cultural. Se tiene la esperanza que una vinculación más profunda entre las tradiciones de oriente y occidente dé frutos de paz y unidad en beneficio de la humanidad entera. El factor más importante de interrelación es la mirada hacia el interior del hombre que todas las tradiciones proponen. Puede haber diferencias externas en cuanto a ritos y costumbres, pero las circunstancias exteriores de la vida humana son solamente símbolos que empujan a mirar hacia dentro del propio corazón.

En esta perspectiva, los dos personajes del cuento son dos aspectos de la interioridad de cada uno. Uno representa la intuición y la espontaneidad, aquello que brota de nuestra intimidad, más allá de razonamientos. Esto es simbolizado por Bankéi que habla del corazón a los corazones de los oyentes.
El universo
               Sengai Gibon
                   (japonés, 1750-1837)


El sacerdote que confronta al predicador no es una mala persona, simplemente quiere reclamar la atención sobre la doctrina. De esta manera representa todo aquello que recibimos de afuera, las enseñanzas y las normas que la humanidad elabora para orientar las vidas particulares. Es todo lo valioso que recibimos de afuera pero que antes de ser practicado por nosotros mismos debe obedecer a nuestro interior, para que sea auténtico. La práctica de cualquier norma o enseñanza, por más profunda que sea, si no pasa por el corazón, es falsa.

¿Qué es obedecer? La palabra proviene del latín, y tiene como raíz audire, que significa oír, escuchar. Se llama vida interior a aquella inteligencia del corazón que, al igual que Bankéi, es capaz de hacer escuchar a la potencia que nos viene de afuera, para que entre en armonía con el propio sentido de la existencia. Este centro del sí mismo no es un tirano ni represor de lo que viene de afuera, sino que armoniza, pone orden y belleza en todo lo que se mueve a nuestro alrededor.

La obediencia al corazón es la base de una plenitud de vida personal y la fuente de dónde brota la armonía entre todas las creencias.

"Me and me"
Milton Resnick
(ucraniano, 1917-2004)