Paisaje urbano
Victor
Zaretsky
(ucraniano,
1925-1990)
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El
Rabí de Berditshev, al ver a un hombre que andaba de prisa por la calle, sin
mirar a derecha ni a izquierda, le preguntó:
—¿Adónde
corres así?
—A
ganarme el sustento— respondió el hombre.
—¿Cómo
sabes con certeza —replicó el Rabí— que tu sustento galopa delante de ti y que
has de perseguirlo a la carrera? ¿Quién sabe? Tal vez esté detrás de ti y sería
más conveniente esperarlo en lugar de huir de él como lo haces.
Acción
y quietud
Interpretación Carlo Zvirinsky (ucraniano, 1923-1997) |
El nombre de la ciudad
ucraniana Berditshev es una transliteración del ruso. Hasta hace unos
años contaba con 88.000 habitantes, de los cuales solamente mil eran judíos.
Pero en su larga historia de más de quinientos años, hubo épocas en donde los
judíos eran mayoría. En 1867 alcanzaron a ser el 80 % de la población. Para
aquellos años era un importante centro de jasidismo, tradición a la que
seguramente pertenece el cuento.
El movimiento jasídico surgió en Europa oriental, en
Bielorrusia y en Ucrania, durante el siglo XVIII. Fue fundado por un místico
judío que se lo llamaba Baal Shem Tov, que significa el Maestro del Divino Nombre. Había nacido en Ucrania en 1698, con
el nombre de Israel ben Eliezer y murió en 1760. El movimiento se dirigió a
aquellos a quienes nadie había hablado antes, de quienes nadie se había
preocupado, a quienes nadie les había prestado atención, pobres en lo material
y en lo espiritual, pero ricos en sentimientos. Lo que el Rabi Shem Tov decía
era nuevo y refrescante, más comprensible y tranquilizador.
Con una actitud de auténtica piedad y amor, el jasidismo
enseña que una chispa del espíritu de Dios está dentro de todos los seres
humanos y en todo lo creado. Se puede adorar a Dios en diferentes formas: con
el trabajo, con una sonrisa que viene del corazón, con la oración y con el
silencio, con las buenas acciones, y especialmente con el espíritu alegre.
Enseña también, que comiendo y bebiendo se puede servir a Dios, y gozando de
sus dádivas, uno puede elevarse hacia Él.
Paisaje con milagros André Masson (francés, 1897-1987) |
Con este trasfondo comprendemos que el término sustento que usa el rabino, puede tener
varios sentidos. El primero refiere al alimento y las necesidades básicas de
las personas y su familia. Correr para lograr el sustento diario es una imagen
que manifiesta muy bien la situación del hombre del cuento comparable a la de
la mayoría de los contemporáneos. Por muchos motivos complejos, la población en
todo el mundo ha quedado sometida a tener que correr detrás de un sustento que
cada vez se siente más lejano.
El maestro propone modificar esta actitud de correr hacia
delante para mostrar que hay otras cosas en la vida que dan sustento.
Observando el origen del verbo sustentar,
descubrimos que el significado es sujetar desde abajo, soportar, aguantar. El
sustento no es algo que va por delante a toda carrera, sino que nos sostiene
desde abajo, o como decimos comúnmente, nos respalda, como una entidad que nos
soporta desde atrás y nos sujeta en la vida.
Lo que viene detrás es para nosotros misterioso, pues
miramos hacia adelante. Lo que nos sigue por atrás no lo podemos ver salvo que
nos demos vuelta. Es desconocido, lo podemos sentir en sus efectos, confiando
en su apoyo. Ya no tenemos que correr, buscar con ansiedad, porque nuestro
sustento auténtico está por debajo de nosotros dándonos firmeza, y por detrás
dándonos esperanza.
El maestro enseña al hombre a percibir que el sustento
depende del misterio que lo fortalece en la vida, que lo alienta en medio de
las dificultades, que le abre el horizonte de serenidad y alegría que habita en
la existencia. Quizás en algunos momentos de la vida el ser humano tenga que
esforzarse para ganar el alimento diario, pero lo logrará si sabe reconocer el
misterio que lo sostiene, lo que se consigue, paradojalmente, con una inmensa
quietud.
Nº88 Azul
Ad Reinhardt
(estadounidense,
1913-1967)
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