El alma de la rosa John William Waterhouse (británico, 1849-1917) |
La
incipiente claridad del día comenzaba a disipar las tinieblas de una noche
tibia y hermosa. Una paloma, revoloteando y revoloteando, penetró en un pequeño
y recoleto templo de la India. Todas las paredes estaban adornadas de espejos y
en ellos se reflejaba la imagen de una rosa que había situada, como ofrenda, en
el centro del altar. La paloma, tomando las imágenes por la rosa misma, se
abalanzó contra ellas, chocando violentamente una y otra vez contra las
acristaladas paredes del templo, hasta que, al final, su frágil cuerpo reventó
y halló la muerte. Entonces, el cuerpo de la paloma, todavía caliente, cayó
justo sobre la rosa.
La
realidad interior
Composición S. H. Raza (indio, n. en 1922) |
En
este cuento hay un ambiente misterioso, extraño a nuestra manera de relatar. No se trata de un ser humano, ni de acciones
humanas. Se parece a una fábula, que son narraciones en las que intervienen
animales o cosas inanimadas con características humanas, con el fin de brindar
una enseñanza moral o ética. Sin embargo, el cuento se escapa en parte de esta
definición, mostrando un clima intrigante. Podremos acercarnos a su sentido, si
lo miramos con algunas claves simbólicas.
La
rosa es la flor más conocida en occidente, representa la manifestación de lo más
importante en el ser humano: su corazón y su amor a la vida. Esta flor es
valiosa en cosmética, en fitoterapia para el tratamiento de algunos males y en
gastronomía. Su forma es señal de belleza, y su color supone la mezcla del rojo
de la sangre con el blanco de la pureza y la divinidad. Simboliza el centro, en
donde se concentran todos los opuestos y las diferencias, una referencia a la
armonía que los seres humanos buscamos como fuente de felicidad.
La
flor del cuento se destaca por su perfume. Es como una fuerza que mana de ella
para embellecer los ambientes y el universo. En el relato está puesta sobre el
altar del templo, que es otro símbolo universal de centro, desde donde surgen
bienes para los celebrantes del ritual respectivo. Es un centro dinámico,
activo, que llama la atención del ave.
En
la antigüedad la paloma representa el alma de los justos. En la medida en que
esa alma se acerca a la luz se convierte en paloma. En este cuento tenemos representada
a toda persona que ha hecho un camino en su interior, por lo que se la
considera justa. En el ave del cuento está representado todo ser humano que se
ha acercado al centro de su vida, a través de un camino puramente interior.
La paloma Nª5 Hilma af Klint (sueca, 1862-1944) |
Las
alas traen consigo la noción general de ligereza espiritual y de elevación de
la tierra al cielo. Por esto los pueblos originarios se colocan plumas, especialmente
los chamanes y los jefes, señalando que esos lugares pueden ser ocupados por
elevación espiritual.
El
cuento nos muestra la interioridad del ser humano. Esa dimensión incluye las
sensaciones, los pensamientos, las intuiciones. De la misma manera hace
referencia a la dimensión corporal humana, como a su relación con la comunidad,
con la ciudad, y con el universo, el cosmos en el cual estamos sumergidos. La
rosa también es el centro de nuestro interior, tan complejo y lleno de
dimensiones.
En
esta clave simbólica, la narración nos invita a atender los obstáculos que
pueden aparecer en lo más alto de nuestra vida interior. Todos nos queremos
unir al centro, vivir en la belleza de la rosa, sabiendo que allí se superan
todos los conflictos y separaciones, que se alcanza una felicidad casi
inimaginable. Tal es nuestra ansiedad que podemos chocar contra los reflejos de
la flor.
¿Cómo
distinguir la rosa auténtica de sus reflejos? Es muy simple, pues la verdadera
rosa tiene perfume, en cambio, de los reflejos no emana nada. Es unir el
sentido de la vista con el del olfato, es vincular lo que pensamos con las
intuiciones de nuestro corazón.
Un
maestro decía sobre este cuento: No
apuntes a las apariencias; sino a la Realidad. No te extravíes en la
diversidad, sino que debes establecerte en la Unidad. Nuestro interior se
resuelve en la armonía de la intuición con el pensamiento, para que orienten
nuestra pasión por la felicidad.
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