domingo, 8 de julio de 2018

CASTIGO SÓLO PARA LOS BUENOS

Adán activo
Rudolf Hausner
(austríaco, 1914 - 1995)


 Al borde de un camino que conducía a la aldea había una imagen de madera, colocada en un pequeño templo. Un caminante que se vio detenido por un foso lleno de agua, tomó la estatua del dios, la tendió de lado a lado y atravesó el foso sin mojarse. Un momento después pasó otro hombre por ahí y tuvo piedad del dios; lo levantó y volvió a colocarlo sobre su pedestal. Pero la estatua le reprochó el no haberle ofrendado incienso y en castigo le envió un violento dolor de cabeza.

         El juez de los infiernos y los demonios que estaban en ese templo le preguntaron respetuosamente:

         - Señor, el hombre que lo pisoteó para atravesar el foso no recibió castigo y en cambio al que lo levantó usted le proporcionó un fuerte dolor de cabeza. ¿Por qué?

         - ¡Ah! Que no saben ustedes – contestó la divinidad –, ¡que hay castigo sólo para los buenos!


Ser bueno

Bien
Auguste Herbin
(francés, 1882-1960)
         Desde la antigüedad se intentó clasificar los distintos caminos para interpretar los cuentos. Una primera manera es la literal, simplemente pensar en lo que se cuenta. Una segunda forma es plantear el sentido moral de la narración, deduciendo consejos o normas de comportamiento. Otra manera es considerar que cada cuento y sus elementos son símbolos, que se refieren a otras cosas más allá de lo que aparece en el relato, una dimensión poética o mística. Hay muchas más, que muestran la riqueza que los cuentos transmiten de generación en generación.


         Podemos considerar el bueno y el malo como una dualidad que atraviesa la realidad humana. ¿Qué es ser bueno? Según la etimología es el que hace con eficiencia, o el que hace correctamente su cometido. En el origen, entonces, es un hacedor, un realizador. El malo es lo opuesto, es el que no hace, y en lo poco que podría hacer es dañino. Para el cuento, el bueno es el que se arriesga, sabiendo que puede errar pues la eficiencia es característica de la acción misma. El bueno hace pero puede que no alcance todo el objetivo, como el hombre que endereza la estatua pero no rinde el culto debido. Solamente el bueno corre riesgos, puede recibir castigos, porque el malo no hace nada. Para los seres superiores, el malo es casi inexistente, no merece atención de ningún tipo.

         En el plano ético, el bueno es el que se da cuenta de los opuestos que están en la vida y los atraviesa. Bondad y maldad son un par de opuestos, como salud y enfermedad, como tristeza y alegría. El malo no se da cuenta de esta polaridad presente en la realidad, ni siquiera distingue los matices más sencillos. No puede ser castigado, pues no le serviría de nada y en otra ocasión volvería a hacer lo mismo sin darse cuenta de lo que sucede. Ser bueno puede ser algunas veces más doloroso, más triste, lo que podría llevar a una gran desilusión de la realidad, pero esa oscuridad es la posibilidad de apreciar realmente la luz, la plenitud. La vida es compleja y admirable, pero el malo no se da cuenta, ni triste ni alegre, simplemente de nada.
 
El pierrot sabio
Georges Rouault
(francés, 1871-1958)
         El origen de la palabra castigo nos da otra pista para pensar la narración. Viene del verbo castigar y éste del latín castigare, que se compone del adjetivo de uso religioso castus y del verbo agere, con el sentido de hacer puro, y más inicialmente instruir. Lo sorprendente está en el sentido de adjetivo castus, casto en nuestro idioma, que significa el que se ajusta a las reglas y a los ritos, es decir, el que hace las cosas bien, el eficiente. Por eso castigar es para enseñar, para hacer buena a la persona.

         Una advertencia del idioma. En latín castus nunca significó sin relaciones sexuales. Esta fue una confusión provocada por escritores cristianos tardíos que llamaron castus a la persona sin relaciones sexuales prohibidas por el cristianismo, alterando caprichosamente el sentido de la palabra original.

         La persona buena es la que hace cosas. Y si no alcanza su objetivo tendrá el castigo, no como daño, sino como enseñanza para alcanzar mayor plenitud. El bueno, que busca realizar la felicidad, se lanza con confianza a vivir todas las dualidades del camino.


Composición Figura humana
Vilmos Huszár
(húngaro, 1884 - 1960)