domingo, 22 de noviembre de 2020

SOLO SE NECESITA MIEDO

 

Tarde junto al río
Gustaf Munch-Petersen
(danés, 1912-1938)


Había un rey de corazón puro y muy interesado por la búsqueda espiritual. A menudo se hacía visitar por maestros místicos que pudieran proporcionarle prescripciones y métodos para su evolución interna. Le llegaron noticias de un asceta muy sospechoso y entonces decidió hacerlo llamar para ponerlo a prueba.

 

El asceta se presentó ante el monarca, y este, sin demora, le dijo:

 

–¡O demuestras que eres un renunciante auténtico o te haré ahorcar!

 

El asceta dijo:

 

–Majestad, le juro y aseguro que tengo visiones muy extrañas y sobrenaturales. Veo un ave dorada en el cielo y demonios bajo la tierra. ¡Ahora mismo los estoy viendo! ¡Sí, ahora mismo!

 

–¿Cómo es posible –inquirió el rey– que a través de estos espesos muros puedas ver lo que dices en el cielo y bajo tierra?

 

Y el asceta repuso:

 

–Solo se necesita miedo.

 

 

 Emoción básica

La desaparición del miedo
Ramiro Llona Reátegui
(peruano, n. en 1947)

El miedo es una emoción básica del ser humano. Se dice que las emociones conforman una especie de rueda, y se mueven de modo contrapuesto: alegría frente a tristeza, ira frente a miedo, confianza frente a disgusto y sorpresa frente a anticipación. Estas emociones pueden combinarse en una gran variedad de formas. Por ejemplo, el optimismo estaría compuesto por la alegría y la anticipación.

 

El miedo es reconocido como uno de los cuatro gigantes del alma, se trata del gigante negro, porque puede causar fenómenos de parálisis o detención del curso vital. Si bien el miedo es experimentado por el hombre al igual que por los animales, en tanto el animal no anticipa su muerte, el ser humano tiene conciencia de su propia muerte. Por lo tanto es el único que conoce el miedo en un grado tan terrible y duradero.

 

Muchas veces se considera al miedo una vergüenza lo que ha llevado al hombre a camuflar cada vez más las reacciones naturales que acompañan la toma conciencia de un peligro. Sin embargo a pesar de la mala fama que goza, es importante mencionarlo como un fenómeno natural detrás del cual se ocultan valiosas oportunidades en la toma de conciencia sobre las propias necesidades e intereses, y de las capacidades que están en el corazón.

 

El gran miedo del mundo
Marthe Hekimi
(polaca, 1886-?)

El asceta del cuento, tal como lo reconoce en su respuesta, es llevado a la acción por el miedo. Éste le permite ver lo que el rey, en su autosuficiencia disfrazada de santidad, no puede ver. Así, el asceta representa al hombre común de nuestro tiempo quien, sometido a los terrores de su época, es capaz de encontrar la luz en planos más profundos de la realidad. El monarca, en cambio, es una muestra de esa política, tan generalizada en nuestro tiempo, que supone que las poblaciones se mueven solamente por miedo o por interés.

 

Las aves doradas y los demonios que menciona el asceta son mitos, fundamentos de la realidad, de la cultura y del sentido de la vida. Sin ellos no se puede vivir. Muestran que el universo es mucho más que un escenario para la vida del hombre. Son auténticas creencias que nacen de la experiencia humana, personal o comunitaria, provocadas por la acción, la contemplación y, algunas veces, el miedo.


Una imagen pintada del Universo
     Roy De Maistre
      (australiano, 1894-1968)


domingo, 8 de noviembre de 2020

SOBRE LA VIDA Y LA MUERTE

 

Las tres parcas
Manuel Rodríguez Lozano
(mexicano, 1896-1971)

 Todas las preguntas que se suscitaron aquel día en la reunión pública estaban referidas a la vida más allá de la muerte.

 

El Maestro se limitaba a sonreír sin dar una sola respuesta.

 

Cuando, más tarde, los discípulos le preguntaron por qué se había mostrado tan evasivo, él replicó:

 

- "¿No han observado que los que no saben qué hacer con esta vida son precisamente los que más desean otra vida que dure eternamente?".

 

- "Pero, ¿hay vida después de la muerte o no la hay?", insistió un discípulo.

 

- "¿Hay vida antes de la muerte? ¡Esta es la cuestión!", replicó enigmáticamente el Maestro.

 

Meditar sobre lo importante

A la vida
Mark Tobey
(norteamericano, 1890-1976)

 

La vida más allá de la muerte es una cuestión esencial. Estamos atravesados por ella en todas las circunstancias de nuestra de nuestra vida. Es una pregunta que da forma al modo de existir y de relacionarnos. Determina la raíz de nuestras acciones y actitudes. La historia humana no es el ordenamiento racional de acontecimientos, culturas, civilizaciones, no es el mero relato de las causas y consecuencias de las organizaciones sociales y políticas. La verdadera historia es la que muestra cómo hace el hombre para salvarse, para alcanzar su liberación  o realizar sus ideales.

 

Al final el maestro pregunta sobre si hay vida antes de la muerte. Pone a nuestra consideración qué sentido le damos a la palabra vida. Es un término que difícilmente puede tener una definición clara y precisa. Sometidos a tantos condicionamientos sociales y educativos, nos resulta muy complejo esbozar una respuesta. La inmensa cantidad de conocimientos que la humanidad ha adquirido tampoco despeja el panorama. Prosiguen en la humanidad el mismo conflicto, la misma lucha, la pena, la batalla por la existencia.

Creación
Frantisek Kupka
(checo, 1871-1957)

 

Resuena en el corazón humano una profunda vinculación de la vida con la libertad, porque el hombre sabe que sin ella es apenas una máquina. No una libertad de opción, de tener que decidir una cosa u otra, porque eso crea ansiedad y condicionamiento. Hablamos de estar libres de deseos y de motivos, es ver la realidad de frente, y lo que verdaderamente somos. Por eso el maestro no responde a las preguntas, aunque se lo reprochen sus discípulos. Como buen maestro conduce a la libertad sin condicionamientos.

 

Libres de los condicionamientos de nuestro interior y de aquellos que nos vienen de las normas y la cultura, estaremos listos para meditar  si hay vida antes de la muerte. Necesitamos encontrar ese fecundo silencio, que sostiene todo sonido, valioso en sí mismo; y no una tensa suspensión del ruido, como una paz entre dos batallas. Y allí sumergirnos en el contemplar lo que somos antes de la muerte.

 

Es oportuno tener en cuenta que esta meditación establece una relación correcta entre los seres humanos, lo que implica una relación exenta de conflicto. Mirar en el sentido de la propia vida es entrar en lo más íntimo de nuestro corazón, que no está aislado, sino que es común a todos los seres humanos. Por eso, en la meditación tiene que existir amor y compasión.


Flor de muerte
        Helmut Federle
       (suizo, n. en 1944)