Juegos Tradicionales Abdurrahim Buza (albanés, 1905-1987) |
Un relato
necesita de algo básico, que son las palabras.
El origen de las palabras apasiona porque forma parte de infinitos
acuerdos que han ido realizando grupos humanos para que sus miembros
entendieran qué significaba un conjunto de sonidos, que es lo que en definitiva
es una palabra.
Parece que
el uso de las palabras para comunicarse se inició en una región del continente
africano, hace miles de años. Lo
sorprendente es que todas las lenguas humanas tuvieron origen en aquel
lugar. Se ha llegado a hacer un árbol
genealógico de las lenguas, con muy pocos puntos oscuros por dilucidar.
“El hijo de
las lágrimas” es un cuento de tradición albanesa. El idioma original albanés es muy antiguo, de
la rama indoeuropea. En nuestro tiempo
lo hablan entre seis y siete millones de personas, no solamente en Albania,
sino también en Serbia, Macedonia, Montenegro y en el sur de Italia.
Una vez en una aldea
habitaba una hidra. Todas las gentes que acudían a aquel lugar eran devoradas
por ella.
Sucedió que cierto día
llegó a la aldea una mujer con tres hijos, hermosos como estrellas los tres.
Pasó el tiempo y un buen día la hidra se comió a los tres hermanos. La pobre
mujer quedó sola, pues también su marido había muerto tiempo atrás, al nacer el
más pequeño de sus hijos, así que ella no paraba de llorar por su gran pérdida
y su soledad. Tanto lloró que llegó a llenar una botella entera con sus
lágrimas. Después se la bebió y al cabo de nueve meses dio a luz un niño. Este
creció y llegó a los dieciocho años y siempre le estaba preguntando a su madre:
-¿Yo no he tenido más
hermanos?
A costa de tanto
insistir, su madre acabó por confesarle que había tenido tres hermanos, pero
que se los había comido la
hidra. Una vez que se enteró de la verdad el muchacho, le
dijo a su madre:
-Iré y mataré a la
hidra, cueste lo que cueste.
Su madre lloraba y le
decía:
-Te lo imploro, no
vayas, te comerá también a ti y volveré a quedarme sola como un cuclillo. ¡No
me dejes abandonada!
Pero el muchacho ya no
hacía el menor caso a sus palabras.
Un día tomó tres
madejas de lana y marchó en dirección a la hidra. Cuando el
animal abrió las fauces para devorar al muchacho, éste le metió dentro las tres
madejas de lana y la hidra se ahogó. Agarró el muchacho la navaja, abrió el
vientre del monstruo y de él salieron sanos y salvos sus tres hermanos y muchas
otras personas más. Toda aquella gente surgida del vientre del monstruo no
sabía cómo agradecer al joven que los hubiera salvado y le prometieron que le
construirían un palacio y le llevarían muchos presentes. El muchacho se llevó a
sus tres hermanos, marcharon todos junto a su madre y así vivieron, se casaron,
prosperaron y tuvieron larga descendencia.
El animal mitológico.
Heracles Relieve de Dura Europos (siglo III a.C.) |
El
obstáculo central del cuento es la hidra. Se
dice que es un animal mitológico, porque no es importante su forma concreta
sino lo que el animal significa. Del
relato surge que tiene fauces con las que devora gente y también un vientre
donde están los tres hermanos comidos y otras personas. Lo que hay que buscar es lo que este animal
está representando.
La
manifestación más famosa de la hidra en la tradición es el enfrentamiento con Heracles,
también conocido como Hércules. Este
héroe debió realizar doce trabajos inmensos, entre ellos vencer a la hidra de
varias cabezas, que estaba en el lago de Lerna.
Este monstruo, que asolaba la región donde habitaba, tenía una sangre
tan venenosa, que infectaba el agua que tocaba, impidiendo la vida de los peces
a su alrededor. Hay distintas versiones
sobre el número de cabezas que poseía la hidra, pero cada una de ellas tenía la
propiedad de que cuando se cortaba, del mismo cuello surgía otra.
Desde la
antigüedad, esa hidra personifica a la mente con todos sus defectos. Mientras
viva el monstruo y la vanidad no esté dominada, las cabezas, que simbolizan los
vicios, vuelven a brotar, incluso del cuello cortado; por lo tanto, y
confirmando la interpretación, todo lo que toca los vicios o procede de ellos
se corrompe y corrompe.
Los vicios
representados son numerosos como las cabezas del monstruo: apegos, apetencias,
temores, rencores, iras, lujurias, envidias, odios, orgullos místicos o
laborales, engreimientos. Podemos listar
otros defectos, formulados con lenguaje más moderno: querer tener siempre la razón, echarle la
culpa a otro, hacerse siempre el mártir, poner una excusa para todo, expresarse
siempre en tono negativo, ser intolerantes, ser desconfiados en exceso.
En una
interpretación del cuento, los tres hermanos han caído en los vicios, han sido
devorados por los defectos, algo que no está lejos de la vida de los seres
humanos.
Lo primero
que hay que saber es qué es lo que pasa.
Es lo que pregunta el “hijo de las lágrimas” del cuento. A pesar de la resistencia de la madre, él
pregunta insistentemente. No dice el
cuento por qué preguntaba tanto, pero es fácil de suponer que era la sensación
de aislamiento, de ser un individuo que se las tendría que arreglar solo en la vida. Si no se hubiera
enterado, no habría podido hacer nada.
Salir del vientre
monstruoso.
Símbolos Engjëll Berisha (albanés, 1926-2010) |
Es
sorprendente que cuando el héroe abre el vientre de la hidra, salen vivos sus
tres hermanos y mucha otra gente. El
monstruo traga pero no transforma ni mata.
Es un lugar triste, lúgubre, pero del cual se puede salir. Siguiendo la interpretación señalada, es
horrible vivir en el vicio, pero hay solución, hay vías de escape de la triste
situación. Este es el mensaje de la
narración, su buena noticia.
Heracles
venció a la hidra de Lerna con paciencia.
Buscó ayuda en su sobrino Yolao quien, a medida que Heracles cortaba las
cabezas, él cauterizaba los cuellos con un tizón encendido, de tal manera que
no podía crecer una nueva. Una de las
cabezas era inmortal, la cual fue cortada y enterrada bajo una piedra. Finalmente, Heracles mojó las puntas de sus
flechas en la bilis venenosa de la hidra, que usará luego en sus futuros
trabajos.
El héroe
griego enseña que para vencer a los vicios hay que tener paciencia,
derrotándolos uno por uno y cerrando cuidadosamente la herida para que no sigan
corrompiendo. Esta tarea no puede ser
obra de uno solo, sino que se necesita ayuda de otros, especialmente los
cercanos como el sobrino de Heracles.
En la
historia de la humanidad se han dado otras interpretaciones a la hidra.
En esta ocasión hemos elegido aquella que nos remite a
la vida interior, a la tarea constante de cada ser humano con sus propios
obstáculos. Pero tengamos en cuenta que
la hidra ha sido considerada también como un talismán protector, y así aparece
en bajorrelieves en iglesias medievales.
En siglos recientes, la hidra también ha representado la libertad
política de la comunidad y su capacidad de rebelión frente a los poderes
opresores.
Para
encontrar las enseñanzas de este monstruo mitológico tenemos que hacer como el
“hijo de las lágrimas”, tomar la navaja y abrirle el vientre. La navaja es la
“palabra”, ese orden de sonidos significativos, que se ha plasmado en tantos
idiomas y dialectos. Es la palabra, como comunicación con los demás y como
meditación, la que abre el vientre de la hidra.
Los seres
humanos hemos inventado las lenguas para salir de nuestro aislamiento, para
entendernos. Y meditar en lo que
aprendemos, profundizar en lo que conocemos, es abrir el vientre del monstruo
para alcanzar, para nosotros y los demás, la libertad de vivir en la luz.
Yo estuve allí Toni Milaqi (albanés, nacido en 1974) |