La comunicación.
El arte de la conversación René Magritte (belga, 1898-1967) |
Las personas somos sociales por
naturaleza, necesitamos comunicarnos con los demás. La mejor
circunstancia para el intercambio es lo que denominamos el “cara a
cara”, sea de dos o más personas. Nada puede sustituir este tipo
de encuentro aunque han crecido ampliamente las herramientas para
comunicarnos.
La comunicación humana abarca la
dimensión verbal y la no verbal. La primera se basa en el lenguaje,
el uso de la palabra, oral y escrita.
La comunicación no verbal incluye los
gestos, el rostro, la mirada. También el modo de vestir, de habitar
en un lugar, y las conductas inconscientes.
El siguiente cuento nos muestra un
aspecto de la maravillosa comunicación humana.
El niño que no hablaba
Era un niño que no hablaba. Todos
los exámenes médicos llevaban a la misma conclusión: gozaba de una
salud excelente, sus cuerdas vocales estaban perfectas, la razón de
su mutismo era desconocida.
El niño creció bien formado y
vigoroso, pero seguía sin hablar. Cursó sus estudios como pudo,
aprobando los examenes escritos y suspendiendo los orales, y con
motivo. Se le encontró un buen trabajo en el que no necesitaba
hablar.
Un día, con veintiséis años, estaba
tomando té en casa de una amiga de su madre, cuando de repente dijo:
- ¿Me puedes dar un poco más de
azúcar?
La sorpresa se apoderó de los allí
presentes. La madre gritó.
- ¿Hablas?
El joven se limitó a asentir con la
cabeza.
- Pero ¿por qué no has hablado
nunca? - dijo la madre - ¿por qué te has pasado todos estos años
en el más absoluto de los silencios? ¿por qué no has pronunciado
una sóla palabra?
El joven contestó:
- Porque, hasta hoy, todo iba
bien.
El lenguaje del
hombre.
Comprender y
expresar son condiciones básicas de nuestra vida en sociedad.
Comprender es apropiarse de la realidad, clasificarla según un
esquema accesible a los miembros de esa comunidad. Expresar es hacer
eficaz nuestra voluntad, es dejar constancia de nuestra presencia
actuando sobre los demás. En este proceso, el lenguaje actúa como
cauce y como medio. En este sentido todos los grupos humanos, por
primitivos que sean, tienen un lenguaje.
El almuerzo en el jardín de Monet Claude Monet (francés, 1840-1926) |
El lenguaje es una
actividad que nace con el hombre, que sólo a él pertenece y que le
permite relacionarse. Aunque el vocablo “lenguaje” se aplica
también a otros ámbitos, como el lenguaje de las flores o el de las
señales de tránsito, éstas son formas metafóricas de hablar.
La gestación del
lenguaje es el hecho social por excelencia. Muchas generaciones
intervienen en su realización. Cada palabra es una admirable obra
de entendimiento y consenso. El lenguaje le permite al ser humano
tanto relacionarse con su presente, como conocer aspectos de su
pasado y proyectar parte de su porvenir.
Imaginemos
la compleja experiencia del hombre primitivo que, sin contar con un
conjunto de signos que todos pudieran reconocer, intentaba explicar a
sus congéneres dónde se encontraba el alimento necesario y que
necesitaba de la ayuda de otros para traerlo adonde estaban. Los
idiomas que hoy hablamos se originaron en aquella experiencia
prehistórica realizada con torpes gestos y sonidos groseros.
A
pesar de lo imprescindible de la comunicación verbal, muchos idiomas
han desaparecido. Hoy en el mundo se hablan 6.000 lenguas distintas,
algunas muy cercanas a su extinción.
El
lenguaje en nuestro tiempo.
El joven del cuento muestra que
necesitamos hablar cuando hay problemas, cuando no todo va bien. La
narración expone, de manera graciosa, la postura de la teoría
evolutiva del hombre con respecto al lenguaje. Según Charles Darwin
(inglés, 1809-1882), el habla surge para ejercer la atracción
sexual, y también para marcar territorio, es decir, expulsar a
cualquier tipo de invasor.
La conversación Henri Matisse (francés, 1869-1954) |
Actualmente más que nunca se impone
el dominio de la palabra, favorecido por el desarrollo científico y
tecnológico, los movimientos migratorios, las relaciones entre los
pueblos y la inmensidad de organizaciones económicas, culturales y
educativas.
Ante todo, hablar es una forma de
compasión humana. Nos imaginamos la cara de sorpresa de la madre
del joven al escuchar hablar por primera vez a su hijo. Es el
consuelo que buscaba la madre al esfuerzo realizado para que su hijo
pudiera tener las herramientas indispensables para vivir. Nos hace
pensar en otras situaciones en las cuales se priva a personas de la
misericordia que implica hablarles, a veces por capricho o
resentimiento, otras veces para castigar, como sucede con los presos
de mala conducta.
Otras veces el problema es el exceso
en el habla. Por eso, un reconocido conocedor de la naturaleza
humana, Sigmund Freud (austríaco, 1856-1939), planteaba: “Uno es
dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla”. Es
impresionante la cantidad de conversaciones y de comunicaciones que
existen en nuestra vida, y la necesidad creciente de algo de
silencio, que pasen cosas que no requieran de la palabra explicativa.
Del cuento leído entendemos que el habla es para solucionar, pero
que también hay cosas que están bien y no necesitan palabras.
Por la complejidad de la comunicación
humana se vuelve difícil encontrar criterios adecuados para las
variadas situaciones. Para nuestra reflexión personal, tenemos el
cuento y el siguiente proverbio árabe: “Si lo que vas a decir no
es más bello que el silencio: no lo digas”.
El arte de la conversación Eugenio Fernández Granell (gallego, 1912-2001) |