domingo, 15 de marzo de 2015

EL BUENO, EL GENEROSO Y EL SABIO




Causas de los nobles y las mujeres
Jean Fouquet (francés, 1420-1481)
 

En una reunión de formación tradicional, un maestro les explicaba a los discípulos y amigos allí reunidos:

- Un hombre bueno es aquel que trata a los demás como a él le gustaría ser tratado. 
Un hombre generoso, por su parte, es aquel que trata a otros mejor de lo que él esperaría ser tratado. Pero, un hombre sabio es quien sabe de qué manera él mismo y los otros deberían ser tratados; de qué manera e incluso hasta qué punto

Dios de la longevidad y la sabiduría
Ito Jakuchu
(japonés, 1716-1800)
Alguien entre los presentes (dado a juzgar y clasificar, a lo visto), preguntó:

- Pero, maestro, ¿qué es mejor: ser bueno, generoso o sabio?

El maestro, sin apenas pestañear, contestó:

- Si eres sabio, no tienes que estar obsesionado todo el día con ser bueno o generoso. Sólo estás obligado a hacer en cada momento lo que es necesario.

Y les dijo la siguiente conclusión:

-  No es la mano la que es generosa, sino el ojo, la vista. Lo único que importa en el camino interior es ver, para discernir; y el sabio es el que ve. Quien ve, el sabio, el hombre de conocimiento, actúa más allá de cualquier juicio. Hace en todo momento lo que tiene que hacer, lo que hay que hacer.


Juicio y clasificación.

         Una vez que el ser humano salió del Paraíso, el lugar de la inocencia primera, quedó atrapado en el mundo del juicio, que lo lleva a dividir la realidad para clasificarla, y de este modo conservar una posición de preeminencia sobre las cosas y sobre los demás seres humanos.  Una cosa es saber lo que significa ser bueno, generoso o sabio, y otra cosa distinta es querer conocer qué es mejor, es decir, juzgar entre esas actitudes.

Retrato de un anciano
Filippino Lippi
(italiano, 1457 –1504)
         Cuando juzgamos a otros, estamos intentando organizar a los seres humanos según una clasificación subjetiva y, por este motivo, arbitraria.  Nadie puede salir de sí mismo de tal manera que alcance una objetividad absoluta.  En cada caso está nuestro mundo personal influyendo en el análisis y la interpretación.

         Ser bueno, generoso o sabio son actitudes. Bueno significa todo aquello que es útil, agradable, gustoso, divertido o apetecible. Como se puede observar fácilmente, está referido siempre a otros.

         La palabra “generoso”, en su acepción moderna, indica “largueza, liberalidad”.  No hay que dejar de lado un significado antiguo: “nobleza heredada de los mayores”.  “Generoso” indicaba ser de buena raza, pues la palabra tiene la raíz “gen”,  que se encuentra en “gente”, “gentil” o “genuino”.

         La que ofrece un rico significado es la palabra “sabio”.  Es un adjetivo formado sobre la raíz del verbo en latín “sapere”, que significa tanto "tener buen gusto" (referido a cosas y personas), como "saber, tener sensibilidad y buen juicio y sensatez para juzgar las cosas, tener sentido común y conocimiento".

La morada del sabio es el universo
Hassan Massoudy
(iraquí, n. en 1944)
         No hay que confundir jamás sabio con inteligente, una persona puede ser inteligente, incluso muy inteligente, y en cambio no ser sabia en absoluto porque no tiene criterios ni actuaciones correctas en el conocimiento y en la vida, ya que carece de la formación, los conocimientos y los sedimentos de una larga experiencia.

         Las tres actitudes mencionadas por el maestro son hábitos operativos, es decir, acciones que hacen esas personas sin percibir que lo están haciendo.  El hábito es una costumbre adquirida por la práctica y la experiencia, de tal modo que alguien es bueno, generoso y sabio cuando ya no se da cuenta de que lo está siendo.  Actúa más allá de cualquier juicio.    
             
         Por eso importa mucho seguir el camino interior, en donde el discernimiento es lo único valioso.  El hombre sabio actúa más allá de cualquier juicio, hace lo que hay que hacer de un modo espontáneo, intuitivo y libre.  Superar el juicio al otro, y aún a sí mismo, es conquistar una nueva inocencia.


El límite
Arshile Gorky (armenio, 1904 - 1948)