domingo, 16 de agosto de 2015

LA PARADOJA DE LA RAZÓN


Autorretrato con gallina y gallo
Boris Grigoriev
(ruso, 1886-1939)


 Dos hombres se hallaban discutiendo agitadamente a propósito de un asunto doméstico mientras uno de ellos acusaba al otro de haber perpetrado un robo.  Sin poder dirimir el conflicto, la discusión desencadenó en una sonora vocería y había llamado la atención de quienes se encontraban cerca del lugar.  Al ver que la disputa pronto terminaría en una feroz lucha cuerpo a cuerpo, un joven se ofrece para conciliar las posiciones de las partes involucradas.  Pero, no obstante sus esfuerzos, la mediación fracasó debido a la intransigencia de los contendientes.  Ya cuando la discusión parecía agotarse, acierta a pasar por allí un conocido Maestro.  Tan pronto como el público congregado en torno a la pelea advierte su presencia, es convocado inmediatamente para poner fin a la acalorada discusión.  El joven que se había ofrecido como mediador, lo instruye brevemente sobre el conflicto, y el Maestro se dispone a escuchar los argumentos de cada uno.

-  Bien, dice el Maestro, te escucho primero a ti, que pareces ser el más colérico.

-  Yung robó seis de mis gallinas y ahora pretende que le pertenecen.

-  ¿Lo has visto cuando lo hacía?, preguntó el Maestro.

-  No, pero sé muy bien que las atrajo con alimento, repuso el acusador.

-  No es cierto, dijo Chang, las gallinas huyeron espantadas por la presencia de un zorro y luego buscaron refugio en mi corral.

-  ¡Mientes!, las atrajiste con mijo y maíz.

-  Deberías agradecer a tu vecino el haber salvado el pellejo de tus gallinas, dijo el Maestro.
Paisana con gallina
Marevna (Marie Vorobieff)
(rusa, 1892-1984)

-  Y bien Maestro, ¿qué dice usted?

-  El asunto es muy complejo.  Lo que dice Chang es verdad y también es verdad lo que relata Yung, quien ha robado y no ha robado las gallinas.

-  ¿Cómo es eso?  ¿Acaso no me pertenecen?, preguntó Chang.

-  Te pertenecen a ti y no te pertenecen.

-  Maestro, no es posible que ambos tengan razón, dice el joven.

-  Eso que tú dices también es cierto, dijo el Maestro, y luego se marchó.

         Ante el estupor y la perplejidad de ambos contendientes, Chang decidió que su vecino conservara la mitad de las gallinas que le reclamaba.


Sorpresas del conflicto

         La pelea entre los dos vecinos se origina mucho tiempo antes que sus sencillas vidas.  Alrededor de 7.000 años a.C. se produce la domesticación de la gallina.  Es bueno recordar que los animales fueron siempre salvajes, hasta que el hombre empezó a dominar sobre algunos de ellos.  Los estudios indican que el primer animal doméstico fue el perro, hacia 15.000 años a.C.
Espiral del sol y casa de la luna –
 los vecinos
Friedensreich Hundertwasser
(austríaco, 1928-2000)

         La gallina fue domesticada en China, pero tuvo un arraigo importante en India 3.000 años antes de Cristo.  Luego pasó a Europa por dos caminos, Medio Oriente y Rusia.  En Egipto hay rastros hacia el 1.500 a.C., y fueron muy importantes en el mundo griego.  La gallina quedó incorporada al Imperio Romano donde se desarrollaron variadas técnicas de cría y la llevaron por todo el territorio dominado.  En esta civilización fue valorada como alimento en los distintos estratos de la sociedad.

         Se dice que Cristóbal Colón (genovés, 1436-1506) trajo la gallina a América en su segundo viaje.  Recientemente se ha tenido noticias de que los mapuches, antiguos habitantes de Sud América, habían criado gallinas antes del contacto con los colonizadores.   Desde Egipto llegaron al resto de África mucho tiempo antes, y actualmente son animales esenciales de la vida africana.  Es notable la frecuencia con que el gallo aparece en los emblemas de los partidos políticos en ese continente.

Vuelta a la razón
Man Ray
(norteamericano, 1890-1976)
         También llama la atención el número de gallinas que causa el conflicto.  Seis indica un número inestable, que es potencia de bien o de mal.  El siete es siempre plenitud y cuando se aplica al hombre indica espiritualidad.  Por ejemplo, los dones del Espíritu Santo son siete en la Biblia.  El cinco, en cambio, es la suma del dos, lo femenino, y el tres, lo masculino.  Así es el número que indica al hombre natural, tal cual es.  El seis, al estar en el medio es un símbolo de transformación, pero en potencia, y puede salir mal. De allí que, en el Apocalipsis, este número se aplique al Enemigo, a la Bestia.

         El cuento presenta un problema de difícil solución.  En la conversación de los adversarios con el Maestro se nota la presentación de un principio lógico puesto en un contexto de disputa.  Apenas se piensa, se manifiesta la misma conclusión que graciosamente expone el Maestro: ambas partes tienen razón.  El suceso del cuento es aplicable a otros innumerables acontecimientos que nos dejan perplejos.

         El hombre sabio entiende que las cosas y los seres se enlazan recíprocamente en existencias interdependientes y, por lo mismo, se encuentran sujetos a transformaciones sucesivas.  Se ha señalado una inmensa transformación, que fue la domesticación de las gallinas, pero hay muchas más modificaciones que influyen en esta disputa.  Las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza se manejan tanto con independencia como con interdependencia.  

         El Maestro no llega a un veredicto ni a una sentencia definitiva.  De esta manera prepara a los contendientes para tomen una decisión por sí mismos.  La resolución de Chang no resulta justa respecto de la ley jurídica, sino con respecto a la ley de las circunstancias y de las cosas.  En realidad, ingresan en una forma más alta de justicia, que es la armonía con lo que nos rodea y con el universo.


La razón pura
Rene Magritte
(belga, 1898-1967)