Retrato de
un hombre Viejo
Egon Schiele
(austríaco, 1890-1918)
|
Un anciano fue a casa del médico.
Cuando le hubo explicado que sus facultades intelectuales declinaban, el médico
respondió:
"¡Eso se debe a tu avanzada
edad!”
- ¡También mi vista se debilita!
- ¡Claro, porque eres viejo!
- ¡Me duele mucho la espalda!
- ¡No es más que un efecto de la
vejez!
- No digiero nada de lo que como.
- ¡Si tu estómago es débil, es por
culpa de tu mucha edad!
El médico
Gerrit Dou
(holandés, 1613-1675) |
- Y cuando respiro siento como una
opresión en el pecho.
- ¡Es normal! ¡Eres viejo! ¡Y la
vejez trae muchos males!"
El anciano, entonces, se enfadó:
"¡Gran idiota! ¿Qué significa
toda esa palabrería? No sabes nada de la ciencia de la medicina. ¡Eres más
ignorante que un asno! ¡Dios ha creado un remedio para todos los males, pero tú
lo ignoras! ¿Así es como has aprendido tu oficio?"
El médico respondió:
"¡Tienes más de setenta años!
¡De ahí es de donde proceden también tu cólera y tus amargas palabras!"
Un encuentro clásico
La
relación entre un anciano y un médico se repite en todas las
civilizaciones. Sus significados se
entrecruzan, pues ambos estados están relacionados con las fuentes de la vida.
Los tres estadios
de la vida
Paul Guiragossian
(armenio, 1926-1993) |
En el caso de la vejez, es la imagen
imperfecta de la inmortalidad, pues supone un largo acopio de experiencia y de
reflexión. En el cuento, el viejo
detalla con precisión lo que siente. Y
su enojo final, demuestra que tiene una mirada profunda de la vida en su
relación con Dios.
En la antigua Grecia se consideraba a
los ancianos como sabios y guías. En Oriente, la tradición narra que los
grandes maestros nacen con los cabellos blancos. También sus divinidades, como Huang Lao Kiun,
cuyo nombre significa “El Señor Viejo amarillo”, asumen la ancianidad como
aspecto esencial de su ser. En la Biblia también está el misterioso “Anciano de
días” que se menciona en la visión de Daniel y en el Apocalipsis. En este último libro, el Verbo es presentado
con largos cabellos blancos.
Lo anciano, lo ancestral, lo antiguo
reviste carácter de sagrado. El hecho de
haber envejecido, sin desaparecer enteramente, evoca ya una suerte de vínculo
con las fuerzas que están más allá del tiempo, dedicadas a la
conservación. Es una prueba de solidez,
de autenticidad, de verdad.
Dinamismo de
un cuerpo humano
Umberto
Boccioni
(italiano, 1882-1916) |
El médico es considerado el guardián de
la vida y el destino. Tradicionalmente,
su medicina es para adquirir la sabiduría del cuerpo y del espíritu. Por eso en sociedades primitivas, este oficio
supone la unión con el espíritu de un animal o de un fenómeno natural,
como el agua, el viento. En gran parte de la historia de la humanidad,
aún en nuestro tiempo, frente a la amenaza permanente de la enfermedad, el ser
humano común busca protección en el médico o su equivalente en su propia cultura.
En Occidente, tenemos el antecedente de
Asclepio, llamado Esculapio por los romanos, quien fue convertido en dios por
Zeus. Resulta que Asclepio había logrado
multiplicar las resurrecciones por medio de las plantas medicinales. Zeus se enoja con esta capacidad de Asclepio,
pues temía que vaciase de hombres el más allá. Lo mata, pero lo deja entrar en el panteón. Este hecho cruel subraya, sin embargo, el
carácter sagrado de la vida, que sólo pertenece a Dios.
El médico debe mostrar mesura en su
búsqueda de conocimiento. Para no confundirse
con el orgullo de volverse igual a Dios, los aborígenes Mackenzie, que vivían
en Alaska y Canadá, decían: “No hay dioses, sólo hay medicina”.
La conversación del cuento refleja la
interminable cadena de encuentros entre el hombre anciano y el médico. Y también nos orienta a unir estos dos
aspectos que están en nuestro interior, para la resurrección de nuestra alma, que
es el don de la sabiduría del espíritu de los ancianos y el de la sabiduría del
cuerpo de los médicos.
Cabeza
brazos piernas cuerpo
Antoni
Tapies
(español, 1923-2012) |