domingo, 25 de octubre de 2015

LA VEJEZ

Retrato de un hombre Viejo
Egon Schiele
(austríaco, 1890-1918)


Un anciano fue a casa del médico. Cuando le hubo explicado que sus facultades intelectuales declinaban, el médico respondió:
"¡Eso se debe a tu avanzada edad!”

- ¡También mi vista se debilita!

- ¡Claro, porque eres viejo!

- ¡Me duele mucho la espalda!

- ¡No es más que un efecto de la vejez!

- No digiero nada de lo que como.

- ¡Si tu estómago es débil, es por culpa de tu mucha edad!

El médico
Gerrit Dou
(holandés, 1613-1675)
- Y cuando respiro siento como una opresión en el pecho.

- ¡Es normal! ¡Eres viejo! ¡Y la vejez trae muchos males!"

El anciano, entonces, se enfadó:
"¡Gran idiota! ¿Qué significa toda esa palabrería? No sabes nada de la ciencia de la medicina. ¡Eres más ignorante que un asno! ¡Dios ha creado un remedio para todos los males, pero tú lo ignoras! ¿Así es como has aprendido tu oficio?"

El médico respondió:
"¡Tienes más de setenta años! ¡De ahí es de donde proceden también tu cólera y tus amargas palabras!"


Un encuentro clásico

         La relación entre un anciano y un médico se repite en todas las civilizaciones.  Sus significados se entrecruzan, pues ambos estados están relacionados con las fuentes de la vida.
Los tres estadios de la vida
Paul Guiragossian
(armenio, 1926-1993)

         En el caso de la vejez, es la imagen imperfecta de la inmortalidad, pues supone un largo acopio de experiencia y de reflexión.  En el cuento, el viejo detalla con precisión lo que siente.  Y su enojo final, demuestra que tiene una mirada profunda de la vida en su relación con Dios.

         En la antigua Grecia se consideraba a los ancianos como sabios y guías. En Oriente, la tradición narra que los grandes maestros nacen con los cabellos blancos.  También sus divinidades, como Huang Lao Kiun, cuyo nombre significa “El Señor Viejo amarillo”, asumen la ancianidad como aspecto esencial de su ser. En la Biblia también está el misterioso “Anciano de días” que se menciona en la visión de Daniel y en el Apocalipsis.  En este último libro, el Verbo es presentado con largos cabellos blancos.

         Lo anciano, lo ancestral, lo antiguo reviste carácter de sagrado.  El hecho de haber envejecido, sin desaparecer enteramente, evoca ya una suerte de vínculo con las fuerzas que están más allá del tiempo, dedicadas a la conservación.  Es una prueba de solidez, de autenticidad, de verdad.

Dinamismo de un cuerpo humano
Umberto Boccioni
(italiano, 1882-1916)
         El médico es considerado el guardián de la vida y el destino.  Tradicionalmente, su medicina es para adquirir la sabiduría del cuerpo y del espíritu.  Por eso en sociedades primitivas, este oficio supone la unión con el espíritu de un animal o de un fenómeno natural, como  el agua, el viento.  En gran parte de la historia de la humanidad, aún en nuestro tiempo, frente a la amenaza permanente de la enfermedad, el ser humano común busca protección en el médico o su equivalente en su propia cultura.

         En Occidente, tenemos el antecedente de Asclepio, llamado Esculapio por los romanos, quien fue convertido en dios por Zeus.  Resulta que Asclepio había logrado multiplicar las resurrecciones por medio de las plantas medicinales.  Zeus se enoja con esta capacidad de Asclepio, pues temía que vaciase de hombres el más allá.  Lo mata,  pero lo deja entrar en el panteón.  Este hecho cruel subraya, sin embargo, el carácter sagrado de la vida, que sólo pertenece a Dios.

         El médico debe mostrar mesura en su búsqueda de conocimiento.  Para no confundirse con el orgullo de volverse igual a Dios, los aborígenes Mackenzie, que vivían en Alaska y Canadá, decían: “No hay dioses, sólo hay medicina”.

         La conversación del cuento refleja la interminable cadena de encuentros entre el hombre anciano y el médico.  Y también nos orienta a unir estos dos aspectos que están en nuestro interior, para la resurrección de nuestra alma, que es el don de la sabiduría del espíritu de los ancianos y el de la sabiduría del cuerpo de los médicos.


Cabeza brazos piernas cuerpo
Antoni Tapies
(español, 1923-2012)