Paisaje con arquero
David Ligare
(estadounidense, n. en 1945) |
El
emperador de Japón visitaba sus provincias. En una ciudad, en cuanto llegó, vio
una diana y una flecha clavada exactamente en el medio de la diana.
Un poco más lejos, durante su visita,
vio otra diana con otra flecha. Esta segunda flecha también estaba clavada en
el centro exacto de la diana.
Y así varias veces. A la cuarta diana
con un tiro perfecto, el emperador pidió conocer a tan extraordinario tirador.
-Oh no- le dijo un dignatario de la
ciudad-, no vale la pena, es un idiota.
-¿un idiota? Pero ¿cómo puede ser que
un idiota tire con una puntería casi divina?
- Muy sencillo. Primero tira la flecha
y después dibuja la diana a su alrededor.
Lanzar
la flecha
“Diana”,
en el cuento, es el punto central de un blanco de tiro. El centro es el origen, el punto de partida
de todas las cosas. El centro es un punto que, por definición, no tiene forma
ni dimensiones, razón por la cual no se lo puede dividir ni separar en partes.
Urbana Nº2 (El
arquero)
Richard
Diebenkorn
(estadounidense, 1922-1993) |
Del
centro surgen todas las cosas. Así como
la Unidad produce todos los números, y en esa acción no pierde nada de su
esencia, del mismo modo sucede con el centro: de él salen todas las cosas y
sigue siendo centro.
El
gran arquero, considerado idiota por sus contemporáneos, es en realidad un
sabio y un santo. En griego, pecado se
dice “jamartía”, que literalmente significa “errar el blanco”. Al pintar el centro alrededor de la flecha
arrojada muestra que jamás comete pecado, pues el centro no está afuera sino en
el núcleo del propio ser. Desde su
propio centro construye el círculo, el todo.
En la
tradición la flecha es el símbolo del pensamiento. Éste se introduce en la realidad para comunicar,
para relacionar las cosas, especialmente a las personas entre sí. El pensamiento es como una bengala que se
arroja al cielo de la noche, y por unos instantes vemos dónde estamos y qué es
lo que nos rodea. El pensamiento fecunda
la realidad, dándole sentido.
La
flecha también significa la relación entre el cielo y la tierra. Parte de la tierra, recorre el espacio y
vuelve a la tierra. Es como realizar una
puntada de costura entre estos dos aspectos de la realidad, lo de arriba y lo
de abajo.
El cuento
muestra que el secreto está en arrojar la flecha, si tenemos en claro nuestro
propio centro. Y este arrojo no tiene
ningún riesgo de pecado. En la armonía
con el propio centro está la sabiduría.
Marca de nacimiento
Hiroyuki Tajima
(japonés, 1911-1894)
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