domingo, 13 de marzo de 2016

EL GRAN ARQUERO



Paisaje con arquero
David Ligare
(estadounidense, n. en 1945)



El emperador de Japón visitaba sus provincias. En una ciudad, en cuanto llegó, vio una diana y una flecha clavada exactamente en el medio de la diana.

        Un poco más lejos, durante su visita, vio otra diana con otra flecha. Esta segunda flecha también estaba clavada en el centro exacto de la diana.

        Y así varias veces. A la cuarta diana con un tiro perfecto, el emperador pidió conocer a tan extraordinario tirador.

        -Oh no- le dijo un dignatario de la ciudad-, no vale la pena, es un idiota.

        -¿un idiota? Pero ¿cómo puede ser que un idiota tire con una puntería casi divina?

        - Muy sencillo. Primero tira la flecha y después dibuja la diana a su alrededor.


Lanzar la flecha

         “Diana”, en el cuento, es el punto central de un blanco de tiro.  El centro es el origen, el punto de partida de todas las cosas. El centro es un punto que, por definición, no tiene forma ni dimensiones, razón por la cual no se lo puede dividir ni separar en partes.
Urbana Nº2 (El arquero)
Richard Diebenkorn
(estadounidense, 1922-1993)

         Del centro surgen todas las cosas.  Así como la Unidad produce todos los números, y en esa acción no pierde nada de su esencia, del mismo modo sucede con el centro: de él salen todas las cosas y sigue siendo centro.

         El gran arquero, considerado idiota por sus contemporáneos, es en realidad un sabio y un santo.  En griego, pecado se dice “jamartía”, que literalmente significa “errar el blanco”.  Al pintar el centro alrededor de la flecha arrojada muestra que jamás comete pecado, pues el centro no está afuera sino en el núcleo del propio ser.  Desde su propio centro construye el círculo, el todo.

         En la tradición la flecha es el símbolo del pensamiento.  Éste se introduce en la realidad para comunicar, para relacionar las cosas, especialmente a las personas entre sí.  El pensamiento es como una bengala que se arroja al cielo de la noche, y por unos instantes vemos dónde estamos y qué es lo que nos rodea.  El pensamiento fecunda la realidad, dándole sentido.

         La flecha también significa la relación entre el cielo y la tierra.  Parte de la tierra, recorre el espacio y vuelve a la tierra.  Es como realizar una puntada de costura entre estos dos aspectos de la realidad, lo de arriba y lo de abajo.

         El cuento muestra que el secreto está en arrojar la flecha, si tenemos en claro nuestro propio centro.  Y este arrojo no tiene ningún riesgo de pecado.  En la armonía con el propio centro está la sabiduría.


Marca de nacimiento
Hiroyuki Tajima
(japonés, 1911-1894)