Una
historia china habla de un joven rey que ejercía su poder con el rigor más
absoluto. Tenía la justicia en la mano, mandaba arrestar y se encargaba de que
las sentencias se llevaran a cabo de forma rápida y despiadada.
La
situación, sin embargo, no se arreglaba. Sentía que su autoridad estaba cada
vez menos firme.
Un
día convocó a su primer ministro y le dijo:
—He
mandado ejecutar a gran número de personas y sin embargo nadie me teme. ¿Cómo
te lo explicas?
—Muy
sencillo —contestó el primer ministro—. Tienes que aprender el secreto de la
autoridad. Todos aquellos que has mandado ejecutar eran criminales, culpables.
Los otros, por tanto, no tienen ninguna razón para temerte. Si quieres de veras
que te teman, debes ejecutar también a los inocentes.
El
rey asintió con la cabeza. Lo había comprendido.
Dos
días más tarde mandó ejecutar a su primer ministro.
«Lo
que sale del hombre es lo que lo hace impuro.
Porque
es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas
intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la
avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la
difamación, el orgullo, el desatino.
Todas
estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre».
(Evangelio según San Marcos, capítulo 7, versículos 20 al 23).
(Evangelio según San Marcos, capítulo 7, versículos 20 al 23).
Signos
Isidore Isou
(rumano, 1925-2007)
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Llamamos “fenómeno” a las cosas que aparecen ante nuestros
sentidos, suponiendo que esas mismas cosas tienen una realidad que está más
allá de los sentidos. Siguiendo esta idea,
los cuentos no pertenecen al mundo de los fenómenos. No cuentan hechos históricos o naturales,
verificables por los sentidos de uno o varios seres humanos. Pero son reales, porque nos hablan de las
cosas que están más allá de los sentidos aplicadas a la vida humana.
Los cuentos nos hablan de la “vida interior”. Esta interioridad es real y está formada por
sentimientos, imaginaciones, pensamientos y decisiones. También forman parte de la vida interior
todas las relaciones que tenemos con los demás y con todo el universo. Para el ser humano, la piel no es una barrera
que lo aísla, sino un medio que lo mantiene unido al mundo y al cosmos. También los sentidos son órganos de
comunicación con los fenómenos y con lo que hay más allá de los fenómenos, con
aquello que los hace ser lo que son.
En nuestro interior hay muchísimas fuerzas que influyen,
algunas son conscientes y otras muchas más son desconocidas. Estas fuerzas están en nuestras experiencias
y en nuestras relaciones con aspectos del universo entero. Es tan complejo nuestro interior, tan
abundante en relaciones y experiencias, que nos sentimos desbordados por su
exuberancia. Por esto, buscamos elementos que nos puedan ayudar a encontrar
armonía en tal inmensidad.
Nueve discursos sobre Cómodo
Cy Twombly
(norteamericano, 1928-2011)
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Parte de esa ayuda nos viene de los cuentos. Ellos esclarecen cuál es nuestra conformación
interior para que cuando obremos en el mundo fenoménico, podamos hacerlo con
autenticidad.
El joven rey del relato es el centro de nuestra
interioridad. El primer ministro es una
de las influencias que también habitan en nuestra intimidad. El consejo que recibe el rey es que sea
injusto con los inocentes, para que le tengan miedo. Si seguimos el consejo, el consejero será la
primera víctima de nuestra interioridad. Si esto le resulta agradable a nuestro
corazón, entonces luego, en el mundo fenoménico, otros seres humanos serán las
víctimas de nuestra decisión interior.
Los cuentos nos dan la oportunidad de armonizar nuestro
interior. Los sabios, con sus
enseñanzas, nos advierten de la maravillosa complejidad de nuestra alma, para
que encontremos en ella el camino de la justicia, la belleza y el amor.
Ama el poder
Ronnie
Landfield
(norteamericano, n. en 1947) |