domingo, 5 de marzo de 2017

¡PIEDAD PARA LA BELLEZA!

Sin título
Robert Peluce 
(norteamericano,1937 – 2004)

En el siglo IV a.C., una de las hetairas o cortesanas más famosas de la Grecia clásica llamada Mnesarete, más conocida como Friné (literalmente sapo, al parecer por el color de su piel), fue considerada como una de las más hermosas mujeres de toda Grecia. Su esbelto cuerpo sirvió como modelo a Praxíteles, uno de sus muchos amantes, para realizar la estatua de la diosa Afrodita conocida como Venus de Cnido y, durante una fiesta, se soltó los cabellos, se desnudó y se sumergió en el mar, inspirando al pintor Apeles para pintar su famosa Afrodita Anadiomene (Venus saliendo del mar) con los brazos alzados y las manos recogiendo desde ambos lados la cabellera suelta. Pues bien, en cierta ocasión, tras rechazar repetidamente los requiebros y las solicitudes de un tal Eutías, éste la denunció, acusándola de impiedad al profanar los misterios eleusinos -ritos de iniciación anuales  al culto a las diosas agrícolas Deméter y Perséfone que se celebraban en Eleusis, cerca de Atenas.

Mnesarete compareció ante el tribunal de los heliastas -antiguos magistrados de Atenas- y, cuando estaba a punto de ser condenada a muerte, tomó la palabra en su defensa un famoso orador llamado Hipérides. Su bello y encendido alegato a favor de la acusada no conmovió sin embargo a los miembros del jurado. En un último y desesperado intento, Hipérides despojó a la acusada del peplo y la mostró desnuda ante el tribunal, al tiempo que exclamaba:

-Olviden, si les parece, todos mis argumentos anteriores. Pero, ¿no lamentarán condenar a muerte a la propia diosa Afrodita? ¡Piedad para la belleza!

Tan convincente e inapelable resultó el argumento que Friné, absuelta de todos los cargos por el tribunal, fue puesta inmediatamente en libertad.


El argumento divino

         Se duda sobre la historicidad de este relato.  Definirla sería superficial, ante la profundidad de lo que se cuenta.  Lo importante está en el contexto de civilización y en el argumento que define el juicio, por el que se absuelve finalmente a Friné.
Friné delante del Areópago
Jean-Léon Gérôme (francés, 1824–1904)

         El tribunal de los heliastas fue una de las instituciones poderosas de la ciudad de Atenas. Su nombre derivaba de sol en griego, dado que estos jueces obraban al rayo del sol en una plaza, pues no tenían edificio atribuido.  En su momento de plenitud estuvo conformada por más de seis mil magistrados, de los cuales cinco mil formaban tribunales de quinientos miembros  y quedaban en reserva los restantes.  Para casos menores el tribunal se componía de tan solo doscientos elegidos.
Afrodita de Cnido 
(Copiada de Praxísteles)
Restaurada por Ippolito Buzzi
 (italiano, 1562–1634)


Atendían diariamente, con un sistema muy organizado de sorteo de tribunales y luego de presentación de causas. La Heliea, así se llamaba, funcionaba como un tribunal competente en litigios de leyes públicas, privadas, penales y leyes privadas internacionales.  En aquellos tiempos no había códigos de procedimientos ni leyes escritos, lo cual exigía una seria organización y mucha preparación en cada uno de los participantes.  Los ciudadanos particulares tenían la posibilidad de presentar sus demandas y defenderlas ante el tribunal, tal como le ocurre en el cuento a la hetaira.  Y los demandados también se defendían a sí mismos o por otros.  Lo decisivo estaba en la capacidad de convencer a tan amplio jurado, que decidía por votación secreta y luego aplicaba las penas que, en casos graves, llegaban al exilio o a la muerte física.

En el caso que estamos viendo, la acusación era grave. Nos recuerda el proceso de Sócrates que fue condenado a muerte por una inculpación parecida a la de Friné, quien se salvó por el argumento de Hipérides.  Éste la muestra desnuda ante el tribunal,  pero la fuerza de su razonamiento no está en la sensualidad de la hetaira, sino en que en realidad Friné es Afrodita en plenitud.  La belleza para la cual el orador pide piedad es divina.

Fresco de la Casa de Venus
(Pompeya, siglo I d.C.)
Afrodita es, en la mitología griega, la diosa de la belleza, el amor, el deseo, el sexo y la reproducción. Su equivalente romano es Venus.  Aunque hoy en día se la llama la diosa del amor, antiguamente no se refería al amor romántico.  Para esto estaban Eros y Psique.

La diosa recibió distintos nombres.  Su nombre original significa nacida de la espuma. Estaba también la Afrodita Pandemos, que significa de todo el pueblo, más relacionada con el amor físico.  Entre los platónicos, y luego entre los cristianos, estaba la Afrodita Urania o Celestial, representando la unión del cuerpo y el alma.

El argumento de Hipérides es que el cuerpo de la hetaira es el cuerpo de la diosa, y eso es la belleza.  Nada se puede separar de la divinidad, el mundo de los hombres va siempre imbricado en el mundo de los dioses.  Esta es la hermosa herencia de la antigüedad griega para Occidente y la humanidad toda.
 
Polisemia
Chicote CFC
(español, n. en 1963)