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La boca de la verdad
Lucas
Cranach el Viejo
(alemán,
1472 - 1553)
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Érase una vez un hombre que buscaba
la verdad.
Un buen día llegó a un lugar en
donde ardía una innumerable cantidad de velas de aceite.
Éstas se encontraban cuidadas por
un anciano que, ante la curiosidad de este individuo, respondió que ese era el
lugar de la verdad absoluta.
Aquél le preguntó qué significaban
sus palabras, a lo cual respondió que cada vela reflejaba la vida de cada
individuo sobre la tierra: a medida que se consume el aceite, menos tiempo de
vida le queda.
El hombre le preguntó si le podía
indicar cuál era la de él.
Al descubrir que la llama estaba
flaqueando, a punto de extinguirse, aprovechó un instante de distracción del
anciano y tomó la vela de al lado para verter un poco de aceite de ésta en la
suya.
Cuando estuvo a punto de alzar la
vela, su mano fue detenida por la del anciano diciendo:
- Creí que buscabas la verdad.
Confianza y fidelidad
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La Verdad saliendo de su pozo
Para avergonzar a la humanidad
Jean-Léon
Gérôme
(francés, 1824-1904) |
Sorprende
en el cuento que la verdad no esté referida a alguna afirmación o conjunto de
afirmaciones, como lo que se da en una doctrina. En el uso cotidiano se ha
reducido la verdad a alguna expresión oral o escrita y con eso se pretende
dejar definida la situación. Pero este relato nos muestra que la verdad está en
la actitud que tengamos ante la vida y la muerte. Queda claro que cuando
dejamos de buscar la verdad, la consecuencia la paga el más cercano. El buscador no duda en robar el aceite de un vecino
cualquiera con tal de prolongar su vida.
En las herencias que recibimos de la
conformación de nuestra civilización, la idea de verdad se expresa en formas
más parecidas al relato citado que a las expresiones de intelectuales de
nuestro tiempo. Entre las distintas herencias, rescatemos algunas muy
significativas.
La
palabra verdad, que en nuestra lengua
viene del latín, se refiere a la palabra griega aletheia, compuesta por la preposición a, que significa sin, y
el verbo letheia, que quiere decir ocultar.
Entonces verdad en griego es lo que no está oculto, pero referido a una
acción, des-ocultamiento. El verbo mencionado dio lugar a nuestra expresión latente, por lo cual podemos decir que
la verdad es hacer patente lo latente, es correr el velo para que aparezca lo
que está oculto. La verdad siempre está desnuda, desvestida.
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Verdad rescatada Por Hora,
siendo testigo la Historia
Francisco de
Goya
(español,
1746-1828)
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Los
griegos aplican la verdad a las cosas, en cambio los latinos la referían a las
palabras y las personas. Se utilizaba el adjetivo verus, que se manifiesta en los términos aseverar, perseverar, severo en el sentido de riguroso. Cuando
la palabra es firme y seria, entonces es verdadera. Los sabios de Roma
distinguían al demagogo, que era un ser superficial y adulador, del hombre que
era verus, constante, grave. La
fuerza de la verdad se expresaba en esta frase: vera pro gratis, que significa las
cosas verdaderas en lugar de las gratas.
En el
mundo bíblico encontramos otros matices de la verdad, distintos de lo
encontrado en Grecia y Roma. En hebreo verdad se dice emet. No tiene el sentido de la cosa hecha, sino de una acción que
se está por hacer, por lo que en esa lengua verdad es ante todo confianza. La
raíz de la palabra es confirmar, apoyar, respaldar, dar nuestra confianza a algo que se hace. También ha
dado origen a la palabra amén, de uso
religioso, para reconocer las acciones salvíficas y liberadoras. En la Biblia,
la paz verdadera es sólida, duradera; el camino verdadero es el que me lleva a
la meta. La verdad aplicada a Dios o a los hombres indica fidelidad, pues solo
en el fiel puedo confiarme.
Cerca
de esta mirada bíblica, está el verbo árabe sadaqa,
que se traduce por ser sincero, verídico, decir la verdad. Es la raíz
que da origen a la palabra sadyq, que
significa amigo. Es un profundo matiz
afectivo, pues amigo es aquel a quien podemos decir la verdad y de quién
podemos esperar la verdad, aquel en quien confiamos, a quien necesitamos para
salir del error.
La
búsqueda de la verdad se hace en el corazón de los seres inteligentes, donde
reside la fidelidad constante y la amistad, aceptando la vida tal como es.
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Variación: Confianza
Alexei von
Jawlensky
(ruso, 1864
- 1941)
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