Alegoría de la vida humana Alessandro Allori (italiano, 1535-1607) |
Todas las preguntas que se
suscitaron aquel día en la reunión pública estaban referidas a la vida más allá
de la muerte.
El Maestro se limitaba a sonreír
sin dar una sola respuesta.
Cuando, más tarde, los discípulos
le preguntaron por qué se había mostrado tan evasivo, él replicó:
- "¿No han observado que los
que no saben qué hacer con esta vida son precisamente los que más desean otra
vida que dure eternamente?".
- "Pero, ¿hay vida después de
la muerte o no la hay?", insistió un discípulo.
- "¿Hay vida antes de la
muerte? ¡Esta es la cuestión!", replicó enigmáticamente el Maestro.
Lo que deseamos
En
los seres humanos hay un deseo de plenitud y de vida, de felicidad y de
infinito, de verdad y de belleza. Este deseo común supera todas las
contingencias religiosas y culturales.
Este impulso fundamental y esencial nos revela que nuestro origen es inmenso,
tan inabarcable que lo llamamos Misterio.
Infancia con atributos de vida y muerte Elisabetta Sirani (italiana, 1638-1665) |
El
deseo básico de la vida humana se encuentra con un obstáculo atemorizante: la
muerte. El tema de la reunión que se describe en el cuento es si este obstáculo
es definitivo. El Maestro evade la inquietud de la audiencia porque considera
que el planteo es inconsistente. En la respuesta que les da a los discípulos
aparece la pregunta auténtica, la que realmente puede dar un camino a nuestras
búsquedas: ¿hay vida antes de la muerte?
Podemos considerar la vida como un río,
y nosotros peces en ese cauce. Los peces no saben adónde van, el río sí. Por lo
tanto, los peces deben seguir la corriente según lo indique su propia
naturaleza. De aquí que el sentido de una vida es hacer que el ritmo de tu
corazón sea el mismo que el ritmo del universo, el coincidir tu naturaleza con
la Naturaleza, esa inmensidad fruto del Misterio, que también nos ha originado
a todos nosotros.
Una primera conclusión es que no
necesitamos nada, porque si nos vemos a nosotros mismos de la forma correcta,
somos un fenómeno de la naturaleza tan extraordinario como los árboles, las
nubes, los patrones en el agua que corre, el parpadear del fuego, la
distribución de las estrellas y la forma de una galaxia. Nosotros somos
justamente como todo eso y no hay nada malo con nosotros. El significado de la
vida es simplemente estar vivo. Es tan básico, tan obvio, tan simple.
¿Quién tiene miedo del rojo, amarillo, azul y muerte? Takashi Murakami japonés, n. en 1963) |
Esta simplicidad de la vida se ve
desafiada por la muerte y la incertidumbre de su hora. Sin embargo, este
obstáculo lo podemos considerar como una gran lección de la Vida, sobre todo
para nuestras generaciones que están obsesionadas por los deseos de certeza y
seguridad. El desasosiego de no saber si habrá un mañana para mí, me permite
vivir el hoy con toda su intensidad,
como si fuese ya el último y definitivo. De esta manera puedo redimir el tiempo
y descubrir en cada momento la unión entre tiempo y eternidad.
Un aspecto sublime de las enseñanzas de
Jesús de Nazaret, hombre y Dios al mismo tiempo, coincide plenamente con el
Maestro del cuento. Jesús decía: yo he
venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia. Y uno de sus
grandes discípulos, Pablo de Tarso, comprendió esta lección compartiendo
nuestra incertidumbre, y lo escribió de esta manera: mientras estamos en esta tienda de campaña, gemimos angustiosamente,
porque no queremos ser desvestidos, sino revestirnos, a fin de que lo que es
mortal sea absorbido por la vida. El Misterio, nuestro gran maestro, nos
hace dar cuenta que debemos ordenar nuestras vidas no para el futuro sino para
el presente.
La vida como una
línea distorsionada
Nina Tokhtaman Valetova
(rusa, n. en 1958)
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