El ermitaño descubierto
Desmond
Morris
(británico, n. en 1928) |
-¡Tengo
una respuesta! ¡Tengo una respuesta! ¿Quién tiene una pregunta?
Algo
de lo que estamos hechos
En
la humanidad hay personas que deciden vivir de forma solitaria con una vida
metódica y aislados lo más posible de la sociedad que los rodea. A estas
personas se las llama ermitaños. En
todas las tradiciones humanas religiosas o ateas aparece esta práctica y su
función es mostrar que todo hombre tiene constitutivamente algo de ermitaño.
El ermitaño Anton Ažbe (esloveno, 1862 - 1905) |
El
vocablo ermitaño viene del griego éremos,
que indicaba un lugar aislado, apartado desierto. Este mismo término, pasando
por el latín, dio lugar a nuestro adjetivo yermo.
La tradición cristiana tuvo en sus comienzos un movimiento muy notable de
mujeres y varones que se iban a vivir en los desiertos. Pero antes que ellos,
el filósofo judío Filón de Alejandría (15 a.C.-45 d.C.) hablaba de un grupo de
su religión que se había ido al desierto cerca de su ciudad y a los que se los
conocía como terapeutas, porque se
dedicaban a curar los males del alma. Vivian aislados unos de otros, pero se
juntaban a orar y a conversar sobre temas espirituales tomados principalmente
de los libros sagrados. La gente de la ciudad acudía a ellos para buscar
consejos y consuelo.
Terminadas
las persecuciones a los cristianos por parte del Imperio Romano, en lo que se
llamó la paz constantiniana, se inició el gran movimiento de ermitaños, que
perdura hasta nuestros días. Entre los fundadores está san Antonio abad (251-356),
un sabio que comenzó vendiendo todo lo que tenía para dárselo a los pobres y se
fue a vivir a una tumba vacía de su comunidad. Otro caso fue María de Egipto (344-422),
que tras dedicarse a la prostitución se retiró al desierto durante 47 años. Una
práctica extrema fue la de Simón Estilita (390-459), qué eligió como penitencia
vivir durante el resto de su vida en una plataforma sobre una columna de 17
metros de altura y de allí no bajó nunca más. En la época moderna un modelo de
espiritualidad del desierto fue Charles de Foucault (1858-1916), viviendo en el
desierto del Sahara al servicio de los habitantes de esa dura región.
Estos
ejemplos, como el ermitaño del cuento, encierran unas vidas de sabiduría y
alegría sencilla. Como enseñaba uno de ellos: “No me hables nunca de un monje que jamás se ríe. Ese no es un monje
serio". Hablaban poco, pero no perdían oportunidad para la broma, como
cuando un visitante preguntó por el abad y uno le respondió: "Acaba de salir al corral de los cerdos para
llevarles la comida. Lo puede distinguir fácil porque lleva un gorro en la
cabeza".
Paisaje con ermitaño Salvator Rosa (italiano, 1615-1673) |
Un anciano tenía como compañero un monje que lo hacía sufrir mucho. Un día le dijo el anciano: Hermano, esta noche he soñado que estaba en el paraíso. Y el hermano le pregunta: ¿Y yo también? No. Precisamente por eso me convencí que estaba en el paraíso.
En Alejandría vivía el médico
Foción que atendía al monje enfermo y le preguntó: ¿Has consultado a otro
médico antes de venir aquí? Sí, fui al médico Istorión. ¿Y qué idiotez te ha
aconsejado? Que viniera donde usted.
Un monje de Scete fue citado al
juez por haber matado un perro con una barra de punzón. ¿Cómo ha hecho esto,
usted que debe ser modelo de mansedumbre? Hubiera podido usar el punzón por la
parte del mango y no haberlo matado. Lo hubiera hecho si el perro me hubiese
atacado con la cola y no con los dientes.
Un hombre que lo tenían por necio,
un día fue a molestar al anciano y le dijo: Abba, tu que eres tan inteligente,
puedes decirme, ¿sí es posible que Jonás haya podido quedar vivo después de
estar tres días en el vientre de la ballena?- No lo sé, pero yo mismo se lo
preguntaré cuando lo vea en el cielo. –¿Y si acaso estuviera en el infierno? En
ese caso, tú se lo preguntas.
Estos
son algunos ejemplos de lo que hay entre los ermitaños, y como nosotros tenemos
constitutivamente algo de ellos, también lo encontraremos en nuestros
corazones, creyentes o no.
Figura gritando, el profeta Julio González (español, 1876-1942) |