Hombre sentado con espada Dirck Hals (holandés, 1591-1656) |
Un
hombre del Reino de Chu cruzaba un río cuando se le cayó la espada al agua. Al
momento hizo una marca al costado de la barquilla.
- Aquí fue donde cayó mi espada –
dijo.
Cuando la barca atracó se sumergió en
el agua para buscar su espada, bajo el punto que había marcado. Pero como la
barca se había movido y la espada no, el método para localizar la espada
resultó ineficaz.
El río de la vida
Qu Yuan (339 a.C-278 a.C) es reconocido
como el primer poeta chino. En una de sus obras se puede leer lo siguiente:
Preparo cultivos de orquídeas en
nueve hectáreas
Y esquenante (hierba de flores
rojas) en otras tierras calcáreas.
Tengo además parcelas de hierbas
olorosas
mezcladas en campos de espigas
hermosas.
Se refiere a la educación, a la
formación de todos los miembros del reino de Chu, un territorio de China
central destacado durante el período conocido como Primaveras y Otoños (722-481
a. C.) y el período de Reinos Combatientes (481-212 a.C.). Sorprende entonces
que el protagonista de nuestro cuento haga una cosa tan contraria a la lógica
al marcar en la barca dónde cayó su espada.
Antes de considerar esta acción veamos
algunos aspectos de la espada, en su etimología y como símbolo. Proviene de la
raíz prehistórica indoeuropea sphe-, pedazo plano de madera. A partir de esta
raíz los griegos formaron el vocablo spathé,
hoja de la espada, que produjo en
latín spatha, que significa espada, cuchillo, espada ancha.
La antigua raíz sphe- está presente
en otras palabras de nuestra lengua, tales como espalda, respaldo, respaldar y espátula.
En la antigüedad grecolatina, la espada
estaba relacionada principalmente con dos divinidades. La primera era Marte,
dios de la guerra, la violencia, la pasión, la valentía, entre otras cosas.
Tiene un aspecto negativo, pero su contracara es ser destructor de la
injusticia, la maleficencia, la ignorancia. El otro es Hefesto, dios del fuego
y la forja, por donde la espada simboliza el fuego, especialmente el rayo que
anuncia la lluvia. Para forjar el metal hace falta fuego para trabajarlo y agua
en el momento justo para templarlo. Así la espada se convierte en elemento
constructor, pues el alimento de la tierra para la comunidad humana depende del
fuego del sol y del agua fecundante. Por eso la representación de la justicia,
que es un aspecto de la construcción comunitaria, tiene una espada.
En el Apocalipsis, último libro de la
Biblia, se compara la Palabra de Dios con una espada de doble filo, que penetra
en el corazón del hombre y con su poderío separa el mal y realiza la
iluminación. Este es el sentido que puede tener la expresión empleada por
Cristo: No piensen que he venido a traer
paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada. Así declara una
guerra santa que se da estricta y exclusivamente en el interior de cada hombre.
Vemos que el protagonista del cuento
pierde algo sumamente valioso y significativo. La barca es temporaria en su
marcha, es para cruzar el río, no le sirve como referencia. ¿En dónde le
hubiese convenido poner una marca? Parece que lo mejor hubiera sido buscar un
punto de referencia en una de las dos orillas.
Si el cuento nos refiere a una dimensión
espiritual, cada orilla del río nos presenta significado propio. Si la marca la
ponemos en la orilla desde donde partimos tenemos que tener en claro nuestro
origen, tanto en lo que se refiere a nuestros antepasados como en nuestra
dimensión de criaturas venidas de la mano de Dios. Si decidimos poner la marca
en la otra orilla, debiera ser considerado el destino de nuestra vida en su
dimensión más profunda, luminosa y trascendente. Somos seres humanos
atravesando el río de la vida. Si queremos recuperar nuestros tesoros
contemplemos con todas las fuerzas de nuestro corazón, como poniendo una señal,
de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Origen de la poesía Víctor Brauner (rumano, 1903-1966) |