Viejo pescador Tivadar Kosztka Csontváry (húngaro, 1853-1919) |
El
rico industrial del Norte se horrorizó cuando vio a un pescador del Sur
tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.
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«¿Por qué no has salido a pescar?», le preguntó el industrial.
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«Porque ya he pescado bastante por hoy», respondió el pescador.
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«¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas?», insistió el industrial.
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«¿Y qué iba a hacer con ello?», preguntó a su vez el pescador.
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«Ganarías más dinero», fue la respuesta.
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«De ese modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más
profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte
unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto
ganarías para tener dos barcas... y hasta una verdadera flota. Entonces serías
rico, como yo».
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«¿Y qué haría entonces?», preguntó de nuevo el pescador.
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«Podrías sentarte y disfrutar de la vida», respondió el industrial.
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«¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?», respondió el
satisfecho pescador.
Disfrutar
de la vida
El
cuento muestra dos interpretaciones sobre cómo llegar a disfrutar de la vida.
Para poder discernir cuál es la interpretación que más conviene, es útil
descubrir lo que representa cada uno de los protagonistas.
El
significado del pescador es mucho más amplio que el del industrial, porque es
un oficio muy antiguo, presente en todas las civilizaciones. Si nos remontamos
al antiguo Egipto encontraremos que Osiris, uno de los dioses principales de
aquel panteón, recobra su integridad a partir de la pesca. Y es en una red de
pescadores dónde se encuentra la Luna, ojo arrancado de Horus celeste, el hijo redentor
de Osiris.
Otro
aspecto del pescador es presentado por Jesús en los Evangelios. Allí designa a
sus discípulos como pescadores de hombres,
destinados a convertir y a salvar a los hombres. Aquí la pesca es predicación y
apostolado, el pez a pescar es el hombre a redimir. En el sentido
psicoanalítico la pesca es extraer elementos de lo inconsciente, no con un
método racional, sino dejando actuar las fuerzas espontáneas y recogiendo sus
resultados fortuitos.
El pescador Fresco de Acrotiri, Isla de Santorini, Creta (cultura minoica, 1500 a.C.) |
El
industrial es un oficio moderno, al cual se le ha aplicado un término que viene
del latín, vocablo formado por el prefijo indu-,
que significa en el interior, y la
raíz del verbo struo, que significa construir, apilar, organizar. En
latín indicó primero aplicación y laboriosidad y al mismo tiempo ingenio y sutileza.
El
industrial deja la sospecha de que el dinero es indispensable para disfrutar la
vida. El pescador insinúa, con su actitud, que disfrutar es esencial a la vida
y que viene con ella. Contemplando a la humanidad nos damos cuenta que no
podemos vivir sin industria y para ello se necesita dinero, pero que disfrutar
de la vida está en otro orden. Hemos recibido la vida gratuitamente para que con
libertad gocemos de ella, siendo esto su verdadero y único sentido.
En
lo que coinciden el pescador y el industrial es en que la vida está para
disfrutarla, para saciar nuestras búsquedas con sus frutos. En esto se
diferencian de aquellos que plantean que la existencia es algo absurdo, como de
aquellos que imponen sentidos racionales con reglas y objetivos a cumplir, que
ejercen un poder desmesurado para alimentar sus perspectivas egolátricas. En lo
esencial de la vida está la libertad.
En la fábrica Fernand Léger (francés, 1881-1955) |