Una
persona perversa resuelve hacer un presente a una persona pobre por su
aniversario e irónicamente manda preparar una bandeja llena de basura y
desperdicios.
En
presencia de todos, manda entregar el presente, que es recibido con alegría por
el agasajado.
Gentilmente,
el agasajado agradece y pide que lo espere un instante, ya que le gustaría
poder retribuir la gentileza.
Tira
la basura, lava la bandeja, la cubre de flores, y la devuelve con un papel,
donde dice:
-
"Cada uno da lo que posee."
Dar
es libertad
Para
los seres humanos poseer constituye
un sistema complejo. Son muchas las cosas puestas en nuestras manos. Para
poseerlas necesitamos de muchas fuerzas, la primera de todas es la fuerza de la
conciencia, el saber lo que somos y conocer lo que poseemos. Pero también
necesitamos de otras energías, que están en nosotros aunque las desconozcamos
porque son puro sentimiento o simplemente irracionales.
Las
energías de nuestro poseer residen en
el corazón. Ese es el centro ordenador de nuestras posesiones y de las acciones
que realizamos con ellas, porque concentra las decisiones, pensamientos y las
presencias de otros, sean semejantes o pertenezcan a otros mundos. Cada corazón
humano es un universo.
El
verbo poseer, significa tener algo bajo su poder. Está compuesto por
dos nociones: la primera es poderoso,
poder y la segunda es estar sentado.
Literalmente, entonces, poseer es estar sentados con poder sobre las
posesiones, tener nuestro trono en lo que somos dueños.
De
esta manera es fácil comprender que nuestro verdadero ser se manifiesta en
nuestro dar, en lo que damos y en la forma en que lo damos. Según San Pablo
nuestro dar está relacionado con lo más sublime y deseado por el ser humano: el
amor y la felicidad plena, que en el lenguaje del apóstol se llama Dios. Por
eso concluye: "Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su
corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con
alegría" (2 Corintios 9,7). Y ese amor ansiado por todos no nos abandonará:
"Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos sus dones, a fin
de que siempre tengan lo que les hace falta, y aún les sobre para hacer toda
clase de buenas obras".
Dar
también es superar la condena que el poder ha puesto sobre la vida humana. Así
lo enseña Jesús en el evangelio:"No juzguen y no serán juzgados; no
condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les
dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y
desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para
ustedes".
Pintura Nº2 Mark Rothko (letón,1903-1970) |