En
los arrozales de Annam, un mosquito que estaba en el cuerno de un búfalo se
imaginó que era muy pesado. Tomó aire y le gritó al búfalo lo más fuerte que
pudo:
-¿Acaso
peso demasiado? Si te peso, dímelo e iré a posarme a otro sitio.
El
búfalo oyó la voz, dejó de pastar, miró a derecha e izquierda y preguntó con
sorpresa:
-¿Quién
me habla?
-Soy
yo.
-¿Quién
es yo?
-Yo.
Un mosquito.
-¿Y
dónde estás?
-Estoy
en tu cuerno izquierdo.
-Has
hecho bien en decírmelo –dijo el búfalo-. Sin tu ayuda nunca habría sabido que
tenía un imbécil en mi cuerno izquierdo.
Relatividad
del entendimiento
Insectos Jan van Kessel (flamenco, 1626-1679) |
La
etimología de la palabra imbécil nos
brinda dos acepciones útiles para entender la sentencia del búfalo.
Originalmente significa sin bastón.
Aplicado a una persona de edad avanzada, el estar sin bastón significa
debilidad, fragilidad e inestabilidad. Pero en la antigüedad el bastón
simboliza también la autoridad reconocida a alguien por su experiencia y
conocimiento. Un caso se da cuando el bastón o báculo es el cetro, símbolo de
los reyes. El mosquito, entonces, es acusado de debilidad y también de ser falto
de experiencia y de conocimientos.
¿Qué
experiencia puede tener un mosquito? El período de gestación es de diez días.
Luego los machos suelen vivir como máximo un mes, distinto de las hembras que
en períodos de hibernación pueden vivir hasta seis meses. En cuanto a los
búfalos suelen vivir entre 18 y 20 años. Si se mantienen en cautiverio pueden
superar los 30 años de existencia. Aquí ya tenemos una inmensa diferencia en la
posibilidad de la experiencia. Lo mismo podemos considerar en cuanto a la
diferencia en el tamaño y en el peso, lo cual pone más en evidencia lo
extravagante de la postura del mosquito.
El
insecto ha perdido también la noción simbólica de su existencia y de la del
búfalo. El mosquito es símbolo de la agresividad. Busca obstinadamente violar
la vida íntima de su víctima y alimentarse con su sangre. Aplicado a algunos
mitos griegos, representa a monstruos del inconsciente o a la esfinge, devoradora de hombres, que en
aquellos tiempos representaba al mosquito de la malaria.
Con
respecto al bovino, en Oriente nos encontramos con un personaje salvífico,
destructor de la ignorancia y la muerte, que aparece con cabeza de búfalo. En la
región donde está situado el cuento, en Vietnam, es el animal sacrificial por
excelencia. Su sacrificio ritual lo convierte en el enviado, el intercesor de
la comunidad ante los espíritus superiores.
Con
estos detalles nos damos cuenta de la imbecilidad del mosquito. Podemos
aprovechar el parecido para acercarnos a otras situaciones y evitar de esta
manera nuevos desatinos. El insecto se parece a aquellos seres humanos que
creen que su presencia es relevante ante realidades que los desbordan. ¿Qué es
una persona humana en relación al planeta en el cual vivimos? ¿Quién es el
hombre que puede afirmar algo sobre la infinitud de Dios, sin caer en un
absurdo? ¿De qué manera se puede negar la existencia de Dios, o afirmarla, con
seriedad y equilibrio?
El
cuento muestra, en el fondo, el valor relativo que tienen pensar y hablar. Por
un lado es maravilloso expresar ideas, dialogar con otros, transmitir
experiencias y conocimientos. Por otro lado, podemos llegar a expresar
verdaderos despropósitos, y ser llevados por la razón a situaciones absurdas
como la que se describe en el relato.
(Sin título) Bui Xuan Phái (vietnamita, 1920-1988) |