Gato atigrado Seiho Takeuchi (japonés, 1864-1942) |
Un
samurai tenía problemas a causa de un ratón que había decidido compartir su habitación.
Alguien le dijo: Necesitas un gato. Buscó uno en el vecindario y lo encontró:
era un gato impresionante, hermoso y fuerte. Pero el ratón era más listo que el
gato y se burlaba de su fuerza.
El
samurai adoptó un segundo gato, muy astuto. Desconfiado, el ratón solo aparecía
cuando aquel se dormía.
Entonces
le trajeron al samurai el gato de un templo.
Tenía
aspecto distraído, era mediocre y parecía siempre soñoliento. El samurai pensó:
no será este el que me librará del ratón.
Sin
embargo, el gato, siempre soñoliento e indiferente, pronto dejó de inspirar
precauciones al ratón, que pasaba junto a él sin apenas hacerle caso. Un día, súbitamente,
de un zarpazo, lo atrapó.
El
que viene del templo
Hombre sabio Hoan Kosugi (japonés, 1881-1964) |
El
samurái designa a distintos grupos de
guerreros del Japón. Surgen en el siglo noveno ejerciendo un papel protagónico
en aquella sociedad. Hasta nuestros días se destaca el código ético qué
utilizaban los samuráis, denominado el camino del guerrero, para guiar sus
vidas y dar sentido a sus actos. Consiste en un conjunto de normas muy
estrictas que exigían lealtad y honor hasta la muerte.
En
el samurái se refleja la persona
común en cuanto a su conducta en la vida, su disciplina y los valores que le
permiten existir según sus decisiones. El
código de los guerreros puede ser muy distinto al de una persona común,
pero ambos son códigos de conducta. Los seres humanos necesitan un conjunto de
normas para obrar con la debida agilidad en las distintas circunstancias, lo
que hace parecernos en el uso de normas aunque tengan contenidos distintos.
El ratón representa algo que molesta a la
persona. Puede ser un miedo, una debilidad o alguna característica que la
persona no quiere para sí. Entonces busca eliminarla. El instrumento elegido
para librarse de lo molesto está simbolizado en el gato, en este caso bajo tres
variantes. Este animal es un símbolo muy heterogéneo, oscilando entre las
tendencias maléficas y benéficas, explicables por su actitud socarrona.La somnolencia del gato
Yakiv Hnizdovsky
(ucraniano, 1915-1985)
Los
dos primeros gatos coinciden con el aspecto guerrero de cada persona, ilustrado
por el samurái. El primero de ellos
es de aspecto fuerte y hermoso, que representa muy bien la autoafirmación, la
confianza en sí mismo. Pero el obstáculo se burla de eso. Luego la persona
recurre a la astucia, olvidándose que las virtudes y las capacidades personales
se detienen cuando dormimos.
El
tercer gato representa verdaderamente al hombre común, aquel que siempre parece
distraído en sus obligaciones cotidianas, correspondientes a su situación y
edad. Este ser humano común, indiferente en apariencia, representa a la inmensa
mayoría de los que habitan el planeta, que con zarpazos precisos se libra de
miedos, incertidumbres, angustias, y va realizando su vida sorprendente, más
allá de las expectativas racionales. Este es el gato que viene del templo.
Los ratones muníficos Kawanabe Kyosai (japonés, 1837-1889) |