domingo, 2 de mayo de 2021

EL SAMURÁI Y LOS TRES GATOS

 

Gato atigrado
Seiho Takeuchi
(japonés, 1864-1942)

Un samurai tenía problemas a causa de un ratón que había decidido compartir su habitación. Alguien le dijo: Necesitas un gato. Buscó uno en el vecindario y lo encontró: era un gato impresionante, hermoso y fuerte. Pero el ratón era más listo que el gato y se burlaba de su fuerza.

 

El samurai adoptó un segundo gato, muy astuto. Desconfiado, el ratón solo aparecía cuando aquel se dormía.

 

Entonces le trajeron al samurai el gato de un templo.

 

Tenía aspecto distraído, era mediocre y parecía siempre soñoliento. El samurai pensó: no será este el que me librará del ratón.

 

Sin embargo, el gato, siempre soñoliento e indiferente, pronto dejó de inspirar precauciones al ratón, que pasaba junto a él sin apenas hacerle caso. Un día, súbitamente, de un zarpazo, lo atrapó.

 

El que viene del templo

 

Hombre sabio
Hoan Kosugi
(japonés, 1881-1964)
Los cuentos pueden ser aplicados en distintos aspectos de la vida. Por ejemplo, veamos al samurái y los animales involucrados en el relato como símbolos referidos a una misma persona.

 

El samurái designa a distintos grupos de guerreros del Japón. Surgen en el siglo noveno ejerciendo un papel protagónico en aquella sociedad. Hasta nuestros días se destaca el código ético qué utilizaban los samuráis, denominado el camino del guerrero, para guiar sus vidas y dar sentido a sus actos. Consiste en un conjunto de normas muy estrictas que exigían lealtad y honor hasta la muerte.

 

En el samurái se refleja la persona común en cuanto a su conducta en la vida, su disciplina y los valores que le permiten existir según sus decisiones. El código de los guerreros puede ser muy distinto al de una persona común, pero ambos son códigos de conducta. Los seres humanos necesitan un conjunto de normas para obrar con la debida agilidad en las distintas circunstancias, lo que hace parecernos en el uso de normas aunque tengan contenidos distintos.

 

La somnolencia del gato
Yakiv Hnizdovsky
(ucraniano, 1915-1985)
El ratón representa algo que molesta a la persona. Puede ser un miedo, una debilidad o alguna característica que la persona no quiere para sí. Entonces busca eliminarla. El instrumento elegido para librarse de lo molesto está simbolizado en el gato, en este caso bajo tres variantes. Este animal es un símbolo muy heterogéneo, oscilando entre las tendencias maléficas y benéficas, explicables por su actitud socarrona.

 

Los dos primeros gatos coinciden con el aspecto guerrero de cada persona, ilustrado por el samurái. El primero de ellos es de aspecto fuerte y hermoso, que representa muy bien la autoafirmación, la confianza en sí mismo. Pero el obstáculo se burla de eso. Luego la persona recurre a la astucia, olvidándose que las virtudes y las capacidades personales se detienen cuando dormimos.

 

El tercer gato representa verdaderamente al hombre común, aquel que siempre parece distraído en sus obligaciones cotidianas, correspondientes a su situación y edad. Este ser humano común, indiferente en apariencia, representa a la inmensa mayoría de los que habitan el planeta, que con zarpazos precisos se libra de miedos, incertidumbres, angustias, y va realizando su vida sorprendente, más allá de las expectativas racionales. Este es el gato que viene del templo.


Los ratones muníficos
Kawanabe Kyosai
(japonés, 1837-1889)