Autorretrato Iliá Mashkov (ruso, 1881-1944) |
El
religioso mostró sus credenciales y el centinela finalmente lo dejó pasar.
Más
tarde, al salir del edificio, el rabino fotografió disimuladamente al guardia y
conservó toda su vida esta imagen para recordar siempre las dos preguntas:
“¿Quién soy?” “¿A dónde voy?”
El
tesoro de las palabras
Un hombre con pipa Borís Grigóriev (ruso, 1886-1939) |
Los
detalles del relato son mínimos. No sabemos qué edificio visitó el rabino en
Rusia, ni sus impresiones sobre lo que vio. Sin embargo, el protagonista nos
deja lo mejor de su viaje. La fotografía que toma del portero nos regala dos
preguntas que querríamos atesorar para siempre.
Se
pueden hacer preguntas si hay lenguaje. Los lenguajes tienen como ladrillos de
su construcción a las palabras. Por eso, para entender bien un mensaje,
conviene conocer la forma íntima de cada palabra que se utiliza. En el regalo
que nos deja el rabino turista encontramos dos verbos fundamentales. En la
pregunta ¿quién soy? está el verbo ser y en la pregunta ¿a dónde voy? está el verbo ir.
Autorretrato Jury Annenkov (ruso, 1889-1974) |
Nuestro
verbo ser tiene origen en el verbo
latino sum, esse si lo nombramos en
infinitivo. Se trata de un viejo verbo indoeuropeo que presenta irregularidades
en todas las lenguas indoeuropeas. Su significado más antiguo es la expresión
de la mera existencia, significa existir.
El desarrollo de expresiones del verbo acompañado de un atributo hizo de él el
principal verbo copulativo latino, tanto para la expresión de situaciones
esenciales como para la indicación de estados, por ejemplo en oraciones como Julio es alto o Julio está enfermo. En el cuento la pregunta es una afirmación de
algo esencial, el hecho de existir, y una búsqueda del sentido que tiene ese
hecho en cada uno.
El
verbo ir, que nos llega de latín ide, es quizá el verbo de origen más
complejo y mezclado del castellano, pues es el resultado de la fusión de tres
verbos latinos. Esta fusión se dio en el uso popular de la lengua, porque había
determinadas formas del verbo que resultaban extrañas por su brevedad y además
algunas se prestaban a confusión con otras palabras de la lengua. Por eso los
hablantes sustituyeron las formas que resultaban confusas tomando formas de
otro verbo de significado parecido, por ejemplo vadere (marchar, ir, avanzar).
Así resultó que el presente del indicativo en latín era ego eo, y la gente empleó la expresión ego vado, que resultará después en el castellano yo voy. Esto se repite en muchas de las
formas del verbo, que cambia casi todas las letras y la sonoridad de las
palabras. Vemos que el verbo es ir, y
para la primera persona del singular se usa el presente yo voy, y el pasado yo fui.
Aquí vemos cómo las palabras fundamentales nacen del uso popular por un afán de
claridad y comprensión, sin imposiciones grupales y menos individuales.
Del
cuento nos quedan dos preguntas esenciales para la vida, que necesitan, más
allá de respuesta, comprender el sentido
de las palabras que usan. El lenguaje puede a veces confundir, otras veces engañar,
pero también puede abrirnos la puerta al misterio inmenso que vivimos.
Composición futurista Aleksandra Ekster (rusa, 1882-1949) |