Círculos de luz (arco iris cósmico) Otto Freundlich (alemán, 1878-1943) |
Un
viajero llegó ante el Maestro y le preguntó: “¿Dónde está Dios?”
El
viejo miró entre sus ropas, revisó los cajones, miró abajo de la alfombra y le
dijo al visitante: “¡Vaya asunto! Por más que mis ojos lo buscan por doquier…
no encuentro a Dios por aquí”.
–
¿Y eso que significa? Me temo que no lo entiendo.
–
Nada, nada, pero te pido que me ayudes a buscarlo. Porque si no encontramos a
Dios aquí, no creo que logremos encontrarlo en otro lugar.
¿Qué
queremos decir?
Metáforas y metamorfosis
Hedda Sterne
(rumana, 1910-2011)
Cuántas
cosas se dicen de Dios, cuántas no se dicen de Él, e infinito es el conjunto de
cosas que ignoramos de Dios. Por eso, en las distintas lenguas, hay una palabra
que lo designa, aunque sea de un modo impreciso, para buscarlo como hace el
Maestro en el cuento. En nuestra lengua, ¿de dónde viene la palabra Dios?
Proviene
del latín deus, idioma que se habló
en el Imperio Romano. Algunos la relacionan con el nombre del principal dios de
los griegos, Zeus, pero el origen
latino está por demás probado. Lo que sucede es que estos antiguos idiomas
toman sus respectivos términos de una misma raíz indoeuropea *dyeu-/*dyu-, que significa "luz
diurna", variante de la raíz indoeuropea *deiw-, que significa brillo, luz. Esta raíz hace referencia a la luz diurna y al brillo de
la luz, que en el fondo mental indoeuropeo se atribuye a los dioses. De aquí
surge también en latín el vocablo dies
-día, parte luminosa caracterizada por la luz solar y opuesto a noche- y el
nombre de la diosa Diana.
El
Imperio Romano tenía dos partes: la Occidental, dónde se hablaba latín, y la
parte Oriental hablaba en griego. En este último lado se tomó del idioma propio
el vocablo theos, nombre común que se daba a los dioses, de donde
derivan los términos ateo, teocentrismo,
teísta y palabras afines. Viene de una raíz indoeuropea diferente *dhēs- vinculada a los conceptos
religiosos o lo sagrado.
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán
William Blake
(inglés, 1757-1827)
Estas
sencillas notas etimológicas nos invitan a entrar en el contenido de la palabra
Dios, que es inabarcable por el ser humano. Por esta razón recurrimos a San
Francisco de Asís (1181-1226), un buscador de Dios, que nos aproxima, desde la
experiencia de alabanza, al tesoro de valor infinito que tenemos en Dios. Con
seguridad los hombres comparten estas iluminaciones, más allá de sus creencias
personales.
Tú eres santo, Señor Dios único,
que haces maravillas.
Tú eres fuerte, tú eres grande, tú
eres Altísimo.
Tú eres Rey omnipotente.
Tú eres Padre santo, Rey del cielo
y de la tierra.
Tú eres Trino y Uno, Señor Dios de
los dioses.
Tú eres el bien, todo el bien, el
sumo bien, Señor Dios vivo y verdadero.
Tú eres amor, tú eres caridad.
Tú eres sabiduría, tú eres humildad,
tú eres paciencia.
Tú eres belleza, tú eres seguridad,
tú eres paz.
Tú eres gozo y alegría, tú eres
nuestra esperanza.
Tú eres justicia, tú eres templanza,
tú eres toda nuestra riqueza.
Tú eres belleza, tú eres mansedumbre.
Tú eres protector, tú eres nuestro custodio
y defensor.
Tú eres fortaleza, tú eres refugio.
Tú eres nuestra esperanza, tú eres
nuestra fe.
Tú eres caridad, tú eres nuestra dulzura.
Tú eres nuestra Vida eterna, grande
y admirable Señor,
Dios Omnipotente, misericordioso
Salvador.