domingo, 10 de octubre de 2021

¿FÁCIL O DIFÍCIL?

Nostalgia
Endre Balint
(húngaro, 1914-1986)
Un Maestro vivía en familia, con su esposa y con su hija, y todos ellos eran reconocidos por su inmensa sabiduría.

 

En una ocasión, un peregrino llegó ante el Maestro y le preguntó: «Dime, el camino a la iluminación, ¿es fácil o difícil?», a lo cual el veterano respondió: «Es tan difícil como alcanzar la cima del Everest descalzo».

 

El hombre no quedó del todo conforme e interrogó de la misma forma a la esposa del Maestro y ella le respondió: «El camino a la iluminación es tan fácil como armar un avioncito de papel».

 

Antes de retirarse de ese lugar, el viajero decidió formular la misma pregunta a la hija, y ella le dijo: «Pues depende. Si lo quieres hacer difícil, es difícil. Pero si lo quieres hacer fácil, es fácil…».

 

 Los maestros de la vida

Una familia
Vera Nedkova
(búlgara, 1908-1996)

 

Los seres humanos vivimos la vida como una peregrinación por este mundo. A lo largo del recorrido no dejamos de aprender infinidad de cosas necesarias para sostenernos en el movimiento. Cuando pensamos en las dimensiones de lo aprendido, descubrimos que es tan inmenso que nos parece no tener límites. También son muchos los maestros, y para descubrirlos los simbolizamos con experiencias propias.

 

En el cuento, una familia de sabios manifiestan la dificultad o la facilidad con que vamos asimilando todo lo que muchos maestros nos transmiten en nuestra peregrinación. En el caso del padre tenemos la figura de autoridad: jefe, patrón, profesor, protector. También es una figura de trascendencia, de lo que queremos llegar a ser. Solo puede aceptarse con un amor recíproco de adulto. Por eso habla de lo difícil que es la iluminación.

 

Tetragramista II
Oswaldo Vigas
(venezolano, 1926-2014)

La madre se relaciona con el mar como también con la tierra, en el sentido que ambos son receptáculos y matrices de la vida. La madre es la seguridad del abrigo, del calor, de la ternura y el alimento. También tiene el riesgo de la opresión debido a la estrechez del medio y al ahogo por una prolongada sobreprotección. Pero la madre hace fácil todo, aún la muerte, pues es un retorno a la Tierra, a ella.

 

La hija es el símbolo de la protección inesperada, es aquella cuya pureza desinteresada viene a socorrer al hombre amenazado por las aguas. Recordemos a Moisés, el rescatado de las aguas por la hija del faraón, y así tantos relatos que pueblan las tradiciones. También la hija representa lo inconsciente individual que, al encontrarse con la conciencia, le brinda un fragmento de la memoria del mundo que ha recibido de su padre.

 

Esta hermosa familia de maestros manifiesta la innumerable cantidad de maestros que encontramos en nuestro camino, la mayoría de ellos tan sutiles y sencillos que raramente percibimos sus presencias. Quizás el mejor discipulado que podemos ejercer es el sincero agradecimiento a los que nos guían con generosidad, conocidos y desconocidos. Ellos nos hacen formar parte de la cadena de oro que vincula a los seres humanos en el camino hacia una Plenitud que esperamos.


La marcha de los triángulos
Ilka Gedo
(húngara, 1912-1985)