Entre las circunstancias favoritas de los cuentos se
encuentran los viajes. Suponemos que
esto se debe a que en toda la tradición humana la vida del hombre es
considerada como una travesía, un peregrinaje.
Al ser humano contemporáneo se lo llama a la vez homo sapiens y homo viator.
Sin título. Henri Micheaux (belga, 1899-1984) |
Tomamos un cuento
de viaje de la región conocida como el Magreb.
Es en el norte de África. “La inconstante opinión” es la versión de la
recopilación de cuentos sufis hecha por Guido Tavani, un antropólogo italiano
fallecido en 2003.
“En cierta oportunidad, Hasam y su
hijo emprendieron un viaje. Y dado que
el viaje era extenso, prefirió que su hijo viajara montado en el burro mientras
que él haría el trayecto a pie. Al pasar
por una aldea, alguien dijo:
- ¡Miren a ese niño joven y fuerte! Así es la
juventud de hoy en día. Ya no respeta a
los mayores. En lugar de cederle el burro a su padre, lo hace caminar bajo este
sol abrasador.
Cuando se alejaron, su hijo se
sintió muy avergonzado y le pidió a su padre que montara sobre el burro y el
niño caminaría a su lado.
A los pocos minutos, pasaron frente
a otra aldea y alguien dijo:
- ¡Miren eso!
Aquel pobre niño tiene que caminar mientras que su padre se encuentra
tan cómodo montado sobre el burro.
Luego de alejarse de esta última
aldea, Hasam le dijo a su hijo:
- Será mejor que ambos caminemos y así nadie
volverá a quejarse cuando nos vean pasar.
Así, continuaron su viaje, uno a
cada lado del burro. Pero, al pasar
frente a otra aldea, alguien dijo:
- ¡Miren a ese par de tontos! ¡Ambos caminan
bajo este sol ardiente y ninguno de ellos lo hace montado sobre el burro!
Cuando se alejaron, Hasam hizo
montar a su hijo en el lomo del burro y le dijo:
- Nunca te atengas a las opiniones de los
otros.”
Hefesto montado en burro. Alfarería griega (s. V a.C.) |
La reflexión de la
tradición.
Comenzaremos
por lo que dice la
tradición. Luego
desarrollaremos dos símbolos que están contenidos en el cuento, para ayudarnos
a descubrir más enseñanzas.
La
tradición sufí dice: “Este breve relato
muestra que la opinión de la mayoría no revela sabiduría alguna sino que
responde a los apetitos, inclinaciones y ánimo de las circunstancias. Sin embargo, algo tan cambiante e incierto es
adoptado por la mayoría como un criterio de corrección con arreglo al cual mide
y modela sus propios juicios. Por ello,
tal como le dijo Hasam a su hijo, no vale la pena atenerse a algo tan cambiante
e inestable como la opinión de los otros.
No permitas pues, que esta opinión
te desvíe del camino ni obres en consecuencia con ella.”
El animal de
transporte.
El burro es
casi universalmente el emblema de la oscuridad, y a veces de las tendencias
satánicas. Por ejemplo, en Egipto el
asno rojo es una de las entidades más peligrosas que encuentra el alma en su
viaje después de la
muerte. Se lo suele
asociar a una bestia escarlata que aparece en el libro del Apocalipsis.
Popularmente
el burro es asimilado a la
ignorancia. El arte
del Renacimiento ha pintado diversos estados anímicos feos con los rasgos del
asno. A veces ilustró el desaliento
espiritual, otras veces fue la pereza o la depresión moral. También significó la estupidez, la incompetencia. Dentro del marco
institucional, el burro simbolizó una obediencia tonta a la autoridad. Todos estos males, quedan
potenciados con el ser terco.
Entrada de Cristo en Jerusalén. Giotto di Bondone (italiano, 1267-1337) |
En la
tradición cristiana, hay dos situaciones que llaman la atención sobre esta
interpretación. La primera, es la
aparición del burro en la escena de la Navidad. La
segunda es cuando Jesús entra en Jerusalén montado en un jumento en la Fiesta
de Ramos.
En cuanto a
la Navidad, el burro aparece en contraposición con el buey, es decir, las
tendencias maléficas frente a las tendencias benéficas. Es la presentación de Cristo como resolviendo
los opuestos. El bien y el mal, la luz y la oscuridad, el cielo y la tierra, se
unen en alguien que supera todo, el príncipe de la paz.
Lo mismo sucede con la entrada en Jerusalén, es el
Redentor montado y dominando las fuerzas maléficas.
El dador de leyes
El segundo símbolo presente en
este cuento es la figura del padre. Este
símbolo, en nuestro tiempo, tiene mala reputación. Es una figura interpretada como inhibidora y,
en casos más extremos como castradora.
Tradicionalmente es el símbolo de la posesión, del dominio y del
valor. Representa toda figura de
autoridad: jefe, patrón, profesor, protector. Es el que dicta las leyes y funda
las instituciones de todo tipo.
En el
cuento sentimos que las opiniones de los pobladores van dirigidas especialmente
al padre, que no logra resolver el orden del viaje. La razón de este sentimiento crítico, propio
de nuestro tiempo, es porque se concibe el papel paternal como una influencia
que priva, limita, molesta y mantiene en la dependencia.
A
diferencia de lo que despierta en la mentalidad contemporánea, en los mitos de
los orígenes, el padre alcanza grandeza cultural. Su papel de creador se funde con la imagen
del cielo. En la tradición, como también para mucha gente de todos los tiempos,
la figura del padre despierta el sentimiento de una ausencia, una falta, que
sólo el autor de los días podrá colmar.
Se convierte en un ideal a alcanzar, en lo que queremos llegar a
ser.
Volviendo
al cuento, al mirar los símbolos nos encontramos con una nueva dimensión, junto
a la que propone la
tradición. Vemos al
ser humano que somos todos, caminando como hijos por la vida.
Las opiniones sobre el sentido de nuestro caminar son
inestables y cambiantes. Unos dicen que debemos dominar por completo a los
instintos oscuros, representados por el burro. Otros plantean que debemos dejar
que las autoridades hagan esta tarea.
Otros que debemos caminar con humildad, sabiendo que hay partes oscuras
en nuestra vida y no por eso dejar de andar.
Y es Hasam,
el padre del relato, que nos invita a escuchar sinceramente lo que nos dicte el
corazón, y a obrar en consecuencia, sin depender de las opiniones de los demás.
La feria de Simoca. Alfredo Gramajo Gutiérrez (argentino, 1893-1961) |