domingo, 19 de agosto de 2018

LA VIRTUD DE LA PACIENCIA

La paciencia
Georges Braque
(francés, 1882-1963)

 Un mandarín, a punto de asumir su primer puesto oficial, recibió la visita de un gran amigo que iba a despedirse de él.


 - Sobre todo, sé paciente – le recomendó su amigo – y de esa manera no tendrás dificultades en tus funciones.

El mandarín dijo que no lo olvidaría.

Su amigo le repitió tres veces la misma recomendación, y cada vez, el futuro magistrado le prometió seguir su consejo. Pero cuando, por cuarta vez, le hizo la misma advertencia, estalló:

- ¿Crees que soy un imbécil? ¡Ya van cuatro veces que me repites lo mismo!

- Ya ves que no es fácil ser paciente: lo único que he hecho ha sido repetir mi consejo dos veces más de lo conveniente y ya has montado en cólera – suspiró el amigo.


Una virtud divina
Paciencia
Sebald Beham
(alemán, 1500-1550)

         Muchas veces consideramos la paciencia como el soportar la acción que viene de otro. El cuento es un buen ejemplo, en el que el futuro mandarín tiene que aguantar el consejo de su amigo, quien repetidamente insiste en su aviso. Pero la verdad es que esa es una lectura superficial de la virtud de la paciencia.



         Buscando en el trasfondo del idioma, nos encontramos que el término paciente, viene del participio del verbo latino pati, patior, que significa sufrir. La palabra tiene dos significados, siendo el primero alguien que sufre de una enfermedad, y el segundo alguien que tiene paciencia calladamente, que no se irrita ante la acción del otro. La segunda acepción se aplica solamente si el paciente recibe serenamente la acción del agente, cosa que se logra si encuentra sentido en lo que le sucede o confía en el agente de la acción. Entonces, el paciente no reprime su sentir, sino que reacciona desde el entendimiento o la confianza.

         Desde la antigüedad se aplica al conocimiento humano una dupla similar a la del mandarín y su amigo. Dicen que para conocer tenemos un intelecto agente, que es el que capta las formas de las cosas a través de los sentidos. Y también tenemos un intelecto paciente el cual, al recibir la acción del agente, engendra la idea que nos hace comprender lo que estamos viendo, y así nace la forma interior o conocimiento. Por eso se dice que para conocer es necesario ser pacientes, ser conscientes de que estamos aprendiendo, y no irritarse fácilmente, como el mandarín.

         En las distintas culturas, la paciencia es una virtud divina. Entre los dioses griegos está Hestia, que luego será conocida como Vesta entre los romanos. Es una diosa del fuego que da vida y calor a los hogares. Evita estar en los conflictos tanto entre los dioses, como entre los dioses y los hombres. Aunque no aparece mucho en la mitología, es muy querida por todos los dioses y a ella se hacían las primeras ofrendas en la antigüedad por orden de Zeus, el principal de los dioses.
Isis adorando a Ra
(Viñeta del Libro
de los Muertos de Ani)
(ca. 1300 a.C.)

         En el mundo egipcio, Isis es la diosa de la paciencia, pues se dedica a reconstruir a su marido Osiris destrozado por Set, quien había diseminado el cuerpo de su hermano y adversario por todo el orbe conocido. Luego de encontrar cada parte con inmensa virtud, logra tener un hijo con su esposo reunido. Ese hijo será Horus, el vengador de su padre, simbolizado por un ojo, un signo muy popularizado en nuestro tiempo.

         Finalmente en la Biblia hay un relato con mucho humor, llamado Jonás, en el cual Dios muestra una infinita paciencia con el profeta rebelde que se niega a predicar en la ciudad de Nínive, a donde su Señor lo enviaba. Como Jonás se comportaba muy caprichosamente, Dios hace que un pez gigante se lo trague, y lo deposite suavemente en la orilla de la ciudad pecadora, que finalmente se convertirá por la predicación del profeta y salvará su existencia. Paciencia divina para con su enviado y con los habitantes de Nínive.

         El cuento es una invitación a la paciencia para con nuestros amigos que nos aconsejan y para con todos aquellos que nos quieren. Y también paciencia con nosotros mismos, con nuestras búsquedas, con nuestros aprendizajes, y con todo aquello que sucede en nuestro infinito mundo interior.

Sín título
Wu Guanzhong
(chino,  1919-2010)