El mendicante de Livorno
Amedeo
Modigliani
(italiano, 1884-1920) |
Una
mañana llegó a las puertas de la ciudad un mercader árabe y allí se encontró
con un pordiosero medio muerto de hambre. Sintió pena por él y le socorrió
dándole dos monedas de cobre.
Horas
más tarde, los dos hombres volvieron a coincidir cerca del mercado:
-
“¿Qué has hecho con las monedas que te he dado?”, preguntó el mercader.
-
“Con una de ellas me he comprado pan, para tener de qué vivir; con la otra me
he comprado una rosa, para tener por qué vivir…”
Ponerse
los pantalones
La
palabra pordiosero se forma con la expresión que usan los que piden ayuda: “¡por
Dios! ¡por Dios!”. Desde este término se nos abre un amplio mundo de sentidos
en el cuento que se presenta en esta ocasión. Los protagonistas, el mendigo y
el mercader sensible, nos invitan a mirar más allá en el gesto de compartir dos
monedas, para ingresar en el universo del espíritu.
Caridad Andrea di Nicoló di Giacomo (italiano, 1440-1514) |
El
mercader da una limosna, palabra que deriva de un término griego eleemosyne que significa piedad, compasión. El verbo en griego correspondiente: compadecerse, tener piedad de
alguien, está presente en una palabra griega panteleemon, que significa el
que se compadece de todos. De aquí nace la palabra pantalón. ¿Cómo llegó aplicarse la compasión a una prenda de
vestir? Fue gracias a los habitantes de Venecia que tenían una gran devoción
por san Pantaleón. Este santo, de origen turco, fue un médico martirizado en el
año 305 después de Cristo. San Pantaleón, venerado en todo el mundo por su gran
misericordia, especialmente con los enfermos, era representado con la
vestimenta típica que incluía un calzón largo. Esta prenda era característica
también de los venecianos y se la llamó pantalón, derivada del nombre del
santo. Recién después de la Revolución Francesa, cuando se empezó a usar el
calzón largo, se universalizo el nombre de pantalón en otras lenguas, como el
francés y el español.
Ahora
podemos decir que el mercader árabe del cuento se ha puesto los pantalones, se
compadece de todos. En su gesto muestra la profundidad qué debe tener la
auténtica compasión. Le entrega al pordiosero dos monedas, un número qué indica
nuestra situación en la vida, marcada por una constante dualidad. Junto a este
símbolo, manifiesta su respeto al mendigo al preguntarle por el uso que le
había dado a las monedas.
Pordiosero
Ilya Glazunov
(ruso, 1930-2017)
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Según
el pordiosero, la vida tiene dos necesidades: sostenimiento y sentido. El pan
es el símbolo del alimento esencial. Según las culturas, varían los cereales
con los que se lo fabrica, pero siempre conserva su sentido de representar a
toda comida. Que haya pan en todas las mesas expresa el deseo de que a nadie le
falte el sustento. En la oración de muchos labios a cada instante se repite
este pedido: Danos hoy nuestro pan de
cada día.
En
el cuento se dice que la rosa es para tener por qué vivir. Esta flor sirve de
referencia a la belleza de toda la realidad. Es una perfección, una realización
sin falta. Simboliza la copa de la vida, el alma, el corazón y el amor. En la
tradición cristiana es la copa que recibe la sangre redentora de Cristo, conocida en el medioevo como el santo Grial. En la literatura la rosa es
ofrecida por la mujer celestial a su devoto amante, mostrando lo sublime del
amor.
En
esta narración un activo mercader y un necesitado extremo nos indican que todo
hombre es capaz de sabiduría, que no depende de dónde sea cada uno o cuál sea su
condición humana. El cuento parece ser un bello comentario a aquella respuesta
que dio Jesús al Tentador que pretendía milagros sin reconocer la belleza de
cada ser humano: El hombre no vive solamente
de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. El amor al
prójimo es compartir bienes y sabiduría.
Experimentando con la sabiduría Samuel Bak (polaco, n. en 1933) |