domingo, 29 de septiembre de 2019

EL MONO QUE SALVÓ A UN PEZ

Abstracción: pescando
Alfred Henry Maurer
(norteamericano, 1868-1932)


- "¿Qué demonios estás haciendo?", le pregunté al mono cuando le vi sacar un pez del agua y colocarlo en la rama de un árbol.

- "Estoy salvándole de perecer ahogado", me respondió.


El medio en el que vivimos

El pez encierra muchos significados. Para no perdernos en ellos, contamos con las tradiciones y culturas de la humanidad. Cada una de ellas, con sus particularidades, es un camino que nos introduce a variados sentidos universales, para que podamos sumergirnos en el inabarcable misterio de la vida.
 
Mono
Fikret Mualla
(turco, 1903-1967)
Tomemos como ejemplo la tradición cristiana. En el Antiguo Testamento, uno de sus pilares, el pez no es apto para los sacrificios del templo pero sí es válido como alimento, lo que implica que era considerado un animal puro. La palabra pez en griego, ikhthys, para los cristianos es un ideograma, cuyas cinco letras griegas son las iniciales de otras tantas palabras a saber: Iesous, Khristos, Theou Uios, Soter, que en castellano significan: Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador. De ahí las numerosas representaciones del pez en los monumentos cristianos, que los creyentes de toda condición pueden interpretar.

Llama a la atención que en tiempos del cristianismo primitivo la gente pudiera entender ideogramas, a pesar de la escasa alfabetización en el sentido moderno del término. La formación de aquellas poblaciones era muy importante. Estaba concentrada en aspectos del alma humana, sabiendo que las dimensiones materiales son valiosas en la medida es que estén insertas en una espiritualidad. Los ritos religiosos, las festividades y celebraciones de todo tipo, las reuniones comunitarias, las catequesis y otras formas de iniciación en los misterios, todo brindaba a la gente herramientas para poder ingresar en los misterios.

En el mundo cristiano, como el mismo Cristo había comido pescado y lo había multiplicado junto al pan para alimentar una multitud, el pez se convirtió en un símbolo eucarístico. Otra relación es que el pez vive en el agua y los cristianos son sumergidos en el agua en el bautismo. Este simbolismo lleva a considerar al cristiano como un pececito, a imagen del propio Cristo.
 
Monos y pintura
Gabriel C. Ritter von Max
(checo, 1840-1915)
En las tradiciones el mono presenta aspectos positivos y también negativos. En el cuento se resaltan estos últimos. Es como una conciencia disipada, que va saltando de rama en rama, que no está concentrada, y es capaz de realizar acciones absurdas: sacar al pez del agua para que no se ahogue.

Si consideramos al pez del como símbolo del hombre, nuestra civilización es como el mono que saca al ser humano del medio en el cual puede vivir, es decir, de la espiritualidad, y lo pone en el árbol del miedo y del deseo. Las sociedades de nuestro tiempo están creídas que su única posibilidad de sobrevivencia está en el consumo desaforado y sus poderes mantienen a las poblaciones sometidas mediante el miedo.

Siempre contamos con la espiritualidad, que nunca nos faltará, pues es algo constitutivo de nuestra esencia. No seríamos seres humanos si no tuviésemos interioridad, aunque no le prestemos atención. Como el pez vive en el agua, que es lo que abunda en el mundo, del mismo modo estamos sumergidos en el espíritu, que anima la realidad.


Alegoría de la salvación
Wolf Huber
(austriaco, 1485-1553)