Niño indígena con tallos de maíz Diego Rivera (mexicano, 1886-1957) |
En una historia contemporánea pero cuya estructura es también antigua —historia que se cuenta en todos los centros psiquiátricos—, un hombre es internado porque se cree un grano de maíz. Un día lo dan por curado y sale. Un momento más tarde, el psiquiatra lo ve volver a toda prisa, aparentemente aterrado.
—¿Qué
le ocurre? —pregunta el doctor.
—Es
terrible —contesta el hombre—. Al salir me he encontrado con una gallina.
—¿Y?
—le dice el doctor—. ¡Ya sabe que no tiene nada que temer! ¡Que usted no es un
grano de maíz!
—Sí,
doctor, yo lo sé. Pero ¿la gallina también lo sabe?
Algo
del delirio
Gallina y pollitos Andrea Cherubini (italiano, 1833-1905) |
Muchas
son las funciones que desempeñan los locos en las civilizaciones. Un verdadero
sabio para la humanidad, el filósofo Platón (griego, c. 427-347 a. C.), dejaba
la siguiente enseñanza:
Cuando los pueblos han sido
víctimas de epidemias y de otros terribles azotes en castigo de un antiguo
crimen, el delirio, apoderándose de algunos mortales y llenándoles de espíritu
profético, los obligaban a buscar un remedio a estos males, y un refugio contra
la cólera divina con súplicas y ceremonias expiatorias. Al delirio se han
debido las purificaciones y los ritos misteriosos que preservaron de los males
presentes y futuros al hombre verdaderamente inspirado y animado de espíritu
profético, descubriéndole los medios de salvarse.
El
personaje del cuento parece menos importante que los delirantes mencionados en
el fragmento citado, pero expresa ciertos símbolos que nos llaman la atención.
Él cree que es un grano de maíz, lo que nos remite a la metáfora cristiana
invitándonos a ser un grano de trigo. Su error está en el hecho de no
comprender qué significa una metáfora, un símbolo. No está en nosotros el
juzgar sus capacidades sino en meditar en lo que su actitud significa, tal como
el filósofo griego nos enseña a mirar a los mortales traspasados por el
espíritu profético.
Las
antiguas culturas mexicanas consideraban que el maíz es expresión del sol, del
mundo y del hombre. De esta manera reunían en un símbolo los tres aspectos de
la realidad completa. En el sol veían el ámbito de lo divino, el mundo abarcaba
el universo y el hombre era puesto como mediador entre el cielo y la tierra.
Con esa visión de la realidad se construyeron civilizaciones y se elaboraron
religiones con ritos complejos y templos que aún deslumbran.
Oxomoco y Cipactonal (del Códice Borbónico) Anónimo azteca, 1562 |
El
grano de maíz como el de algunas plantas básicas para la alimentación del ser
humano, muestra la alternancia de la vida y la muerte, de la vida en el mundo
subterráneo y la vida a plena luz, de lo no manifestado y la manifestación. Los
granos son semillas que se entierran para que con su desaparición crezca una
nueva planta. Se comprende entonces que el protagonista tema ser comido por una
vulgar gallina.
Si
viviéramos en algunas de las variadas culturas africanas nos enteraríamos que
la gallina desempeña un papel de psicopompo, guía de las almas en algunos ritos
iniciaticos. Es el mismo rol que han cumplido los caballos en otras partes del
mundo como también aún lo hacen los perros en las modernas civilizaciones.
Escuchémonos
unos a otros porque todos, cuerdos o delirantes, tenemos algo muy importante
para decir.
Los tormentos de San Antonio Michelangelo Buonarotti (italiano, 1475-1564) |