domingo, 21 de junio de 2020

EL REY QUE ADIVINÓ SU FUTURO

 

El rey viejo
Georges Rouault
(francés, 1871-1958)

Un rey, que también era astrólogo, leyó en las estrellas que un día determinado y a una hora exacta caería sobre él una calamidad. Por eso se construyó una casa de roca sólida y puso afuera muchos guardias.


Un día, cuando estaba adentro, se dio cuenta de que aún podía ver la luz del día. Encontró una apertura que tapó para impedir que entrara la desgracia. Al cerrar esta puerta se convirtió en prisionero por sus propias manos.


Y, por esto, el rey murió.

 


Sabiduría antigua

Universo geocéntrico
(de Cronicas del mundo)
Hartmann Schedel
(alemán, 1440-1514)

Los astros influyen en nuestra vida. Todos sabemos de la importancia del sol, y también conocemos la influencia de la luna sobre las aguas del mar provocando las mareas. Por eso, para encontrar sentido para la existencia humana muchos hombres se dedicaron a buscar señales en el cielo, símbolos que les permitieran encontrar caminos en la inmensidad sin límites del vivir, sin perder la libertad interior.


         La tarea de investigar los cielos fue ardua. Llevó muchas generaciones entender los elementos más simples, para lo cual se fueron creando transmisiones de conocimiento, auténticas tradiciones que formaron organizaciones dedicadas al estudio de lo recibido y a la enseñanza de las nuevas generaciones. Durante siglos el estudio de los astros y las estrellas fue una tarea fundamental en las comunidades humanas. De ese estudio, ya en la Edad Moderna, surgieron dos disciplinas: la astronomía y la astrología.

 

Astrónomo
Johannes Vermeer
(neerlandés, 1632-1675)
    

        Algunos afirman que la astronomía es una verdadera ciencia mientras que la astrología es superstición. La historia contradice esta opinión mostrando que los poderes triunfantes en la humanidad, al igual que las corrientes de sabiduría y espiritualidad, tuvieron mucho respeto por el mensaje astral. Muchas civilizaciones de Oriente se constituyeron como reflejo de la actividad celeste. Otro ejemplo es la referencia astral que presentan los evangelios, a pesar de su austeridad narrativa.

 

El cuento nos acerca a un rey que se piensa astrólogo pero que en la práctica se muestra ignorante. Esta disciplina no es para adivinar el futuro, sino para entender algo del diseño del presente, que es lo que verdaderamente existe. La astrología no determina nada, muestra tendencias para poder caminar en la vida con generosidad hacia los demás, con la serenidad y la alegría que nos da estar en armonía con el universo, de forma de escapar a la cárcel del egocentrismo.

 

El rey se muere porque está encerrado en su propio egoísmo. En ningún momento atiende a su pueblo y ni siquiera cuida de sus leales guardianes. Como sucede a menudo con todos los que asumen algo de poder, se encierran en su propio interés, maltratan a sus súbditos a quienes deberían servir, y desoyen los mensajes que la sabiduría no deja de darles. La verdadera astrología nos hace salir de nuestro encierro para dejarnos iluminar por la armonía y la generosidad.


Planisferio copernicano
           Andreas Cellarius
           (alemán, 1596-1665)